CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Imagen de la cubierta del libro en la comunicación de la semana pasada


Escribe Antonio Piñero
 
Empiezo hoy una miniserie de unas cuatro o cinco publicaciones destinadas a servir de apoyo a la aparición del Volumen VII de la mencionada colección. Comienzo con una visión de conjunto y con algunas definiciones y precisiones. Tomo las ideas de la presente miniserie de la gran Introducción a los siete volúmenes que dejó sin acabar el añorado Alejandro Diez Macho. Es volumen I fue editado por Miguel Pérez Fernández y María Ángeles Navarro.
 
Cuando hablamos de “apócrifos”, sobre todo en países de lengua hispana, y sospecho también que en Portugal y Brasil, muchas personas muestran un interés muy notable porque junto con el término “apócrifo” va unida la idea de que la Iglesia, sobre todo la católica, los ha declarado como tal, falsos, los ha perseguido, ha procurado destruirlos, etc. porque –piensan– en muchos de ellos se ocultaba la verdadera historia del cristianismo… y porque si se descubría… se acababa el negocio eclesiástico y la Iglesia se derrumbaría. Esto ocurre naturalmente más con los apócrifos del Nuevo Testamento… y mucho menos, o poco con los apócrifos de la Biblia hebrea, porque muchas personas ni siquiera saben que tales apócrifos existen y menos aún que son muy importantes.
 
Veremos que los temores y terrores de algunos, asociados con el ocultamiento de los apócrifos es un bulo. Sencillamente falso. Piénsese que en concreto los apócrifos del Antiguo Testamento en nomenclatura cristiana han sido conservados por los cristianos, no por los judíos, porque los cristianos intuyeron muy pronto que el contenido de tales libros judíos eran una “preparación al evangelio”: Dios había dispuesto la Biblia hebrea y su continuación, sus apócrifos, para que las mentes de los cristianos y el mundo entero se fueran preparando a las nuevas doctrinas. Y respecto los Apócrifos del Nuevo, piénsese que las principales ediciones de ellos provienen de miembros de la Iglesia. Así pues, respecto a los Apócrifos corren muchos bulos entre la gente.
 
Es importante aclarar los términos canónico y apócrifo, pues son muchas las obras de autores judíos y cristianos que, ya sea por su título o contenido, o por su presunto autor, han mostrado pretensiones de ser consideradas sagradas y de ingresar en el selecto grupo de “libros canónicos” o inspirados, pero no lo consiguieron.
 
Sin embargo, no por eso dejan de ser más que importantes los Apócrifos, pues los de la Biblia hebrea reflejan una teología y religiosidad que en muchos casos fue más determinante para el desarrollo del primer cristianismo que el Antiguo Testamento mismo, a pesar de su carácter de sagrado. Esta idea es el leitmotiv, el motivo dirigente o impulsante de este curso: su importancia. Además, los textos apócrifos de la Biblia hebrea son bastantes, unos 65 libros en total, pero no todo su contenido es importante, como es natural.
 
Comencemos por las definiciones. El término “apócrifo” o “literatura apócrifa” se comprende hoy día a partir del concepto opuesto: “libros o literatura canónica”. Un libro “canónico”, como sabemos de sobra, es el aceptado como sagrado por la Iglesia (o también por el judaísmo, si se habla de la Biblia hebrea). Entonces la definición es evidente: un apócrifo es un escrito no admitido en la lista de libros de la Biblia, aunque con pretensiones de estar en ella por su tema, género o pretensión de autoría… Finalmente el término “apócrifo” significa lo mismo que “falso”.
 
Sin embargo, para llegar a esta significación el vocablo “apócrifo” pasó por una serie de etapas. El vocablo aparece ya en Ireneo de Lyon (hacia el 180 d.C.), y deriva del griego apokrýptô, que significa “ocultar”. En principio, un libro “apócrifo” fue aquel que convenía mantener oculto por ser demasiado precioso, no apto para que cayera en manos profanas. También se designaban con el vocablo “apócrifo” los libros que procedían o contenían una enseñanza “secreta”, pero de ningún modo falsa. Así, ciertos filósofos de la antigüedad afirmaban que sus doctrinas procedían de libros secretos (en griego: apókrypha biblía) que venían del Oriente.
 
 
Esta acepción de apócrifo = a libro precioso o secreto, aparece como normal en escritores eclesiásticos cristianos de los primeros siglos, como Clemente de Alejandría (Stromata, o “Tapices” I 15,69,6). Rápidamente, sin embargo, y precisamente porque tales libros eran utilizados por grupos más o menos apartados de la Gran Iglesia, el vocablo apócrifo adquirió el sentido de “espurio” o “falso”. Así ya en el autor antes citado, Ireneo de Lyon, o Tertuliano (hacia el 200). A partir de tales escritores se ha generalizado esta acepción hasta hoy, olvidándose de que apócrifo tenía un sentido muy positivo al principio.
 
 
¿Cuáles son, o cómo se llaman tales apócrifos? Entre los apócrifos de la Biblia hebrea hay, en primer lugar, un bloque de salmos y oraciones: Salmos de Salomón; Oración del rey Manasés; Cinco salmos nuevos de David; Plegaria de José.
 
 
 En segundo, encontramos un buen número de escritos que complementan o reelaboran libros y temas conocidos por el Antiguo Testamento canónico: así, el libro de los Jubileos o Pequeño Génesis, llamado así porque expande algunos capítulos de este libro; también las Antigüedades Bíblicas del Pseudo Filón, que vuelve a contar la historia sagrada desde Adán hasta David; la Vida de Adán y Eva, que gira en torno al capítulo 3 del Génesis: el pecado de Adán; los Paralipómenos o “restos” de Jeremías sobre la historia en torno a Jerusalén y el exilio; libros 3º y 4º de los Macabeos, sobre la historia del levantamiento judío contra la helenización de Israel; la Novela de José y Asenet, sobre la conversión al judaísmo.
 
 
Nos ha llegado también un ciclo completo con profecías de Henoc, “el séptimo varón después de Adán”, que se compone, a su vez, de diversas obras transmitidas en lengua etíope, antiguo eslavo o hebreo, y que se denominan Libros 1º, 2º, 3º de Henoc.
 
 
 Hay también un gran bloque de apocalipsis o revelaciones, en especial sobre el inminente fin de los tiempos como el Libro 4º de Esdras; los Apocalipsis sirio de Baruc, discípulo de Jeremías; los Apocalipsis de Elías, Adán, Abrahán, Ezequiel, Sofonías, etc.
 
 
Hay otro grupo que se denomina hoy literatura de “testamentos”, porque todos sus componentes se acomodan, más o menos, a un cierto tipo de género literario ya conocido desde el Génesis, a saber: una gran figura religiosa reúne a sus descendientes a la hora de su muerte, que conoce por revelación divina, les cuenta los hechos más importantes de su vida, les orienta sobre el modo recto de proceder, les exhorta a cumplir los mandamientos de la Ley y termina con algunas predicciones sobre el futuro. Los más importantes de estos “testamentos” son los de los XII Patriarcas, hijos de Jacob; el Testamento de Job, y el Testamento de Salomón. Poseemos también los Testamen­tos de Moisés y Adán.
 
 
Otro grupo importante es la literatura sapiencial que quiere decir que su contenido trata de la sabiduría, de consejos, máximas, y breves orientaciones destinadas a exhortar sobre todo a vivir conforme a la razón y al cumplimiento de la ley de Moisés: el libro de Ajicar y las Sentencias y proverbios del Pseudo-Focílides
 
 
Existe también dentro un bloque misceláneo de apócrifos que agrupa obras muy variadas: desde fragmentos de un autor trágico judío, Ezequiel, que escribió, entre otras obras, una tragedia sobre el éxodo, hasta fragmentos casi perdidos de una historia de Eldad y Modad, pasando por los famosos Oráculos Sibilinos, o los del profeta persa Histaspes, es decir restos de antiguas profecías paganas reelaboradas por judíos y, luego, por cristianos.
 
 
En conjunto la mayoría de las obras se encuadran dentro de la escatología apocalíptica judía, es decir, sabiduría revelada sobre el fin del mundo.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
Martes, 23 de Julio 2024
Volumen VII de la colección Apócrifos del Antiguo Testamento (II)

 
Escribe Antonio Piñero
 
Queridos amigos: para ulterior información os presento la lista de los índices del volumen VII:
 
1. Autores antiguos cristianos
 
2. Autores antiguos paganos
 
3. Autores modernos
 
4. Palabras hebreas y arameas
 
5. Palabras latinas
 
6. Palabras griegas
 
7.  Citas del Antiguo Testamento
 
8. Citas del Nuevo Testamento
 
9. Citas de los Apócrifos del Antiguo Testamento
 
10. Citas de los Apócrifos del Nuevo Testamento
 
11. Citas de la Literatura rabínica
 
12. Citas del Corán
 
13. Citas de autores antiguos judíos
 
14. Citas de los Manuscritos del Mar Muerto
 
15. Índice analítico de materias
 
Los primeros 14 índices van desde la página 515 a la 684. El índice analítico de materias, con la reproducción de la frase citada en caso, va desde la página 685 a la 921.
 
Como ya dije, no conozco ninguna edición en el mundo que tenga tan copiosos índices, ni mucho menos.
 
En las próximas entregas escribiré sobre el interesante tema, creo,  “La apocalíptica judía como matriz parcial de la teología cristiana.  La literatura apócrifa de la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento”
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
Martes, 16 de Julio 2024
Volumen VII  y último de la colección Apócrifos del Antiguo Testamento

 
Escribe Antonio Piñero
 
Por fin, tras muchos años,  acaba de ver la luz este libro, esperado por muchísimos lectores. Desde la aparición del volumen VI en 2009 hasta el momento actual han pasado muchos años, pero este retraso no se debe a otra razón que a las ocupaciones múltiples de los autores y sobre todo del editor literario, que soy yo. Así que asumo la responsabilidad de este retraso. En parte se debe y sobre a la laboriosidad y complejidad de la elaboración de los múltiples índices.
 
 
El presente volumen cierra la edición española de los “Apócrifos del Antiguo Testamento”, un conjunto compuesto por cerca de 70 obras más una extensa Introducción general con los índices de os siete volúmenes, índices que ocupan 400 páginas a tres columnas (los 14 primeros índices a tres columnas van desde la página 517 a la 683; y el incide analítico de materias va desde la página 695 a la p. 921.
 
Esta literatura apócrifa pertenece a la producción teológica e histórica judía de la época del “Segundo Templo”, en concreto desde el año 300 a. C. hasta el 100 d. C. Un equipo de casi 25 profesores de universidad han sido los traductores al español de los textos desde las diferentes lenguas en las que se han transmitido en los manuscritos, conservados en diferentes bibliotecas e instituciones de Europa, África y América: latín, griego, hebreo, arameo, siríaco, copto, eslavo antiguo y etíope clásico.
 
 
La importancia de estas obras apócrifas es inmensa para la comprensión del Nuevo Testamento, en especial de su teología apocalíptica. En la época de Jesús de Nazaret,  la Biblia hebrea, transmitida también en versiones griegas y arameas, era entendida por el pueblo de Israel y sus doctores de la Ley no solo en sí misma sino a través de estos escritos apócrifos que complementaban y ampliaban la teología de su Biblia.
 
Los apócrifos del Antiguo Testamento son absolutamente fundamentales para la comprensión del Nuevo Testamento, especialmente en los ámbitos  de la idea de Dios, de los ángeles y demonios, de la escatología, de la concepción del mesías y de la  apocalíptica en general.
 
 
La presente edición es la única en lengua española elaborada según criterios de la interpretación científica universitaria.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
Martes, 9 de Julio 2024


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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