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Somos una especie y su evolución de conciencia se mide por las capacidades que ponen de manifiesto todos sus individuos, al compartir y colaborar para la consecución del bien común.
Todos los seres humanos están dotados física, mental y espiritualmente con idénticos dones. Por lo tanto, el nivel que como especie se ha conseguido no lo señalan destacados individuos o extraordinarias circunstancias, sino las emergencias del desarrollo alcanzado colectivamente, gracias a la diversidad de las riquezas aportadas por cada una de las personas que integran la sociedad humana planetaria, de todos los tiempos.
Ahora bien, mientras existan los abismos actuales, relacionados o causados por los privilegios, que se ha asignado a sí mismos un pequeño porcentaje de humanos, gozando de poder económico, político y social…
Mientras se arrasa la naturaleza para obtener bienes de consumo no necesarios, sin que por el contrario no haya preocupación alguna por reparar los daños causados…
Mientras la tecnología sea un instrumento más de poder económico y de control social y político…
Mientras se persiga hasta la destrucción, si es preciso, al otro al que se considera enemigo por motivos de creencias, religión o ideología…
Mientras todos los niños no nazcan con iguales garantías de que van a ser protegidos por los mismos derechos que, ya en teoría, se les han reconocido…
Mientras las mujeres del mundo estén sometidas a leyes hechas por los hombres, amparados estos por culturas que en la práctica no reconocen los mismos derechos y la misma dignidad para ambos…
Mientras existan fronteras protegidas con hormigón o alambradas y haya instalaciones inhumanas para refugiados y cárceles para “indocumentados” en países llamados democráticos…
Mientras el desarrollo alcanzado sea reconocido por fríos y extraños índices y no se sepa el desarrollo humano alcanzado en los niveles físico, mental y espiritual de todos…
Mientras los “poderosos”, o los que viven en países desarrollados, duerman tranquilos y millones de seres humanos naufraguen en el mar o en tierras arrasadas por las guerras, la sequía o las epidemias…
No podremos decir que la especie humana ha alcanzado el derecho a reconocerse como especie inteligente, despierta, creadora de más vida, responsable de sus actos.
Todos los seres humanos están dotados física, mental y espiritualmente con idénticos dones. Por lo tanto, el nivel que como especie se ha conseguido no lo señalan destacados individuos o extraordinarias circunstancias, sino las emergencias del desarrollo alcanzado colectivamente, gracias a la diversidad de las riquezas aportadas por cada una de las personas que integran la sociedad humana planetaria, de todos los tiempos.
Ahora bien, mientras existan los abismos actuales, relacionados o causados por los privilegios, que se ha asignado a sí mismos un pequeño porcentaje de humanos, gozando de poder económico, político y social…
Mientras se arrasa la naturaleza para obtener bienes de consumo no necesarios, sin que por el contrario no haya preocupación alguna por reparar los daños causados…
Mientras la tecnología sea un instrumento más de poder económico y de control social y político…
Mientras se persiga hasta la destrucción, si es preciso, al otro al que se considera enemigo por motivos de creencias, religión o ideología…
Mientras todos los niños no nazcan con iguales garantías de que van a ser protegidos por los mismos derechos que, ya en teoría, se les han reconocido…
Mientras las mujeres del mundo estén sometidas a leyes hechas por los hombres, amparados estos por culturas que en la práctica no reconocen los mismos derechos y la misma dignidad para ambos…
Mientras existan fronteras protegidas con hormigón o alambradas y haya instalaciones inhumanas para refugiados y cárceles para “indocumentados” en países llamados democráticos…
Mientras el desarrollo alcanzado sea reconocido por fríos y extraños índices y no se sepa el desarrollo humano alcanzado en los niveles físico, mental y espiritual de todos…
Mientras los “poderosos”, o los que viven en países desarrollados, duerman tranquilos y millones de seres humanos naufraguen en el mar o en tierras arrasadas por las guerras, la sequía o las epidemias…
No podremos decir que la especie humana ha alcanzado el derecho a reconocerse como especie inteligente, despierta, creadora de más vida, responsable de sus actos.