Bitácora
Las democracias realmente representativas del tercer milenio deberán soportarse en el uso sistemático de la tecnología. Pero hay que querer.
La desafección política en España no es la única de los países democráticos del mundo. Sin embargo, la coincidencia de medidas extremadamente duras hacia la población debidas a los efectos de una crisis económica sin precedentes, combinada con los casos de corrupción hasta hoy impunes en casi todos los ámbitos de la política hacen que un pueblo se sienta como poco estafado y engañado por sus políticos.
No voy a entrar en cuestiones de legitimidad de los políticos que consiguen los votos prometiendo cosas que luego incumplen sistemáticamente "porque no queda otro remedio", pero sí de representatividad, porque lo que está claro es que quienes hacen eso incumplen de manera fehaciente los compromisos adquiridos con sus ciudadanos. Ese estilo de "democracia", del que apenas se ven unas pocas voces en contra en el ámbito político -puesto que es de hecho la práctica política habitual-, basado en los votos conseguidos de una manera poco clara y transparente (no me puedo creer que quienes ganan elecciones prometiendo cosas que saben que no podrán ser cumplidas, lo hacen de buena fe porque no sabían la "verdad" de la situación, porque entonces es que son muy malos políticos y en consecuencia poco preparados para llevar el timón de un país) requiere decisiones firmes en contra y acciones decididas en otras direcciones.
Sin embargo, muchas de estas situaciones tendrían hoy un remedio que no tenían simplemente hace unos años. Ese remedio si hay voluntad política vendría de la mano del uso de la tecnología. En estos tiempos que corren, ha tenido que ser el gobernador del estado de Rio Grande do Sul (Brasil) quien hable de una nueva democracia mucho más real donde las leyes podrían ser votadas directamente por los ciudadanos, donde los políticos podrían saber casi en tiempo real por qué los ciudadanos quieren o no algo. Pero sobretodo, una tecnología que da a los ciudadanos una oportunidad para redefinir la práctica del concepto de democracia.
Tengo que reconocer que como español me invade una especie de desesperanza de que nuestros políticos den pasos en ese sentido. Eso que se ha dado en llamar Gobierno Electrónico está más asociado a que presentemos nuestra declaración de impuestos a través de Internet que para que como ciudadano podamos participar en las decisiones que nos conciernen. Hoy se podría hacer un referéndum con un coste mínimo haciendo la consulta a través de nuestros móviles (nos dirán que si la seguridad, que si la suplantación de la personalidad, etc, etc pero es la misma que permite que usted maneje su banco). Hoy no hay nada que impida que sean los ciudadanos o conjuntos grandes de ciudadanos especializados en diversas materias los que fueran votantes de leyes asimismo muy especializadas en sus temas. No hay nada que impida que si no una población entera qué sé yo, 100.000 personas (por ejemplo) elegidas aleatoriamente votasen leyes de carácter general, menos especializadas. Qué duda cabe que si eso ocurriera, muchos de nuestros políticos se quedarían sin "su" empleo. Tendríamos quizás entonces gente mejor preparada, que propusiera leyes mejor hechas, mejor explicadas y más representativas y con la confianza de ser claramente apoyadas por una población. Todo eso podría hacerse con tecnología de hoy. Si, de hoy, no habría que hablar de muchos años por delante. Pero claro, hay que querer.
Termino comentando una propuesta desde un partido político en España para que se considere delito que alguien mienta en el parlamento sobre ciertas cuestiones. ¿Y como se podría evitar que un político mintiera directamente a los ciudadanos consiguiendo los votos en base a unas promesas que luego incumple sistemáticamente? Hay soluciones para todo y entra de nuevo la tecnología por en medio. Nada impide a un político prometer una serie cosas que forman su línea roja intraspasable, de manera que si luego las "circunstancias" le impiden cumplirlas quedase obligado a una consulta a los ciudadanos (o a una parte de ellos que se considerase representativa) y si dicha consulta no sale positiva para dicho político, quedase cesado de inmediato. En el fondo no es tan difícil. Esta y otras muchas propuestas. Y como dice el gobernador brasileño antes mencionado, si no se hace es porque no se quiere. La tecnología hoy ya lo permite. Y no entro en cuestiones muy tecnológicas porque en el fondo este tema tecnológicamente no es tan complicado.
¿Su implantación económica? Posiblemente menos de lo que cuesta una sola campaña electoral. Pero hay que querer. Luego, nuestros políticos se extrañan de que la desafección vaya con casi todos y no con unas ideas u otras. Pero la realidad es terca. Hoy un simple teléfono móvil sirve para informarnos antes que nadie de lo que ocurre al otro lado del mundo. O para convocar una manifestación. Es decir, la tecnología en general y los sistemas de información y comunicaciones en particular, deberán estar presentes en todo aquello que se está dando en llamar regeneración democrática. Porque este concepto es algo más que cambiar algunas pocas cosas para seguir con más de lo mismo. Cualquier cambio que no incluya mecanismos para que el ciudadano participe de verdad en la gestión de su país será seguir con unas poblaciones cada vez más apartadas de clases que toman decisiones completamente aparte de ellos. Eso me recuerda a formas de gobierno de hace muchos siglos…más de lo que cabría esperar del tercer milenio…
No voy a entrar en cuestiones de legitimidad de los políticos que consiguen los votos prometiendo cosas que luego incumplen sistemáticamente "porque no queda otro remedio", pero sí de representatividad, porque lo que está claro es que quienes hacen eso incumplen de manera fehaciente los compromisos adquiridos con sus ciudadanos. Ese estilo de "democracia", del que apenas se ven unas pocas voces en contra en el ámbito político -puesto que es de hecho la práctica política habitual-, basado en los votos conseguidos de una manera poco clara y transparente (no me puedo creer que quienes ganan elecciones prometiendo cosas que saben que no podrán ser cumplidas, lo hacen de buena fe porque no sabían la "verdad" de la situación, porque entonces es que son muy malos políticos y en consecuencia poco preparados para llevar el timón de un país) requiere decisiones firmes en contra y acciones decididas en otras direcciones.
Sin embargo, muchas de estas situaciones tendrían hoy un remedio que no tenían simplemente hace unos años. Ese remedio si hay voluntad política vendría de la mano del uso de la tecnología. En estos tiempos que corren, ha tenido que ser el gobernador del estado de Rio Grande do Sul (Brasil) quien hable de una nueva democracia mucho más real donde las leyes podrían ser votadas directamente por los ciudadanos, donde los políticos podrían saber casi en tiempo real por qué los ciudadanos quieren o no algo. Pero sobretodo, una tecnología que da a los ciudadanos una oportunidad para redefinir la práctica del concepto de democracia.
Tengo que reconocer que como español me invade una especie de desesperanza de que nuestros políticos den pasos en ese sentido. Eso que se ha dado en llamar Gobierno Electrónico está más asociado a que presentemos nuestra declaración de impuestos a través de Internet que para que como ciudadano podamos participar en las decisiones que nos conciernen. Hoy se podría hacer un referéndum con un coste mínimo haciendo la consulta a través de nuestros móviles (nos dirán que si la seguridad, que si la suplantación de la personalidad, etc, etc pero es la misma que permite que usted maneje su banco). Hoy no hay nada que impida que sean los ciudadanos o conjuntos grandes de ciudadanos especializados en diversas materias los que fueran votantes de leyes asimismo muy especializadas en sus temas. No hay nada que impida que si no una población entera qué sé yo, 100.000 personas (por ejemplo) elegidas aleatoriamente votasen leyes de carácter general, menos especializadas. Qué duda cabe que si eso ocurriera, muchos de nuestros políticos se quedarían sin "su" empleo. Tendríamos quizás entonces gente mejor preparada, que propusiera leyes mejor hechas, mejor explicadas y más representativas y con la confianza de ser claramente apoyadas por una población. Todo eso podría hacerse con tecnología de hoy. Si, de hoy, no habría que hablar de muchos años por delante. Pero claro, hay que querer.
Termino comentando una propuesta desde un partido político en España para que se considere delito que alguien mienta en el parlamento sobre ciertas cuestiones. ¿Y como se podría evitar que un político mintiera directamente a los ciudadanos consiguiendo los votos en base a unas promesas que luego incumple sistemáticamente? Hay soluciones para todo y entra de nuevo la tecnología por en medio. Nada impide a un político prometer una serie cosas que forman su línea roja intraspasable, de manera que si luego las "circunstancias" le impiden cumplirlas quedase obligado a una consulta a los ciudadanos (o a una parte de ellos que se considerase representativa) y si dicha consulta no sale positiva para dicho político, quedase cesado de inmediato. En el fondo no es tan difícil. Esta y otras muchas propuestas. Y como dice el gobernador brasileño antes mencionado, si no se hace es porque no se quiere. La tecnología hoy ya lo permite. Y no entro en cuestiones muy tecnológicas porque en el fondo este tema tecnológicamente no es tan complicado.
¿Su implantación económica? Posiblemente menos de lo que cuesta una sola campaña electoral. Pero hay que querer. Luego, nuestros políticos se extrañan de que la desafección vaya con casi todos y no con unas ideas u otras. Pero la realidad es terca. Hoy un simple teléfono móvil sirve para informarnos antes que nadie de lo que ocurre al otro lado del mundo. O para convocar una manifestación. Es decir, la tecnología en general y los sistemas de información y comunicaciones en particular, deberán estar presentes en todo aquello que se está dando en llamar regeneración democrática. Porque este concepto es algo más que cambiar algunas pocas cosas para seguir con más de lo mismo. Cualquier cambio que no incluya mecanismos para que el ciudadano participe de verdad en la gestión de su país será seguir con unas poblaciones cada vez más apartadas de clases que toman decisiones completamente aparte de ellos. Eso me recuerda a formas de gobierno de hace muchos siglos…más de lo que cabría esperar del tercer milenio…
Editado por
Jesús Cardeñosa
El Profesor Jesús Cardeñosa es Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, así como Master de Ingeniería del Conocimiento. Desde 1988 desarrolla su trabajo en el Departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, de la que en la actualidad es profesor titular y Director del Grupo de Validación y Aplicaciones Industriales. Desde1996 representa a la lengua española en el proyecto de la Universidad de las Naciones Unidas UNL (Universal Networking Language) para crear sistemas de soporte al multilingüismo en Internet. Miembro del Consejo Editorial de Tendencias21 desde sus orígenes, Jesús Cardeñosa forma en la actualidad un consorcio internacional con varios países de Latinoamérica para generar textos escolares en lenguas indígenas. Aparte de diversos proyectos nacionales e internacionales, su dedicación actual es impulsar la catedra UNESCO para utilizar tecnologias avanzadas en la generación de contenidos multilingües destinados a la educacion de comunidades indigenas.
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