Portada de Re(d)unidos
Estamos completamente de acuerdo con Fernando R. Contreras, profesor de la Universidad de Sevilla, en su libro interesante libro Re(d)unidos. Este autor afirma, con razón, que las redes sociales no se constituyen a través de procesos de interacción social. Por esta razón, no es posible afirmar que las redes sociales no llegan a constituir comunidades. No obstante, las redes sociales permiten que se produzcan interacciones individuales.
En este sentido, por mucho que las consideraciones provenientes de la corriente sociológica denominada interaccionismo simbólico nos digan que las sociedades están formadas por individuos en interacción. La interacción entre las personas a nivel individual es, realmente, una especie de herramienta que emplean las personas en su evolución social.
Las redes, dice Contreras, actúan abriéndole un conjunto de posibilidades a las personas para hablar de sí mismos y de sus problemas personales. Por lo tanto, tanto Internet, en general, como las redes sociales, en particular, nos dan la oportunidad de que las leves interacciones individuales que se establecen on-line son procesos de comunicación lingüística que nos dan la oportunidad, en palabras de Edgar Morin, de traducirse en una autocrítica.
« Así, el pensamiento en red permite una retroalimentación en un bucle de inconsciencia obtusa de las propias agresiones, o de una hiperconciencia de los demás, o de deformaciones imparables de los propósitos del prójimo, pero nunca un sistema de comunicación en sociedad. »
En este sentido, por mucho que las consideraciones provenientes de la corriente sociológica denominada interaccionismo simbólico nos digan que las sociedades están formadas por individuos en interacción. La interacción entre las personas a nivel individual es, realmente, una especie de herramienta que emplean las personas en su evolución social.
Las redes, dice Contreras, actúan abriéndole un conjunto de posibilidades a las personas para hablar de sí mismos y de sus problemas personales. Por lo tanto, tanto Internet, en general, como las redes sociales, en particular, nos dan la oportunidad de que las leves interacciones individuales que se establecen on-line son procesos de comunicación lingüística que nos dan la oportunidad, en palabras de Edgar Morin, de traducirse en una autocrítica.
« Así, el pensamiento en red permite una retroalimentación en un bucle de inconsciencia obtusa de las propias agresiones, o de una hiperconciencia de los demás, o de deformaciones imparables de los propósitos del prójimo, pero nunca un sistema de comunicación en sociedad. »