CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero



Hoy escribe Antonio Piñero


Hoy nos preguntamos: ¿cuál pudo ser el transfondo del Antiguo Testamento que ayudó a plasmar la leyenda de los magos?


En este apartado partimos del supuesto de que entre los judíos piadosos de la época de Jesús existía la comprobable costumbre literaria –tenemos obras abundantes- de dar cuerpo a una noción teológica que se desea destacar inventando historias que tenían como personajes figuras importantes del Antiguo Testamento. La mayoría de las obras que hoy denominado como “Apócrifos del Antiguo Testamento”, cuya teología es como la prolongación de la Biblia, se plasman literariamente fingiendo algo, un testamento, una hazaña, un discurso, una historieta de un personaje bíblico, encarnándolas en personajes del pasado: Adán, Eva, Abrahán, Moisés, los Doce Patriarcas, etc.

Una mentalidad de esta clase pudo muy bien componer toda la historia de los magos a base de figuras inspiradas en el Antiguo Testamento para dar cuerpo a la idea de que Jesús era el mesías, el hijo de Dios, y que fue anunciado por la naturaleza a unos paganos, que respondieron positivamente a la llamada. Tales paganos eran como el adelanto de lo que más tarde iba a ocurrir: mientras que los judíos se resistían a creer que Jesús era el mesías verdadero, los paganos –en la época del evangelista Mateo- se convertían en masa a esa fe.

Estudios muy concienzudos, que comparan el texto de Mateo con la Biblia, tanto la hebrea, como la traducción al griego llamada de los Setenta, que analizan el vocabulario del mismo Mateo y el vocabulario bíblico, y que estudian las tradiciones de uno y otra, han llegado a la conclusión de que la narración sobre los magos se inspira en la historia del profeta y mago pagano Balaán -relatada en el libro de los Números capítulos 23-24-, un personaje que no era israelita, que podía predecir el futuro y practicaba la magia, que venía del Oriente y que en parte predijo la venida del mesías.

En efecto, Balaán fue llamado por un rey enemigo de Israel para que lo maldijera antes de una batalla decisiva. Aunque el monarca le pagó muy bien, Balaán hizo justamente lo contrario de lo que se le pedía: reconoció la grandeza de Israel y por inspiración divina acabó bendiciéndolo y proclamando que el pueblo elegido regiría finalmente el mundo, porque en su seno nacería un rey que acabaría controlando a todas las naciones.

La parte más interesante del oráculo de Balaán dice así:

“Lo veo, pero no es ahora; lo contemplo, pero no será pronto. Avanza la estrella de Jacob y sube el cetro de Israel”.

Este oráculo fue considerado mesiánico por los judíos desde muy pronto. En época de Jesús, un poco después, durante la Segunda Revuelta judía, del 130-135, durante el emperador Adriano, el jefe espiritual del judaísmo del momento, el Rabí Aquiba, proclamó mesías al jefe de la revuelta, por lo que fue conocido popularmente como Bar Kokebá, “Hijo de la estrella”. “Por tanto, junto a las semejanzas de título (mago), de origen (viene del Oriente) y de función (anunciar al mesías), entre el mago Balaán y los magos del Evangelio de Mateo, tenemos la semejanza de que Balaán predijo que aparecería una estrella como símbolo de ese mesías” (Brown, p. 195). Y como los cristianos tenían el convencimiento profundo de que todo el Antiguo Testamento era una profecía de Jesús, que éste era el cumplimiento de la antigua Alianza…, Mateo –o el cristiano que lo hubiese reflexionado antes- tenía todos los elementos en su mano para componer una historia…, pero teológica.

Naturalmente, para que una narración del Antiguo Testamento sirva de trasfondo a un relato judío posterior, y en concreto del Nuevo Testamento, que es todo judío, no es necesario que el autor posterior, cristiano, copie absolutamente todo de su fuente de inspiración. Hay y debe haber variantes, según la intención del nuevo autor. Por ejemplo, en Mateo, la estrella guía a los magos hasta la casa del mesías. Esto no aparece en el oráculo de Balaán, pero conociendo a Mateo y cómo emplea la Escritura para ilustrar la vida de Jesús, es muy probable que tengamos aquí otro motivo bíblico: una alusión a la peregrinación de Israel por el desierto; en ella una luz brillaba de noche y guiaba a Israel yendo por delante.

Para Mateo, esta luz/estrella guía ahora no ya a un Israel infiel al mesías, sino a los paganos. Y es probable también que los magos desempeñen en la narración de Mateo el papel de personajes positivos que contrapesan la maldad de los negativos: Herodes, más los sacerdotes y escribas.

Además, como indicamos, los ecos del relato de Balaán recordarían al lector familiarizado con la Biblia y con otros autores contemporáneos judíos, que empleaban la misma técnica de Mateo –ilustrar una idea por medio de alusiones a paralelos bíblicos-, que Dios había revelado ya en la Biblia antigua su plan salvador para los paganos. Probablemente, pues, Mateo, muy judío, explicaba la presencia de creyentes gentiles en su comunidad de seguidores de Jesús por medio de profecías al respecto del Antiguo Testamento… y ésta era una: esta presencia no era el resultado de un simple fracaso del plan de sobre Israel; era la continuidad y cumplimiento de un antiguo plan de salvación dirigido a ellos, simbolizados en los magos, que se realizaría a través del mesías, cuyo nacimiento estaba él entonces contando.

Además de Balaán pudo influir en la formación de esta narración la historia de Moisés.

En efecto, el nacimiento de uno y otro –Jesús y Moisés- fue maravilloso, y ambos escapan de las acechanzas de un faraón/ monarca malvado. Ambos conducen a Israel a la salvación; en el Evangelio de Mateo Jesús es presentado como el nuevo Moisés, que en el Sermón de la Montaña, reinterpreta la ley antigua y la hace nueva. Pues bien, sabemos por el historiador Flavio Josefo (Antigüedades II 9, 2 n. 205) que los rabinos de su época interpretaban el relato del libro del Éxodo sosteniendo que los consejeros del faraón, que eran magos y hechiceros, habían sabido (por inspiración del diablo naturalmente) que iba a nacer el futuro Moisés, y aconsejaron al monarca matarlo.

Así pues, además del libro de los Números se ofrecía a Mateo la interpretación moderna judía moderna de la historia del Éxodo: “Unos magos dotados de conocimientos ocultos aconsejaron al faraón en contra de Moisés. El Herodes de Mateo también es avisado por unos magos; pero éstos son como el mago Balaán, son buenos y llega desde el Oriente para desbaratar los designios del rey sobre Jesús” (R. E. Brown, El nacimiento del mesías, p. 194).

Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com

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En el otro blog de Religiondigital el tema es:

“Andrés de Betsaida en la literatura ap´crifa. El resumen de Gregorio de Tours (VIII)”

Saludos de nuevo

Lunes, 18 de Enero 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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