Querida hija: en este amanecer que tanto me motiva a sentir el amanecer humano, el amanecer que la aurora anuncia, quiero declarar que soy Mujer, con mayúscula sí, porque es tan grande el tamaño de nuestra Alma que necesita de la mitad de la humanidad para poderse poner de manifiesto.
En esta Aurora que despide la noche de los tiempos, la que oscureció el Alma femenina, ante la fragilidad del recién nacido humano que no soportaba la intensidad de la Luz Primigenia,
Desde esa luz de la alborada que hace eones se desprendió de aquel Universo creador, en busca de un seno materno desde donde proyectarse y fecundar nuevas formas de vida, y que sigue en el empeño de materializarse,
Desde esa energía de la mañana, que es expresión de una voluntad poderosa que insiste en su afán por ser reconocida y actualizada, en cada una de sus infinitas expresiones y a través de nosotras las mujeres,
Digo que:
No permitamos que la penumbra que anuncia, con formas fantasmagóricas, la realidad que nos envuelve, siga confundiendo por más tiempo nuestra verdadera identidad
Digo que:
Nacimos para ser y para crecer en nuestra propia naturaleza diferente, rica en matices, generosa en sus potencialidades.
Digo que:
Nacimos dotadas con los dones que emanan de los manantiales de la propia Vida, que nos engendró para proyectar más vida y más que vida
Digo que:
Esos dones son para ponerlos de manifiesto porque su poder creador nos grita desde nuestras entrañas
Digo que:
Rechacemos las formas, las ideologías y las creencias heredadas a lo largo de la historia evolutiva humana, para que hoy no nos confundan, posibilitando con ese acto mutar ese pasado que no tenía capacidad para vernos
Digo que:
No tenemos que renunciar a lo que somos en aras de leyes que alardean de progreso, de igualdad, de reconocimiento de la diferencia, cuando tales palabras no están inspiradas desde el espíritu sino que nos obligan a caer de nuevo en el vacío
Digo que:
Ya llegó la hora de lo femenino sin retóricas instrumentadoras de una realidad conveniente y ajena, aquellas retóricas que tratan de domesticar nuestro espíritu sometiéndolo a la mediocridad y a la ignorancia
Digo que:
Tomemos nuestra palabra. Nombremos el mundo y la creación de mundos desde nosotras, con un nuevo lenguaje
Y Digo que:
Mientras lo femenino no sea reconocido, la humanidad como especie no dará el salto evolutivo a que está llamada desde la conciencia profunda del Universo Creador