Pero, ¿qué es sostenible? Esta es la primera cuestión que debemos abordar antes de meternos en materia. Es el equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental. Entre lo social y lo económico está lo equitativo; entre lo social y lo ambiental hay un mundo visible; y entre lo ambiental y lo económico, lo viable. En el centro de todo, lo sostenible. El objeto del desarrollo sostenible es hacer los proyectos viables, unificando los tres pilares anteriores.
Hay distintos discursos sobre el término. Los más liberales apuestan por el aumento de la producción, consumiendo y generando menos residuos. Los ecologistas dicen que hay que dejar de realizar ciertas actividades productivas hasta que se demuestre que no son perjudiciales para el medio ambiente. Otros defienden el crecimiento económico, pero teniendo en cuenta que el respeto a la naturaleza no se podría dar sin reducir la producción económica, ya que estamos sobreexplotando el planeta.
Hay unas reglas básicas para que se dé la sostenibilidad. Ningún recurso contaminante debería ser utilizado de no poder ser reciclado o reabsorbido por la naturaleza.
Ahora bien, ¿qué “actos sostenibles” podemos hacer nosotros como ciudadanos del mundo?
Actualmente está muy de moda el uso de la e-factura, y se está implantando rápida y exitosamente en países europeos y latinoamericanos. Con el uso de las TIC se puede reducir el consumo de recursos, por ejemplo con la desmaterialización por el uso de herramientas como la “nube” para el almacenamiento de información, el uso de la videoconferencia, podemos reducir los traslados a otra ciudad para nuestras reuniones; con la domótica, podemos controlar el consumo de energía en nuestras casas; con el coche eléctrico…
La tendencia actual es cambiar de móvil cada dos años. Teniendo en cuenta de media se venden al año unos 1.200 millones de dispositivos el reciclaje y el reúso son una buena opción, ya que el 90% de sus materiales se pueden reutilizar. Incluso sería bueno a la hora de comprar uno nuevo, fijarse en el gasto de energía de las piezas, usando por ejemplo un cargador de consumo reducido o el uso de materiales reciclados en su fabricación.
Grandes grupos como Telefónica recogieron altas cifras de terminales, nada menos que unas 150 toneladas para su posterior reutilización en 2012 y unas 70 para su reciclaje.
Contribuir a la conservación del medio ambiente es cosa de todos y todos podemos contribuir diariamente con gestos cotidianos y domésticos: uso de bombillas de bajo consumo en hogares; apagar los aparatos electrónicos cuando no estén funcionando; utilizar portátiles, que consumen un 50% menos que los ordenadores de sobremesa; poner el lavavajillas o la lavadora cuando estén completamente llenos; consumir papel reciclado e imprimir por las dos caras en oficinas y colegios; usar el transporte público; adquirir ropa fabricada con materias primas naturales, como las fibras vegetales, seda o algodón. Así contribuiremos a la reducción de la contaminación ambiental, a prevenir problemas de la piel y garantizaremos un comercio equitativo y justo. Aunque todas ellas son tareas obvias, no es menos cierto que pocos ciudadanos las tenemos incorporadas a nuestras costumbres, cosa fundamental si queremos reducir el calentamiento global y obtener una gestión sostenible a largo plazo de los recursos naturales.
Sin embargo, aún nos queda mucho camino por recorrer. Hay puntos en los que el desarrollo sostenible no está claro: las políticas de las naciones sobre la educación no son efectivas, ya que los fondos siguen siendo insuficientes y la falta de compromiso aún está latente. De nuevo las nuevas tecnologías pueden echarnos una mano: el e-learning (pensemos por ejemplo en los MOOC) y el mobile learning (la enseñanza a través del aplicaciones móviles), por la alta penetración del mismo acercan la educación a muchas más personas.
Y las empresas? ¿Qué pueden hacer? Son muchas las que apuestan por la llamada sostenibilidad corporativa. No por “buenismo”, sino porque lo ven rentable. Por ejemplo, según un informe reciente de KPMG, el 87% de las compañías identifica oportunidades comerciales derivadas de sus políticas de responsabilidad corporativa
Una empresa del Ibex-35 como Telefónica trabaja día a día para conseguir transformar posibilidades de sostenibilidad en realidad, con el fin de crear valor tanto para sus empleados o clientes como para toda la sociedad.
Su política de sostenibilidad se basa en la gestión de riesgos y oportunidades vinculadas al desarrollo económico, medioambiental y social, con una visión de largo plazo, manteniendo siempre una organización responsable e íntegra de la empresa. Enfocar el negocio desde un punto de vista de gestión de riesgos y oportunidades permanentes al desarrollo económico, medioambiental y social es fundamental para el grupo español. Su idea es que en los mercados se reduzca la prima de riesgo, y en cuanto a los clientes, aumentar la diferenciación y valor de marca, ayudando también a fidelizar a los empleados.
En el ámbito de los riesgos han extendido a todas las operaciones en el mundo su código ético o Principios de Actuación. Basándose en ellos, desarrollando políticas, procedimientos y proyectos para todo el grupo. Muchas veces es una labor de hormiguita, que implica a todas las áreas de la empresa. Como prueba de los avances conseguidos, la OCDE, Naciones Unidas y Banco Mundial acaban de considerar a la Oficina de Principios de Actuación del grupo, un caso de éxito.
La compañía presidida por César Alierta, considerada una de las mejores compañías telco del mundo según DJSI, lanza con esta finalidad “M-Inclusión ”. Una iniciativa financiada por la Comisión Europea para crear, gracias a una plataforma online, un marco para la cooperación entre desarrolladores de soluciones móviles y personas con bajo poder económico, con enfermedades o con discapacidad.
En su informe de sostenibilidad declara su firme compromiso por la reducción de las emisiones de CO2. Así mismo destacan proyectos de eficiencia energética o servicios GreenTIC para aumentar la sensibilización a la importancia de las TIC y de las oportunidades para crear una economía verde y edificar ciudades sostenibles e inteligentes. Otros proyectos recientes son Talentum, para fomentar el empleo para jóvenes universitarios o Atam, asociación que ha cumplido recientemente 40 años al servicio y atención de personas con problemas de discapacidad.
Cada uno debe aportar nuestro granito de arena para la consecución del equilibrio en nuestro planeta.
Hay distintos discursos sobre el término. Los más liberales apuestan por el aumento de la producción, consumiendo y generando menos residuos. Los ecologistas dicen que hay que dejar de realizar ciertas actividades productivas hasta que se demuestre que no son perjudiciales para el medio ambiente. Otros defienden el crecimiento económico, pero teniendo en cuenta que el respeto a la naturaleza no se podría dar sin reducir la producción económica, ya que estamos sobreexplotando el planeta.
Hay unas reglas básicas para que se dé la sostenibilidad. Ningún recurso contaminante debería ser utilizado de no poder ser reciclado o reabsorbido por la naturaleza.
Ahora bien, ¿qué “actos sostenibles” podemos hacer nosotros como ciudadanos del mundo?
Actualmente está muy de moda el uso de la e-factura, y se está implantando rápida y exitosamente en países europeos y latinoamericanos. Con el uso de las TIC se puede reducir el consumo de recursos, por ejemplo con la desmaterialización por el uso de herramientas como la “nube” para el almacenamiento de información, el uso de la videoconferencia, podemos reducir los traslados a otra ciudad para nuestras reuniones; con la domótica, podemos controlar el consumo de energía en nuestras casas; con el coche eléctrico…
La tendencia actual es cambiar de móvil cada dos años. Teniendo en cuenta de media se venden al año unos 1.200 millones de dispositivos el reciclaje y el reúso son una buena opción, ya que el 90% de sus materiales se pueden reutilizar. Incluso sería bueno a la hora de comprar uno nuevo, fijarse en el gasto de energía de las piezas, usando por ejemplo un cargador de consumo reducido o el uso de materiales reciclados en su fabricación.
Grandes grupos como Telefónica recogieron altas cifras de terminales, nada menos que unas 150 toneladas para su posterior reutilización en 2012 y unas 70 para su reciclaje.
Contribuir a la conservación del medio ambiente es cosa de todos y todos podemos contribuir diariamente con gestos cotidianos y domésticos: uso de bombillas de bajo consumo en hogares; apagar los aparatos electrónicos cuando no estén funcionando; utilizar portátiles, que consumen un 50% menos que los ordenadores de sobremesa; poner el lavavajillas o la lavadora cuando estén completamente llenos; consumir papel reciclado e imprimir por las dos caras en oficinas y colegios; usar el transporte público; adquirir ropa fabricada con materias primas naturales, como las fibras vegetales, seda o algodón. Así contribuiremos a la reducción de la contaminación ambiental, a prevenir problemas de la piel y garantizaremos un comercio equitativo y justo. Aunque todas ellas son tareas obvias, no es menos cierto que pocos ciudadanos las tenemos incorporadas a nuestras costumbres, cosa fundamental si queremos reducir el calentamiento global y obtener una gestión sostenible a largo plazo de los recursos naturales.
Sin embargo, aún nos queda mucho camino por recorrer. Hay puntos en los que el desarrollo sostenible no está claro: las políticas de las naciones sobre la educación no son efectivas, ya que los fondos siguen siendo insuficientes y la falta de compromiso aún está latente. De nuevo las nuevas tecnologías pueden echarnos una mano: el e-learning (pensemos por ejemplo en los MOOC) y el mobile learning (la enseñanza a través del aplicaciones móviles), por la alta penetración del mismo acercan la educación a muchas más personas.
Y las empresas? ¿Qué pueden hacer? Son muchas las que apuestan por la llamada sostenibilidad corporativa. No por “buenismo”, sino porque lo ven rentable. Por ejemplo, según un informe reciente de KPMG, el 87% de las compañías identifica oportunidades comerciales derivadas de sus políticas de responsabilidad corporativa
Una empresa del Ibex-35 como Telefónica trabaja día a día para conseguir transformar posibilidades de sostenibilidad en realidad, con el fin de crear valor tanto para sus empleados o clientes como para toda la sociedad.
Su política de sostenibilidad se basa en la gestión de riesgos y oportunidades vinculadas al desarrollo económico, medioambiental y social, con una visión de largo plazo, manteniendo siempre una organización responsable e íntegra de la empresa. Enfocar el negocio desde un punto de vista de gestión de riesgos y oportunidades permanentes al desarrollo económico, medioambiental y social es fundamental para el grupo español. Su idea es que en los mercados se reduzca la prima de riesgo, y en cuanto a los clientes, aumentar la diferenciación y valor de marca, ayudando también a fidelizar a los empleados.
En el ámbito de los riesgos han extendido a todas las operaciones en el mundo su código ético o Principios de Actuación. Basándose en ellos, desarrollando políticas, procedimientos y proyectos para todo el grupo. Muchas veces es una labor de hormiguita, que implica a todas las áreas de la empresa. Como prueba de los avances conseguidos, la OCDE, Naciones Unidas y Banco Mundial acaban de considerar a la Oficina de Principios de Actuación del grupo, un caso de éxito.
La compañía presidida por César Alierta, considerada una de las mejores compañías telco del mundo según DJSI, lanza con esta finalidad “M-Inclusión ”. Una iniciativa financiada por la Comisión Europea para crear, gracias a una plataforma online, un marco para la cooperación entre desarrolladores de soluciones móviles y personas con bajo poder económico, con enfermedades o con discapacidad.
En su informe de sostenibilidad declara su firme compromiso por la reducción de las emisiones de CO2. Así mismo destacan proyectos de eficiencia energética o servicios GreenTIC para aumentar la sensibilización a la importancia de las TIC y de las oportunidades para crear una economía verde y edificar ciudades sostenibles e inteligentes. Otros proyectos recientes son Talentum, para fomentar el empleo para jóvenes universitarios o Atam, asociación que ha cumplido recientemente 40 años al servicio y atención de personas con problemas de discapacidad.
Cada uno debe aportar nuestro granito de arena para la consecución del equilibrio en nuestro planeta.