Los lectores que se acercan a este blog conocen mi opinión positiva sobre el Marketing Electoral y sobre el Marketing Político, ya que considero que son elementos básicos para hacer más transparente el mercado al que se dirigen. En teoría, permiten conocer mejor a los candidatos, a sus programas, a sus objetivos y a todo aquello que posibilite que el potencial votante pueda ejercer su derecho con toda la información disponible.
No obstante, muchas veces, los éxitos de las campañas de Marketing hacen que el elector desconozca o desprecie características de los elegidos que, en situaciones de crisis, por ejemplo, los descalifiquen como auténticos gestores. Es, sin duda, el punto débil del Marketing Electoral.
Sucede con esta faceta del Marketing, el Marketing Político, lo mismo que con el Marketing Comercial en donde una buena campaña puede hacer que un mal producto sea adquirido por una importante cuota del mercado.
La ventaja, en este caso, es que el producto será rechazado en la próxima ocasión y no volverá a ser comprado. Esta experiencia es bastante habitual y tenemos múltiples ejemplos de ello en la literatura publicada al efecto. La Americam Marketing Association, la prestigiosa AMA, indica diferentes casos de exitosas campañas de Marketing Comercial aplicadas a productos cuya vida es tan sumamente corta que implica su rápida muerte y la de la empresa patrocinadora.
Volviendo al Marketing Electoral, ocurre lo mismo. La mayoría de las campañas enfatizan determinadas características de los candidatos y ocultan otras, quizás más importantes de cara al futuro.
Unas sociedades constituidas por electores desmemoriados, obnubilados y adormecidos por las nuevas tecnologías y por la eficacia de unos magníficos gestores de medios de comunicación, dan lugar a una colectiva carencia de crítica que implica la aceptación de unos líderes que están, muchas veces, carentes de las principales cualidades que, en teoría, aquellos compraron durante la campaña electoral.
Y esto suele perdurar, si no sucede nada extraordinariamente negativo como para obligarnos a salir del cómodo sopor y hacernos reaccionar, muchas veces sin posible solución, hasta pasados los años en los que hemos dado “carta blanca” al elegido.
Sin embargo, puede ocurrir, de forma inesperada o no, que surja una crisis, parcial o de caracteres “bíblicos” como dicen ahora, que ponga en entredicho la capacidad gestora del líder y de su equipo.
Y esto mismo está sucediendo, a nivel mundial, en estos momentos. Una inesperada, o no, pandemia provocada por el coronavirus, el COVID19, está poniendo en cuarentena, también, las dotes de gestión de muchos líderes elegidos, mayoritariamente, tras exitosas campañas de Marketing Electoral.
Estos líderes se encuentran ofuscados; no saben cómo actuar y delegan, mal, en otros “profesionales” que tampoco han tenido experiencia ninguna en gestionar organizaciones y, mucho menos, situaciones de crisis.
Y aquí viene el problema: hemos comprado un magnífico y precioso producto que, al quitarle el envase y empezar a utilizarlo, vemos que no nos sirve para las principales funciones por las que le habíamos adquirido. Y ¿qué hacer?: muy sencillo. Si no nos admiten la devolución, en nuestro caso la voluntaria o forzada dimisión, aguantarnos hasta el final y rezar para que la crisis no se lleve por delante a demasiados ciudadanos y a demasiadas empresas.
De todas estas situaciones críticas hay que obtener algunas lecciones fundamentales: El Marketing Electoral es originalmente bueno, pero deja de serlo si sólo sirve para engañar al elector; el elector está obligado a implicarse mucho más en el proceso electoral, analizando las características del candidato y leyendo los programas electorales, así como exigiendo su cumplimiento; la ciudadanía unida debe exigir dimisiones y responsabilidades a aquellos dirigentes que no sean óptimos para gestionar.
Si no establecemos estas “barreras de contención” estaremos abocados a situaciones, como la actual, que nos pueden conducir a una más que segura desestabilización social y económica de desconocidos resultados.
Editado por
Javier Barranco Saiz
Licenciado en Ciencias Físicas y en Gestión Comercial y Marketing (ESIC), Javier Barranco Saiz es asimismo Master en Recursos Humanos (Instituto de Empresa). Su trayectoria profesional ha transcurrido en Orgemer Consultoría como Jefe de Investigación de Mercados y en el Grupo Telefónica como responsable en las siguientes áreas: División de Informática (Servicio de Marketing), Recursos Humanos (Estudios, Selección de Personal, Organización y Planificación), Relaciones Institucionales (Gestión Económica) y Fundación Telefónica (Gestión Económica, Marketing Social,Proyectos Sociales y Culturales,Voluntariado Empresarial). Actualmente Javier Barranco es Socio Director de Abalon Consultoría de Marketing. Ha sido profesor en los MBAs de Marketing y Recursos Humanos del Instituto de Empresa y de la Escuela Superior de Estudios de Marketing, ESEM. Ha publicado en Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, los siguientes libros:"Tecnicas de Marketing Político","Planificación Estratégica de Recursos Humanos","Marketing Interno","Marketing Político"(2ª Edición) y "Marketing Social Corporativo". Además ha publicado artículos en" Capital Humano","Marketing y Ventas para Directivos","Revista T". Es asimismo miembro de de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado, Marketing y Opinión) y de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas).
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