Y no de cualquier manera sino como un aprendizaje electrónico. El b-Learning es una modalidad que combina el llamado e-Learning (educación a distancia vía online) con la presencial. Esta acción formativa consigue unificar las ventajas de ambas opciones y complementar la una con la otra.
Los avances sociopolíticos y los cambios tecnológicos han provocado un nuevo modelo de educación. Dentro del mundo laboral con un aumento significativo de la demanda de empleos multinacionales y una necesidad de elevar el nivel educativo, superando las barreras geo temporales.
El aprendizaje electrónico comenzó siendo una opción para satisfacer las necesidades de personas adultas, sobre todo para gente más autónoma o incluso con problemas físicos de movilidad.
Las ventajas que ofrecían eran muchas y variadas: la inmediatez, la inmersión práctica en el entorno 2.0, la gestión real de intercambio de opiniones o la actualización constante de contenidos. Sin embargo, seguía habiendo un conjunto de inconvenientes basados en unas competencias tecnológicas entre profesores y alumnos. El método requería a estudiantes con habilidades para el aprendizaje de un modo autónomo y colaborativo.
Para que estos tipos de acciones formativas puedan darse es necesario un sistema de gestión de contenidos. Es decir, un programa que cree un soporte con contenidos (LMS) fácilmente navegable en él e intuitivo.
Telefónica Learning Services, compañía del Grupo Telefónica especializada en ofrecer soluciones integrales educativas, ha desarrollado un paquete educativo llamado WePack que ofrece a los centros de enseñanza una serie de herramientas multidisciplinarias. El objetivo de este producto es dotar a los profesores de los mejores utensilios para que organicen sus clases. Así podrán compartir contenidos, crear debates y realizar tareas de una manera mucho más proactiva.
WePack y su app WeClass funcionan con un sistema de insignias (recompensas) para incentivar al alumno. Están diseñadas para facilitar y hacer más ameno y beneficioso el aprendizaje en las aulas, de momento en los colegios privados y concertados. Este paquete incluye tablets para los estudiantes, de la marca Vexia y llevan incluidos la nueva tecnología Reticare, diseñada para la protección ocular de los usuarios. También un portátil y dos tablets auxiliares por clase con seguro de mantenimiento.
El entorno virtual de aprendizaje incorpora la app para smarthphones y una herramienta “wedo ” para que el tutor pueda crear sus propios contenidos en la red (como subir vídeos a YouTube).
En España ya son dos los colegios que están probando con éxito esta iniciativa de Telefónica: San Gabriel de Aranda de Duero y Los Arenales de Madrid.
A todo este equipamiento se suma Scolartic, una red social y profesional para profesores con formación continua y mediateca con más de 1.000 títulos.
Toda esta modalidad educativa básica se ofrece al mercado por 29.90€ por alumno/mes.
La multinacional española tiene también otras iniciativas formativas como Talentum School, para fomentar la vocación digital entre niños y jóvenes. Es una plataforma online gratuita para la realización de talleres que da la posibilidad de intercambiar conocimientos tecnológicos a sus usuarios.
Actualmente existen otras muchas plataformas como por ejemplo: WebCT o Esdustar. A principios de los años 90 el Ministerio de Educación de España creó el proyecto Aula Mentor que tenía como objetivo utilizar las TIC en un ambiente adulto con una formación flexible y abierta.
En conclusión, el uso de las nuevas tecnologías online promueve el desarrollo cognitivo de los estudiantes y mejora su aprendizaje. Gracias al enfoque que disponen de la atención y sus percepciones, son capaces de resolver situaciones didácticas, captando sus capacidades motivadoras y potenciándolas. En el proceso de aprendizaje, el alumno necesita desarrollar unas habilidades de autorregulación. Es decir, la supervisión autónoma de manera coherente para la realización de los objetivos del curso. Las fases que inciden en el proceso de autorregulación son varias. La de planeación consiste en conocer la meta a conseguir a corto, medio y largo plazo. Para después organizar el tiempo y marcar las pautas hasta llegar a ella. La fase siguiente es la de supervisión, en la que analizamos los avances y procedimientos usados. Y la última, la de autoevaluación, en la que veremos si hemos conseguido los objetivos propuestos.
Algunos autores piensan que el b-Learning puede incluir también el e-tutoring. Este sistema es capaz de unificar la enseñanza con un componente humano, el e-tutor no tiene por qué estar ya solo en el entorno virtual. Tanto el e-learning como el b-learning son modelos en los que el alumno es capaz de desarrollar habilidades para su vida futura, como son la búsqueda de información en la red y así, poder aplicarla a su vida real.
No hay muchas pruebas sobre estas nuevas maneras de educar, sin embargo hay una digna de mención, la de Stephen Twigg datada en 2003. El estudio consistía en el análisis de los resultados de 30 cursos b-Learning. Al finalizarlo, las conclusiones fueron que cinco cursos ayudaron claramente a las mejoras en el aprendizaje y todos encontraron diferencias significativas con los cursos presenciales. Ayudaron a transformar el papel del alumno en pasivo en “proactivo”.
Los avances sociopolíticos y los cambios tecnológicos han provocado un nuevo modelo de educación. Dentro del mundo laboral con un aumento significativo de la demanda de empleos multinacionales y una necesidad de elevar el nivel educativo, superando las barreras geo temporales.
El aprendizaje electrónico comenzó siendo una opción para satisfacer las necesidades de personas adultas, sobre todo para gente más autónoma o incluso con problemas físicos de movilidad.
Las ventajas que ofrecían eran muchas y variadas: la inmediatez, la inmersión práctica en el entorno 2.0, la gestión real de intercambio de opiniones o la actualización constante de contenidos. Sin embargo, seguía habiendo un conjunto de inconvenientes basados en unas competencias tecnológicas entre profesores y alumnos. El método requería a estudiantes con habilidades para el aprendizaje de un modo autónomo y colaborativo.
Para que estos tipos de acciones formativas puedan darse es necesario un sistema de gestión de contenidos. Es decir, un programa que cree un soporte con contenidos (LMS) fácilmente navegable en él e intuitivo.
Telefónica Learning Services, compañía del Grupo Telefónica especializada en ofrecer soluciones integrales educativas, ha desarrollado un paquete educativo llamado WePack que ofrece a los centros de enseñanza una serie de herramientas multidisciplinarias. El objetivo de este producto es dotar a los profesores de los mejores utensilios para que organicen sus clases. Así podrán compartir contenidos, crear debates y realizar tareas de una manera mucho más proactiva.
WePack y su app WeClass funcionan con un sistema de insignias (recompensas) para incentivar al alumno. Están diseñadas para facilitar y hacer más ameno y beneficioso el aprendizaje en las aulas, de momento en los colegios privados y concertados. Este paquete incluye tablets para los estudiantes, de la marca Vexia y llevan incluidos la nueva tecnología Reticare, diseñada para la protección ocular de los usuarios. También un portátil y dos tablets auxiliares por clase con seguro de mantenimiento.
El entorno virtual de aprendizaje incorpora la app para smarthphones y una herramienta “wedo ” para que el tutor pueda crear sus propios contenidos en la red (como subir vídeos a YouTube).
En España ya son dos los colegios que están probando con éxito esta iniciativa de Telefónica: San Gabriel de Aranda de Duero y Los Arenales de Madrid.
A todo este equipamiento se suma Scolartic, una red social y profesional para profesores con formación continua y mediateca con más de 1.000 títulos.
Toda esta modalidad educativa básica se ofrece al mercado por 29.90€ por alumno/mes.
La multinacional española tiene también otras iniciativas formativas como Talentum School, para fomentar la vocación digital entre niños y jóvenes. Es una plataforma online gratuita para la realización de talleres que da la posibilidad de intercambiar conocimientos tecnológicos a sus usuarios.
Actualmente existen otras muchas plataformas como por ejemplo: WebCT o Esdustar. A principios de los años 90 el Ministerio de Educación de España creó el proyecto Aula Mentor que tenía como objetivo utilizar las TIC en un ambiente adulto con una formación flexible y abierta.
En conclusión, el uso de las nuevas tecnologías online promueve el desarrollo cognitivo de los estudiantes y mejora su aprendizaje. Gracias al enfoque que disponen de la atención y sus percepciones, son capaces de resolver situaciones didácticas, captando sus capacidades motivadoras y potenciándolas. En el proceso de aprendizaje, el alumno necesita desarrollar unas habilidades de autorregulación. Es decir, la supervisión autónoma de manera coherente para la realización de los objetivos del curso. Las fases que inciden en el proceso de autorregulación son varias. La de planeación consiste en conocer la meta a conseguir a corto, medio y largo plazo. Para después organizar el tiempo y marcar las pautas hasta llegar a ella. La fase siguiente es la de supervisión, en la que analizamos los avances y procedimientos usados. Y la última, la de autoevaluación, en la que veremos si hemos conseguido los objetivos propuestos.
Algunos autores piensan que el b-Learning puede incluir también el e-tutoring. Este sistema es capaz de unificar la enseñanza con un componente humano, el e-tutor no tiene por qué estar ya solo en el entorno virtual. Tanto el e-learning como el b-learning son modelos en los que el alumno es capaz de desarrollar habilidades para su vida futura, como son la búsqueda de información en la red y así, poder aplicarla a su vida real.
No hay muchas pruebas sobre estas nuevas maneras de educar, sin embargo hay una digna de mención, la de Stephen Twigg datada en 2003. El estudio consistía en el análisis de los resultados de 30 cursos b-Learning. Al finalizarlo, las conclusiones fueron que cinco cursos ayudaron claramente a las mejoras en el aprendizaje y todos encontraron diferencias significativas con los cursos presenciales. Ayudaron a transformar el papel del alumno en pasivo en “proactivo”.