Edgar Morin: homenaje al maestro.
Encuentro FISEC
COMPLEJIDAD, CULTURA Y ESTRATEGIA
Conversaciones con Edgar Morin sobre la Nueva Teoría Estratégica
Antonio Matiello*
Qué decir de un hombre que apenas cumplidos 15 años comparecia en su primer mitin, solidario como era de la lucha de los anarquistas catalanes? Un hombre que pocos años después militaba en las hileras del Partido Comunista Francés y, como no era suficiente, luchaba en la resistencia contra la ocupación nazi en Francia? Un hombre que más tarde, ya un estudioso de fama, vería al ser humano como el “fenómeno total”?.
Ironía de las ironías, terminada la guerra, Edgar Morín se encarga de editar un periódico para los prisioneros alemanes y luego va a vivir a Berlín, donde escribe “El año cero en Alemania”, su primer libro. La guerra, la paz, sus verdades y mentiras involucradas; la etnología, la cibernética, la psicología, la sociología. Todo le interesa sobremanera, como un extraterreno recién llegado al planeta, hambriento de todo que esté relacionado…a todo!.
Es comprensible que un pensador tan abierto a las más diversas y distintas tendencias filosóficas, científicas y deterministas hubiera desarrollado la teoría del pensamiento complejo. No para reducirlas o polarizarlas, sino para mejor comprender la complejidad del mundo y de la vida, siempre conciente de la fuerza de la emoción.
Esa percepción casi poética ha sido precisamente uno de los diferenciales de su pensamiento, que lo hacen uno de los más destacados filósofos del Siglo XX. Cuando nos preparamos para leer un texto que nos parece por demás técnico y “complejo”, Morín nos brinda con una aportación humana, emotiva, espirituosa del tema, sin, claro, olvidar el aspecto técnico y por veces intrincado.
La vida humana para el pensador francés ha generado un nuevo logos, una nueva ontología. “La vida es un sistema organizado pero también un hecho histórico”, dijo el en el “Jornal de la California”. En sus reflexiones se siente la “emergencia de la vida” como un “acontecimiento único”.
La vida es tensa, la vida es tensión, la vida tensiona y perturba su entorno. Agotado, el espacio social – el ecosistema, el ambiente, por fin, el mundo – acusa el golpe y se desorganiza, se pone ilógico, adentra el caos. La complejidad, la suprema comprensión, nos rescata de las dificultades confesas en solucionar nuestros problemas.
La etología explota nuestra adaptabilidad al mundo afuera y nos hace señores de nuestros días. Ya tenemos con que juzgar para mejor elegir caminos, posturas, decisiones. En ese proceso, debemos mucho al trabajo de Morín. Sus investigaciones y reflexiones son hilos conductores de las estrategias que adoptamos. Sería eso la capacidad humana de “adherencia vital”?.
Adheridos, nos adaptamos. Adaptados, interpretamos lo que se pasa en la calle. Pero para efectivamente comprenderlo Morín nos coloca que “el corazón del misterio está en nosotros; no la llave”. Y así, en otra paradoja, nos entrega la llave, más una. Pero, de nuevo, nuestro abordaje del mundo es impreciso, caótico – dialógico.
“El mundo occidental ha inventado un modelo prometeico de dominación, de conquista de la naturaleza, que aparta cualquiera idea de sabiduría” nos dice el filósofo al hablar del amor, de la poesía y la sabiduría. En otro texto Morín, circular, propone la ecología de la acción como premisa para la etología de la acción.
Pero aquí la consciencia ecológica no es más que posicionamiento estratégico de supervivencia. No por casualidad, ese pensamiento está en “El método”. Accionar sí, sino con racionalidad, más bien con maduración. Si para Bataille la locura ha engendrado la racionalidad, Morín la ve “biodegradable”, como las verdades científicas, temporales, mortales.
Por lo tanto regresamos, circulares como el, al principio: qué decir de la mente capaz de toda esa obra? Después de más de setenta años de producción intelectual, de más de sesenta libros, más de cuarenta cargos y funciones, once condecoraciones y títulos de Doctor Honoris Causa en quince universidades del mundo occidental? El teórico de las grandes disyunciones, que ha costurado el tejido del complexus? Un fenómeno total.
* Periodista, presidente del Capítulo Brasileño de FISEC
Qué decir de un hombre que apenas cumplidos 15 años comparecia en su primer mitin, solidario como era de la lucha de los anarquistas catalanes? Un hombre que pocos años después militaba en las hileras del Partido Comunista Francés y, como no era suficiente, luchaba en la resistencia contra la ocupación nazi en Francia? Un hombre que más tarde, ya un estudioso de fama, vería al ser humano como el “fenómeno total”?.
Ironía de las ironías, terminada la guerra, Edgar Morín se encarga de editar un periódico para los prisioneros alemanes y luego va a vivir a Berlín, donde escribe “El año cero en Alemania”, su primer libro. La guerra, la paz, sus verdades y mentiras involucradas; la etnología, la cibernética, la psicología, la sociología. Todo le interesa sobremanera, como un extraterreno recién llegado al planeta, hambriento de todo que esté relacionado…a todo!.
Es comprensible que un pensador tan abierto a las más diversas y distintas tendencias filosóficas, científicas y deterministas hubiera desarrollado la teoría del pensamiento complejo. No para reducirlas o polarizarlas, sino para mejor comprender la complejidad del mundo y de la vida, siempre conciente de la fuerza de la emoción.
Esa percepción casi poética ha sido precisamente uno de los diferenciales de su pensamiento, que lo hacen uno de los más destacados filósofos del Siglo XX. Cuando nos preparamos para leer un texto que nos parece por demás técnico y “complejo”, Morín nos brinda con una aportación humana, emotiva, espirituosa del tema, sin, claro, olvidar el aspecto técnico y por veces intrincado.
La vida humana para el pensador francés ha generado un nuevo logos, una nueva ontología. “La vida es un sistema organizado pero también un hecho histórico”, dijo el en el “Jornal de la California”. En sus reflexiones se siente la “emergencia de la vida” como un “acontecimiento único”.
La vida es tensa, la vida es tensión, la vida tensiona y perturba su entorno. Agotado, el espacio social – el ecosistema, el ambiente, por fin, el mundo – acusa el golpe y se desorganiza, se pone ilógico, adentra el caos. La complejidad, la suprema comprensión, nos rescata de las dificultades confesas en solucionar nuestros problemas.
La etología explota nuestra adaptabilidad al mundo afuera y nos hace señores de nuestros días. Ya tenemos con que juzgar para mejor elegir caminos, posturas, decisiones. En ese proceso, debemos mucho al trabajo de Morín. Sus investigaciones y reflexiones son hilos conductores de las estrategias que adoptamos. Sería eso la capacidad humana de “adherencia vital”?.
Adheridos, nos adaptamos. Adaptados, interpretamos lo que se pasa en la calle. Pero para efectivamente comprenderlo Morín nos coloca que “el corazón del misterio está en nosotros; no la llave”. Y así, en otra paradoja, nos entrega la llave, más una. Pero, de nuevo, nuestro abordaje del mundo es impreciso, caótico – dialógico.
“El mundo occidental ha inventado un modelo prometeico de dominación, de conquista de la naturaleza, que aparta cualquiera idea de sabiduría” nos dice el filósofo al hablar del amor, de la poesía y la sabiduría. En otro texto Morín, circular, propone la ecología de la acción como premisa para la etología de la acción.
Pero aquí la consciencia ecológica no es más que posicionamiento estratégico de supervivencia. No por casualidad, ese pensamiento está en “El método”. Accionar sí, sino con racionalidad, más bien con maduración. Si para Bataille la locura ha engendrado la racionalidad, Morín la ve “biodegradable”, como las verdades científicas, temporales, mortales.
Por lo tanto regresamos, circulares como el, al principio: qué decir de la mente capaz de toda esa obra? Después de más de setenta años de producción intelectual, de más de sesenta libros, más de cuarenta cargos y funciones, once condecoraciones y títulos de Doctor Honoris Causa en quince universidades del mundo occidental? El teórico de las grandes disyunciones, que ha costurado el tejido del complexus? Un fenómeno total.
* Periodista, presidente del Capítulo Brasileño de FISEC
Antonio Matiello ha sido reportero y editor de los diarios O Globo, Jornal do Brasil, Folha de S.Paulo, la revista Veja y corresponsal de las agencias Notimex y Estado en Madrid. Asesor de comunicaciones del Tribunal Judicial de São Paulo, es consultor de comunicación para políticos e empresarios en Brasil.
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El Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación (FISEC) es una asociación sin ánimo de lucro constituida en 2003 por un reducido grupo de académicos y expertos del mundo profesional de la Comunicación, con la intención de favorecer el intercambio más rico y productivo posible entre sus miembros, estudiosos, académicos y profesionales de la Comunicación Estratégica dentro del ámbito Iberoamericano.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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