Madrid, 03 de agosto de 2011.- Telefónica Telecomunicaciones Públicas (TTP), filial de Telefonica, instalará 86 columnas de cadioprotección en 35 aeropuertos españoles de la red de Aena Aeropuerto, que contribuirán a combatir la muerte súbita cardiaca, un episodio cada año produce en España 25.000 fallecimientos. Aena Aeropuertos recientemente ha adjudicado mediante concurso público a la filial de Telefónica la cardioprotección de los 35 aeropuertos de su red y sumará las nuevas columnas a las 46 instaladas con anterioridad en el Aeropuerto de Barcelona _El Prat y próximamente 11 en el de Palma de Mallorca.
Esta iniciativa se engloba dentro de un gran proyecto acometido en España para luchar contra la muerte súbita cardiaca, alteración que puede revertir si se tiene cerca un desfibrilador.
Telefónica Telecomunicaciones Públicas, puso en marcha el servicio de cardioprotección en 2005, para combatir la muerte súbita cardiaca. El sistema, considerado el mas avanzado del mundo, cuenta con un dispositivo, concretamente una “Columna de Rescate Cardiaco”, que incorpora un desfibrilador y además, transfiere llamadas a los servicios de emergencia ante eventos cardiacos de muerte súbita. Su avanzada tecnología le permite estar monitorizado a distancia de forma que siempre se puede conocer su estado.
Telefónica dispone ya de 500 instalaciones y espacios cardioprotegidos como aeropuertos, oficinas, ayuntamientos, fábricas y hoteles. Estos espacios cardioprotegidos están monitorizados por la red de gestión de Telefónica, quien se encargará de, una vez activado el sistema de alarma local, transferir la llamada a los servicios de emergencia. Mientras estos llegan, el personal no sanitario, pero formado en esta técnica, se hará cargo del desfibrilador semiautomático, un dispositivo que mediante voz le irá indicando los pasos a seguir. El aparato realiza una evaluación del estado de la víctima y, sólo en caso de parada cardiaca, aplica la descarga eléctrica necesaria para revertir dicho estado.
Telefónica se encargará igualmente del mantenimiento y supervisión integral de los dispositivos para que estén disponibles.
Con esta iniciativa, Telefónica pretende trasladar los beneficios de las telecomunicaciones a todos los ámbitos de la vida cotidiana y se suma al desafío de reducir la cifra de fallecimientos por paro cardiaco a través de un servicio integral basado en el acceso público a la desfibrilación.
La instalación de desfibriladores en entornos públicos comienza a ser obligatoria en algunas Comunidades Autónomas, que han entendido, que son de vital importancia para que se reduzcan las cifras de fallecidos por muerte súbita cardiaca.
La muerte súbita cardiaca
La muerte súbita cardiaca es la pérdida brusca de pulso y conocimiento, originada por un fallo inesperado de la capacidad del corazón para bombear eficazmente sangre al organismo. La mayoría de estos episodios de parada cardiaca se deben a una alteración en la conducción eléctrica del corazón originados por un trastorno llamado fibrilación ventricular, en el que el corazón tiene actividad caótica. Sólo se puede revertir si se aplica una descarga eléctrica entre los tres y nueve minutos siguientes al inicio de los síntomas. Cada minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir descienden entre un siete y un diez por ciento.
La dificultad para acceder en tan poco tiempo a un desfibrilador explica que sólo sobreviva un tres por ciento de las víctimas de muerte súbita cardiaca.
Esta iniciativa se engloba dentro de un gran proyecto acometido en España para luchar contra la muerte súbita cardiaca, alteración que puede revertir si se tiene cerca un desfibrilador.
Telefónica Telecomunicaciones Públicas, puso en marcha el servicio de cardioprotección en 2005, para combatir la muerte súbita cardiaca. El sistema, considerado el mas avanzado del mundo, cuenta con un dispositivo, concretamente una “Columna de Rescate Cardiaco”, que incorpora un desfibrilador y además, transfiere llamadas a los servicios de emergencia ante eventos cardiacos de muerte súbita. Su avanzada tecnología le permite estar monitorizado a distancia de forma que siempre se puede conocer su estado.
Telefónica dispone ya de 500 instalaciones y espacios cardioprotegidos como aeropuertos, oficinas, ayuntamientos, fábricas y hoteles. Estos espacios cardioprotegidos están monitorizados por la red de gestión de Telefónica, quien se encargará de, una vez activado el sistema de alarma local, transferir la llamada a los servicios de emergencia. Mientras estos llegan, el personal no sanitario, pero formado en esta técnica, se hará cargo del desfibrilador semiautomático, un dispositivo que mediante voz le irá indicando los pasos a seguir. El aparato realiza una evaluación del estado de la víctima y, sólo en caso de parada cardiaca, aplica la descarga eléctrica necesaria para revertir dicho estado.
Telefónica se encargará igualmente del mantenimiento y supervisión integral de los dispositivos para que estén disponibles.
Con esta iniciativa, Telefónica pretende trasladar los beneficios de las telecomunicaciones a todos los ámbitos de la vida cotidiana y se suma al desafío de reducir la cifra de fallecimientos por paro cardiaco a través de un servicio integral basado en el acceso público a la desfibrilación.
La instalación de desfibriladores en entornos públicos comienza a ser obligatoria en algunas Comunidades Autónomas, que han entendido, que son de vital importancia para que se reduzcan las cifras de fallecidos por muerte súbita cardiaca.
La muerte súbita cardiaca
La muerte súbita cardiaca es la pérdida brusca de pulso y conocimiento, originada por un fallo inesperado de la capacidad del corazón para bombear eficazmente sangre al organismo. La mayoría de estos episodios de parada cardiaca se deben a una alteración en la conducción eléctrica del corazón originados por un trastorno llamado fibrilación ventricular, en el que el corazón tiene actividad caótica. Sólo se puede revertir si se aplica una descarga eléctrica entre los tres y nueve minutos siguientes al inicio de los síntomas. Cada minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir descienden entre un siete y un diez por ciento.
La dificultad para acceder en tan poco tiempo a un desfibrilador explica que sólo sobreviva un tres por ciento de las víctimas de muerte súbita cardiaca.