Una mujer de 50 años es una belleza madura
que tiene huellas de lo mucho que ha vivido
Una mujer de 50 años es una fortaleza imbatible
defendida por la madurez alcanzada tras muchos combates
Una mujer de 50 años es un pecho pleno
y unas caderas redondeadas por el ejercicio de la maternidad
Una mujer de 50 años es un hogar acogedor
que se apronta para recibir a los nietos
Una mujer de 50 años es un arcón lleno de misterios
que nunca van a descifrarse,
regalos guardados para ser transmitidos en silencio
Una mujer de 50 años es una sacerdotisa
que celebra cada día, en el templo de su intimidad,
el ceremonial que nutre la vida propia y la de los suyos
Con la mirada anclada en la eternidad
Con el corazón latiendo junto a lo vivido
Con la comprensión y la aceptación que le serena
Con la paz del espíritu que le acompaña
Una mujer de 50 años se prepara
para seguir recibiendo los dones de la vida
15 de agosto de 2004