En este sentido, los profesionales de la seguridad pública y privada, siempre hemos sostenido que las personas son “la base fundamental de nuestra actividad y su principal activo” y, por eso, trabajamos para seleccionar, capacitar e integrar a los mejores a fin de favorecer su desarrollo profesional y personal para su mejor aportación a la seguridad humana siempre viva y en evolución.
Visión…
La organización y dirección de seguridad debe estar estructurada actualmente en torno a valores, y su visión y liderazgo debe ser una consecuencia de la expresión de estos.
Para ello, precisamos de un cambio permanente que deje ver ese espacio que se abre a los nuevos retos y demandas que, igualmente, presentan infinitas posibilidades donde la transformación es necesaria desarrollarla con especial proactividad y la innovación es la base de especialización de valor compartido.
En este sentido, Michael Porter señala que el propósito de la corporación u organización debe ser redefinido como creación de valor compartido, no sólo beneficio per se. Esto impulsará la siguiente ola de innovación y crecimiento de la eficacia también de la seguridad global, integral e integrada.
Así, ante la duda frecuente de si preferimos directivos de seguridad que sepan gestionar el riesgo o profesionales con visión de seguridad, no podemos dejar de tener en cuenta lo importante que es para las organizaciones la tenencia de ambos perfiles integrados, porque la gestión del riesgo necesita visión y la visión de seguridad, sin la gestión, no puede ofrecer los resultados requeridos.
Por otro lado, tener un proyecto de valor compartido es lo que motiva a los profesionales de la seguridad a entregar lo mejor de sí mismos.
Sin duda hoy hay que dar una respuesta con una Seguridad Única con mayúscula, integral e integrada, pública y privada.
Con la aplicación de esta capacidad ya conseguida para absorber las situaciones de crisis y reorganizarse, al tiempo que experimentamos el cambio dentro esencialmente de las mismas funciones, haremos que estructura, identidad y retroalimentación participen de forma especial, reforzando la creatividad, el carácter proactivo y la innovación.
Así, de forma especial es necesario cambiar las estrategias de protección de las IEC (infraestructuras estratégicas y críticas) hacia ese enfoque holístico de la seguridad integral (prevención mas protección) que incluya una adecuada gestión de riesgos inherentes a las IEC (físicos, lógicos y humanos)en todo el ciclo y desde la prevención.
Liderazgo…
La experiencia nos ha enseñado que los Departamentos de Seguridad son sostenibles, flexibles y coherentes cuando se dispone del líder adecuado.
Los nuevos retos y seguridades requieren y exigen, cada vez con mayor urgencia, una actualización del modelo de Dirección de Seguridad. Es preciso generar el perfil de un nuevo líder, basado en la excelencia, el servicio y la gestión eficaz, para hacer crecer la confianza, los valores y el marchamo empresarial distintivo de una cultura propia. Líderes sólidos, empáticos, con amplios conocimientos y que mantengan la motivación.
Para ello, el conocimiento y la mentalidad del buen líder en seguridad tiene que incorporar esa visión holística, ese sincero interés por el otro, esa confianza contagiosa en el logro, un discernimiento entrenado y un afán permanente de superación, que permita convertirlo en espejo en el que se miren sus colegas, contentos de “hacer lo que tienen que hacer”, al ver esa actitud en su Director de Seguridad.
Cuando estamos hablando de liderazgo en seguridad lo hacemos desde el concepto y la perspectiva del “servant leadership”, es decir, un liderazgo enfocado al servicio.
Un líder de seguridad orientado al servicio es una persona que tiene claro, en primer lugar, que la visión de la seguridad debe ser integral e integrada, lo que le permitirá construir espacios para la gestión del riesgo donde todos los aspectos y percepciones deben ser valoradas y comprendidas, donde todo el conocimiento y talento para el liderazgo va acompañado de una voluntad de servicio orientado a salir de incidencias o situaciones difíciles, incluso dramáticas.
Por y para ello, hemos de destacar y desarrollar el papel que viene a desempeñar una nueva forma de liderazgo, a fin de promover la resiliencia dentro de los sistemas de formación y capacitación, a partir de cinco conceptos clave: formación holística, autoconocimiento, transparencia en las relaciones, perspectiva ética internalizada y procesamiento riguroso de la información.
Un liderazgo para la seguridad que requiere de un cambio de pensamiento y acción hacia el valor compartido. El líder, el Director de Seguridad ha de ser creativo, intuitivo e inclusivo, y servir para romper nuestras inercias, modelos mentales y paradigmas ya obsoletos hacia un pensamiento cuántico. El pensamiento cuántico es holístico y unifica, contempla y relaciona todos los datos e integra los procesos del pensamiento en serie y asociativo.
Resiliencia…
Refiere Fred Kofman en su obra “La Revolución del sentido” que la capacidad del individuo de encontrarle significado a las situaciones negativas y aprender de circunstancias adversas es un indicador y predictor confiable del verdadero liderazgo.
No podemos pretender tener organizaciones seguras y resilientes si las personas que forman parte de las mismas no lo son. Por ello, debemos trabajar en la resiliencia individual proactiva, aprovechando los recursos y experiencia de la que ya disponemos, aplicando los buenos resultados ya obtenidos con ellos y apoyándonos en los valores de los modelos de éxito ya implantados.
La palabra "resiliencia" procede del latín "resilio", que significa "volver atrás”, “volver al inicio”. El término fue adoptado en las Ciencias Sociales para caracterizar a los individuos que, aparte de haber sufrido condiciones de adversidad, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. Otro acercamiento a la definición de resiliencia es: "La capacidad universal que permite a una persona, grupo o comunidad prevenir, minimizar o superar los efectos perjudiciales de la adversidad” (The International Resilience Project 2009).
Como resumen, se concluye que cualquier sistema resiliente (desde un individuo a una organización) debe poseer, en alguna medida, las tres posibilidades siguientes:
Capacidad de responder rápida y eficientemente, a perturbaciones, riesgos y amenazas frecuentes y volver a su punto de eficiencia en el menor tiempo posible. Soporte para monitorear continuamente los riesgos, las perturbaciones y amenazas, y revisar las bases para este monitoreo cuando sea necesario. Anticiparse a los futuros cambios en la gestión del riesgo que puedan afectar a la habilidad del sistema para funcionar y la voluntad de prepararse contra incidencias o perturbaciones, aun si los resultados son inciertos.
Para todo ello debe desarrollarse la gestión del conocimiento en la organización. El objetivo es asegurar la disponibilidad inmediata de una capacitación que ha de facilitar la organización a sus miembros, así como la incorporación de la permanente puesta al día proveniente del conocimiento externo.
Es también imprescindible el realizar todo tipo de análisis predictivos relevantes. Así, cuanto más se modele el futuro, mejor preparado se estará para enfrentar, e incluso para modificarlo y cambiarlo.
En definitiva, la resiliencia ante la adversidad es un requisito básico para el liderazgo.
A modo de conclusiones
Es sabido que la ausencia de incidentes no significa necesariamente un estado garantizado de seguridad y, resumiendo, diría que mi visión tiende hacia la consecución, a través del trabajo en la selección y la formación, de un tipo de líder con mentalidad diferente, más abierta, proactiva y con un mejor autoconocimiento. Este último se ha visto que incide con éxito en el esquema de funcionamiento de cualquier trabajador, siendo imprescindible en el comportamiento ejemplar que se espera del líder
Más que nunca, necesitamos líderes para la seguridad que integren y gestionen con especial visión esa hoja de ruta de Análisis → Convergencia → Integración → Resiliencia → Consecuencia → Trascendencia, con la que hemos de trabajar proactivamente.