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Cuando todos los nietos de este Sistema Solar cierran sus ojitos, y sus cuerpos quedan quietecitos en sus camitas, las abuelas los visitan en sus cuartos para verlos dormir. Así, las abuelas descubren, que a pesar de que los niños están dormidos, sus espíritus revolotean, aún, por la habitación. Entonces ellas los sacan de paseo.
Todas las noches, la abuela Alicia se pone su traje azul, lleno de estrellas brillantes, y, también, entra en tu habitación para darte las buenas noches. Tú y Ada estáis dormidos, entonces, la abuela les toma de las manos y los lleva de paseo a visitar el cielo, a ver las estrellas de cerca.
Pasean entre todas ellas, y la abuela les enseña el nombre de algunas constelaciones, para que, cuando sean mayores y miren al cielo de noche, recuerden que por allí han paseado. Ellos, algún día, cuando también sean abuelo y abuela, llevarán de paseo a sus nietos.
Cada día, después de este paseo, van a visitar a una amiga que la abuela tiene en el planeta Venus, esa amiga se llama María. María tiene cuatro nietecitos, y también los lleva de paseo a contemplar las estrellas. Después, todos los niños y las dos abuelas, se dirigen a La Luna, donde se reúnen con todos los demás niñas y niños de la Vía Láctea y con sus abuelas.
En La Luna, las abuelas tienen un jardín. En ese jardín hay una linda casita, con una gran chimenea en un gran salón. Mientras unas abuelas hacen una sopa muy rica, otras cantan canciones, y algunas cuentan hermosos cuentos que hacen que los niños se sientan muy felices. De esta manera consiguen que el sueño de los niños sea poco a poco más profundo, hasta que de nuevo salga el Sol.
Cuando al día siguiente se despiertan, unos niños piensan que han soñado, otros preguntan por la abuela, y algunos no recuerdan nada, pero en sus hermosos corazones crece, cada noche, una linda flor del jardín de las abuelas, se sentirán alegres como unas campanillas y pedirán, constantemente, que les cuenten un cuento y que les canten canciones.
Son las formas que los niños tienen de recordar los paseos, que con las abuelas hacen por el Cielo, mientras duermen.
Todas las noches, la abuela Alicia se pone su traje azul, lleno de estrellas brillantes, y, también, entra en tu habitación para darte las buenas noches. Tú y Ada estáis dormidos, entonces, la abuela les toma de las manos y los lleva de paseo a visitar el cielo, a ver las estrellas de cerca.
Pasean entre todas ellas, y la abuela les enseña el nombre de algunas constelaciones, para que, cuando sean mayores y miren al cielo de noche, recuerden que por allí han paseado. Ellos, algún día, cuando también sean abuelo y abuela, llevarán de paseo a sus nietos.
Cada día, después de este paseo, van a visitar a una amiga que la abuela tiene en el planeta Venus, esa amiga se llama María. María tiene cuatro nietecitos, y también los lleva de paseo a contemplar las estrellas. Después, todos los niños y las dos abuelas, se dirigen a La Luna, donde se reúnen con todos los demás niñas y niños de la Vía Láctea y con sus abuelas.
En La Luna, las abuelas tienen un jardín. En ese jardín hay una linda casita, con una gran chimenea en un gran salón. Mientras unas abuelas hacen una sopa muy rica, otras cantan canciones, y algunas cuentan hermosos cuentos que hacen que los niños se sientan muy felices. De esta manera consiguen que el sueño de los niños sea poco a poco más profundo, hasta que de nuevo salga el Sol.
Cuando al día siguiente se despiertan, unos niños piensan que han soñado, otros preguntan por la abuela, y algunos no recuerdan nada, pero en sus hermosos corazones crece, cada noche, una linda flor del jardín de las abuelas, se sentirán alegres como unas campanillas y pedirán, constantemente, que les cuenten un cuento y que les canten canciones.
Son las formas que los niños tienen de recordar los paseos, que con las abuelas hacen por el Cielo, mientras duermen.
FIN