¿Por qué en cualquier cultura de este planeta, y a través de la historia humana, a la mujer se la ha considerado menos que el hombre, se la ha tratado de manera desigual, se la ha rebajado en su dignidad hasta considerarla un ser sin alma?
Cualquiera que haya sido, o que sea, el nivel de desarrollo material o intelectual de dichas sociedades –pasadas o presentes-, las mujeres son despreciadas hasta cargar con las culpas de los problemas colectivos que se hayan generado.
Para mí esta realidad es un fiel reflejo de los niveles de conciencia alcanzados por esas sociedades humanas, y que, si bien sus errores muestran el nivel evolutivo logrado, las cualidades especiales de la mujer nos dan las pistas sobre un horizonte a alcanzar, en relación al ser trascendente al que esta especie, a pesar de las apariencias, tiende, y porque su destino es llegar a ser consciente de ello.
Los índices de aceptación de la diversidad, de riqueza espiritual, de conciencia de unidad, los van indicando aquellos aspectos que portan las mujeres que han logrado sentirse un ser que trasciende el espacio y el tiempo, y cuyo amor se reparte equitativamente para todos y cada uno de los miembros de las comunidades en las que viven. Comprendiendo, desde su sabiduría y experiencia, que tienen que mantener su dignidad para ser reflejo de lo que guardan, con tanto esmero, para que no sea destruido por la barbarie. Confiando en que su espera paciente a la llegada del momento de la justicia y al justo reconocimiento, de todas y de cada una de sus aportaciones, no es ilusorio.
La mujer consciente guarda el tesoro acumulado de la humanidad sabiendo que, cada hijo o hija los porta, asimismo, como legítimos herederos del patrimonio que, con tanto dolor, esfuerzos y ceguera, se ha construido entre todos los miembros de esta especie, las mujeres y los hombres que habitan este hermoso planeta llamado Tierra, aunque su sueño les impida hoy vislumbrarlo.
Sigue despertando Mujer, de nosotras también depende otro tipo de futuro y sin nosotras no será posible…