¿Qué puede aportar la neurociencia a la educación?, ¿cómo se deben manejar las emociones en el aula? o ¿cómo aprende el cerebro?, son algunas de las cuestiones planteadas en la jornada titulada ‘Educar con el cerebro en mente’, organizadas por Fundación Telefónica y Fundación Ineco. Entre sus objetivos, se propone formar a docentes iberoamericanos en conocimientos actualizados de neurociencias y aprendizaje en la sociedad digital.
La jornada estuvo dirigida especialmente a la comunidad educativa y científica, en ella participaron los neurocientíficos Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO, Pekka Rasanen, Florencia Salvarezza, Andrea Abadi y Jesús Guillén. En su intervención, el neurocientífico argentino propuso un diálogo bidireccional entre docentes y científicos, “sería un error de las neurociencias decirles a los profesores cómo tienen que educar. Lo que tienen que hacer ambos es dialogar” señaló. Para Manes, tiene mucha importancia la implicación al mismo nivel, ya que según destacó “la educación es un mecanismo por el que reforzamos el aprendizaje, y además protege el cerebro”.
Facundo Manes resaltó la importancia del contacto social para el ser humano. Esto aplicado a la educación, supone que en el futuro no será sólo digital y a distancia, ya que nuestro cerebro necesita ese contacto con otros, “la figura cercana de profesor-alumno seguirá existiendo”. Pero lo que sí debe ocurrir, según el neurocientífico, es la reinvención de la figura del docente, “ya no puede basarse en una mera transmisión de información”.
Por su parte, el neuropsicólogo clínico e investigador Pekka Rasanen utilizó gráficos y resultados de estudios para mostrar las diferencias entre los sistemas educativos de los países. Para evitar esta situación, Rasanen propuso “empezar desde el principio y no importar el modelo educativo de otras regiones“, sino diseñarlo en base a las carencias de cada sistema.
Qué se debe hacer en el aula, fue otra cuestión tratada, “necesitamos individualizar el proceso educativo”, resaltó Rasanen. En cuanto al papel de las familias en la educación de los niños, el neurocientífico compartió sus claves de éxito: “No enseñar, aceptar al niño tal y como es. Darle la sensación de que pertenece a un grupo y que tiene un entorno seguro. De esta forma desarrollará una imagen positiva de sí mismo, que le permitirá interesarse y ser curioso”. “No debemos estresarles con el aprendizaje académico. Reforcemos la autoconfianza y démosles un mundo en el que puedan desarrollar la curiosidad“. Especializada en la alfabetización y mejora educativa, Florencia Salvarezza señaló que “del 7% al 15% de la población infantil tiene trastornos de aprendizaje, de ellos el 80% provienen del lenguaje“. Por eso, piensa que antes de entrar en una clase, “los docentes deben conocer las diferencias y operar en base a ellas”. También concluyó que “el sistema educativo tiene que mejorar y renovarse constantemente”.
La directora del Departamento Infanto-Juvenil de INECO y docente en Psiconeurofarmacología desveló los beneficios y necesidades de trabajar las emociones en el aula porque sin ellas “no hay aprendizaje”. Andrea Abad destacó la importancia de crear un clima emocional en el aula y eso depende “de los alumnos, profesores, el aula en general y, sobre todo, de las emociones”. Para promover la motivación intrínseca de los estudiantes, se debe generar sensación de efectividad, desarrollando conductas de autonomía y permitiendo elijan las temáticas que le motiven.
La jornada estuvo dirigida especialmente a la comunidad educativa y científica, en ella participaron los neurocientíficos Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO, Pekka Rasanen, Florencia Salvarezza, Andrea Abadi y Jesús Guillén. En su intervención, el neurocientífico argentino propuso un diálogo bidireccional entre docentes y científicos, “sería un error de las neurociencias decirles a los profesores cómo tienen que educar. Lo que tienen que hacer ambos es dialogar” señaló. Para Manes, tiene mucha importancia la implicación al mismo nivel, ya que según destacó “la educación es un mecanismo por el que reforzamos el aprendizaje, y además protege el cerebro”.
Facundo Manes resaltó la importancia del contacto social para el ser humano. Esto aplicado a la educación, supone que en el futuro no será sólo digital y a distancia, ya que nuestro cerebro necesita ese contacto con otros, “la figura cercana de profesor-alumno seguirá existiendo”. Pero lo que sí debe ocurrir, según el neurocientífico, es la reinvención de la figura del docente, “ya no puede basarse en una mera transmisión de información”.
Por su parte, el neuropsicólogo clínico e investigador Pekka Rasanen utilizó gráficos y resultados de estudios para mostrar las diferencias entre los sistemas educativos de los países. Para evitar esta situación, Rasanen propuso “empezar desde el principio y no importar el modelo educativo de otras regiones“, sino diseñarlo en base a las carencias de cada sistema.
Qué se debe hacer en el aula, fue otra cuestión tratada, “necesitamos individualizar el proceso educativo”, resaltó Rasanen. En cuanto al papel de las familias en la educación de los niños, el neurocientífico compartió sus claves de éxito: “No enseñar, aceptar al niño tal y como es. Darle la sensación de que pertenece a un grupo y que tiene un entorno seguro. De esta forma desarrollará una imagen positiva de sí mismo, que le permitirá interesarse y ser curioso”. “No debemos estresarles con el aprendizaje académico. Reforcemos la autoconfianza y démosles un mundo en el que puedan desarrollar la curiosidad“. Especializada en la alfabetización y mejora educativa, Florencia Salvarezza señaló que “del 7% al 15% de la población infantil tiene trastornos de aprendizaje, de ellos el 80% provienen del lenguaje“. Por eso, piensa que antes de entrar en una clase, “los docentes deben conocer las diferencias y operar en base a ellas”. También concluyó que “el sistema educativo tiene que mejorar y renovarse constantemente”.
La directora del Departamento Infanto-Juvenil de INECO y docente en Psiconeurofarmacología desveló los beneficios y necesidades de trabajar las emociones en el aula porque sin ellas “no hay aprendizaje”. Andrea Abad destacó la importancia de crear un clima emocional en el aula y eso depende “de los alumnos, profesores, el aula en general y, sobre todo, de las emociones”. Para promover la motivación intrínseca de los estudiantes, se debe generar sensación de efectividad, desarrollando conductas de autonomía y permitiendo elijan las temáticas que le motiven.