Combatir la inseguridad es tarea del Estado y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. No obstante, frente a los nuevos y crecientes desafíos de actos antisociales (tráfico de drogas, delincuencia organizada, blanqueo de capitales, terrorismo internacional, vandalismo, etc.), las instituciones estatales no siempre disponen de la capacidad para responder adecuadamente a estos riesgos y amenazas, y se encuentran cada vez más limitadas a la hora de diseñar estrategias eficaces.
Todos estos aspectos son ingredientes que alimentan esa inseguridad del ciudadano, tanto percibida como real, frente a los cuales los políticos deben buscar respuestas eficientes, tratando de ofrecer un bienestar lo más estable posible, en los aspectos económicos, políticos y sociales, empezando por dar una atención prioritaria a los ámbitos locales.
Para ello, ahora que en España entramos en período de elecciones locales y generales, un programa de modernización y reinvención de la seguridad solo puede basarse y plantearse pensando en el global para actuar de manera eficiente en lo local.
Pensar en global y actuar en local. Conceptos
En general, y en las instituciones públicas en particular, existe un roce natural entre la mentalidad global y la local, que se tiene el deber de resolver.
Hay que ir transmitiendo la seguridad (y muchos otros conceptos) desde el pensamiento global al local, es decir, desde el nivel europeo, al de país, al de comunidad, al de ciudad y al de barrio.
Pensar en global y actuar en local debe ser un inteligente acuerdo político y social frente a los problemas de inseguridad y emergencias que ponga en marcha y optimice el uso de los valores y los recursos disponibles.
Bases de trabajo
Estructuras locales de seguridad:
La Constitución Española, en su artículo 148.1.22, atribuye a las Comunidades Autónomas competencia en materia de coordinación y demás facultades en relación con las Policías Locales y los servicios de emergencia.
La Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (LOFCS) regula este aspecto al establecer, en su artículo 39, que corresponde a las Comunidades Autónomas, coordinar la actuación de las Policías Locales en el ámbito territorial de la Comunidad, mediante el ejercicio de las siguientes funciones:
Las políticas nacionales en los ámbitos tradicionales de la seguridad ya no son suficientes para salvaguardarla en pleno Siglo XXI. Sólo un enfoque integral, que conciba la seguridad de manera amplia e interdisciplinar, a nivel nacional, europeo e internacional, puede responder a los complejos retos a los que nos enfrentamos.
La Estrategia Española de Seguridad (EES) basa la política de seguridad en una serie de conceptos básicos, como: un enfoque integral de las diversas dimensiones de la seguridad, la coordinación entre las administraciones públicas y con la sociedad, la eficiencia en el uso de los recursos, y la anticipación y prevención de las amenazas y riesgos.
Es de desear que el desarrollo de una reorganización progresiva del Sistema de Seguridad Nacional, basado en las estructuras y organismos que vienen desempeñando funciones de seguridad, posibiliten, mediante las oportunas modificaciones legislativas, la tan aludida integración de todos los actores públicos y privados de la seguridad, favoreciendo que su gestión sea, como se ha proclamado tantas veces, más ágil y eficiente.
Al mismo tiempo, en las Estrategias elaboradas hasta la fecha se echa en falta una alusión más clara y dinámica al mundo local, a sus estructuras, partícipes de la seguridad precisamente en el entorno más directamente percibido por la sociedad.
Evolución y desarrollo
El objetivo es plantear la cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad compartido, que abarque de lo global a lo local. Los principales organismos centrados en el análisis del concepto de seguridad han dejado patente su carácter evolutivo y la necesidad de adaptarlo a las transformaciones acaecidas con la creciente globalización.
La necesaria integración, definida en las sucesivas Estrategias de Seguridad adoptadas en los ámbitos internacional y nacional, requiere una toma en consideración de la perspectiva local, haciéndola partícipe de los objetivos trazados en los diferentes niveles y estrategias.
En este sentido, conviene recordar que en España, más del 85% de la población reside en el 16% de municipios, que representan los de un censo superior a 5.000 habitantes y que el colectivo de las policías locales, estimado entre 70.000 y 80.000 efectivos, se encuentran repartidos, precisamente, en esos mismos municipios.
Entre las propuestas señaladas en torno a los procesos de mejora y adaptación de la Policía al actual contexto global, cabe señalar las siguientes:
Con esta perspectiva, la seguridad local ha de dar respuesta a una serie de ámbitos o retos que son vividos con especial intensidad en los entornos urbanos, configurando lo que se viene a denominar como
Estrategia Local de Seguridad:
En todo caso, teniendo en cuenta que los planteamientos han de ser glocales, es decir, aplicando esquemas de seguridad global a lo local, e integral e integrada entre los recursos de seguridad pública y privada como se establece igualmente en la Ley de Seguridad Ciudadana y Ley de Seguridad privada.
Finalmente, para pensar en global y actuar en local, hay que tomar conciencia de nuestra propia responsabilidad de tratar de profundizar y comprender la realidad que nos rodea y la urgencia de sus amenazas, compartiendo nuestros conocimientos como manera de contribuir a una sociedad basada en la seguridad y el bien común.
Para crear las condiciones de un cambio sostenible es necesario tejer redes de colaboración, y nuestras relaciones personales y profesionales pueden constituir también un ecosistema de transformación.
En esta línea, queremos invitar a pensar de manera global, generando un marco de desarrollo exportable que nos permita actuar en lo local. Vamos a cambiar poco a poco el paradigma y la cultura de la seguridad en nuestra sociedad, hasta llegar a integrar esa estructura facilitadora de nuestro bienestar de manera tan silenciosa y eficiente que, como el propio esqueleto que sustenta nuestro organismo, no se note siquiera que está integrado debajo de la piel que nos cubre, permitiéndonos experimentar la tranquilidad de existir en paz como sociedad y como personas, en una armonía codependiente y sinérgica.