Este texto extraordinario contiene el mensaje de amor del cristianismo. Sus máximas ¿pueden prescribir lo que debieran ser las relaciones reales entre personas?
¿El cristiano auténtico y consecuente con lo que propone Mateo 5 tiene alguna probabilidad no ya de éxito sino de supervivencia en un entorno social competitivo como el de nuestro tiempo?
¿QUÉ NOS DICE LA TEORIA DE JUEGOS A ESTE PROPÓSITO?
Para responder a esas preguntas, se pueden hacer reflexiones basadas en la sola pura lógica y en el sentido común.
Pero en este ensayo vamos a aproximar la cuestión apoyándonos en unas ideas muy sencillas inspiradas en la Teoría matemática de Juegos y su simulación por ordenador. (1) No por prurito de modernidad. Es que nos fiamos poco de las especulaciones filosófico-literarias que como bien sabemos por la historia han conducido con demasiada frecuencia a aberraciones desastrosas. Hoy atribuimos mayor credibilidad a la argumentación apuntalada con aparato científico, aunque sea ligero.
Experimento: personajes hipotéticos en un recinto virtual
Sirvámonos de un ejemplo. En el momento de creación de su novela o su pieza de teatro, el escritor imagina unos personajes que van a entrar en interacción, quizás confrontándolos unos con otros, a través de su obra. Con el ordenador podemos hacer algo muy semejante. La simulación permite fabricarnos un recinto virtual – como una especie de acuario en el que se mueven varias especies de peces, que serán como los varios tipos de personajes hipotéticos que deseamos entren en interacción. Uno de ellos será el cristiano de Mateo que presenta la otra mejilla y perdona setenta veces siete, etc. Otros serán personajes muy reales: el que practica el ojo por ojo y diente por diente, el aprovechado, el mandón, el quítate- tú –que- me –ponga- yo, el mentiroso, el seductor, el mediocre, etc. Cada uno de estos personajes está definido en el ordenador por su peculiar estrategia de comportamiento.
Podemos introducir en el acuario virtual personajes con estos perfiles en proporciones diversas, sumergirlos en entornos de valores altos o degradados,… Y ver qué es lo que pasa cuando se pone en marcha el experimento. Quién sobrevive, quién triunfa y quién prospera a lo largo de una serie de interacciones, que son como un reflejo de la vida. El programa informático (1) hace posible simular los comportamientos de los personajes diversos en miles de confrontaciones.
¿Qué resulta de la simulación? A través de interacciones repetidas, los resultados de la simulación socio-matemática nos llevan a afirmar que el cristiano de Mateo pierde en casi todos los casos. (2) Salvo por ejemplo en un entorno constituido exclusivamente por cristianos. O frente a jugadores sociales que aplican la estrategia pura del ojo por ojo (técnicamente hablando, “tit-for-tat”).
Entornos esos casi inexistentes y puramente especulativos que en la vida real no se presentan.
Pero lo importante es que el cristiano ideal según San Mateo tiene todas las de perder. San Francisco de Asís, cristiano perfecto, no hubiera durado una semana como presidente de un gran banco. Tampoco como presidente de un gobierno porque las estrategias cristianas de mansedumbre son desastrosas en un entorno político en que pululan egoístas, ambiciosos, o simplemente de personas “que van solo a lo suyo” pareciéndoles eso muy natural.
En suma, que el Sermón de la Montaña alumbra una maravillosa utopía tan irrealizable, como la república de Platón, la ciudad del sol de Tomás Moro, los falansterios de Fourier, etc. (3)
Ni Mateo 5 ni otros textos de los evangelios relativos a la caridad cristiana pueden de ninguna manera inspirar un orden de regulación social, tal como lo hace el Corán. Ni siquiera constituyen un paradigma viable y universalizable -en el sentido de Kant- para regular el comportamiento individual del cristiano en sus relaciones personales.
Además hay que reconocer que las malas interpretaciones de las bienaventuranzas han generado a lo largo de siglos de vida conventual, el estrago de centenas de millares de hombres y mujeres, convirtiéndolos en psicópatas esquizofrénicos o simplemente desnortados, porque unas exigencias de virtud inalcanzables les habían hecho perder todo sentido de la realidad en sus relaciones humanas cotidianas.
¿Hemos, pues, de pensar que como dijo Jesús a Pilatos: Mi reino no es de este mundo? Bien. Pero entonces, ¿qué hacer, cómo nos comportamos en este mundo donde “homo homini lupus” y “militia est vita hominis super terram”. ¿A qué paradigma acogernos?
CONCLUSIONES DE ORDEN PRACTICO
• Hay que rechazar como utopías absurdas las interpretaciones angelistas del Sermón de la Montaña. El dulce Francisco de Asís, o el hermano del staret Zósima de Dostoiewski en Los Hermanos Karamazov, no son modelos normativos para uso común. Los sublimes Quijotes acaban chocando y estrellándose contra la realidad.
• Porque los evangelios no tienen por qué ser una guía completa para pilotar nuestras relaciones personales. Cuanto más, son una inspiración sublime, una luz que nos viene de un horizonte ideal inalcanzable. La ineludible tarea que incumbe a cada persona humana es dotarse de su propia panoplia de estrategias y su sistema de respuestas para poder hacer frente a la variedad de personajes y situaciones con los que va tropezando a lo largo de su caminar. (4)
• Hay una tendencia natural a eximirse por pereza de la ardua labor de adaptación a cada circunstancia. Es una cómoda postura la de refugiarse en las normas evangélicas que nos lo dan todo hecho. Pero recordemos que según otra máxima evangélica, hay que ser “cándidos como palomas y prudentes como serpientes”. Vastísimo programa. (5)
• Lo que Mateo 5 demanda es algo más profundo: Raspar del corazón toda clase de juicios y prejuicios respecto al Otro, de malas intenciones, de actitudes egoístas, de racismos de etnia, nacionalismos excluyentes, discriminaciones de sexo, de clase social, etc. Porque el mal está en el corazón. Esa me parece ser la última esencia del mensaje cristiano que nos trasmite Mateo. Ahí está la verdadera dificultad, lo que hacía decir a Kierkegaard que el ser cristiano era solamente para una élite de la humanidad. Para el resto, una alta inspiración.
NOTAS
(1) Doy fe de la existencia de tales Programas informáticos porque yo mismo concebí y escribí una variante del mismo hace ya unos años. Utilicé la teoría clásica del Dilema repetido del Prisionero, modificando la matriz de ganancias/penalizaciones e incluyendo memoria en los personajes. El programa era mucho más complejo de lo que deja entrever la versión simplificada presentada en estas líneas.
(2) Los entornos varían según la proporción de tipos de personajes. No es lo mismo el entorno un convento de monjas de clausura que el de una cárcel. Un departamento de jóvenes lobos en un gran establecimiento financiero. Un estado mayor de partido político, un claustro de universidad, etc.
(3) El interesante y discutible experimento social de las Reducciones del Paraguay acabó de manera muy singular.
(4) Los padres y maestros educadores debieran velar a que los niños vayan construyendo su panoplia o sistema de respuestas como prepararación para la vida.
(5) En esa dirección, decididamente no angelista, situaríamos a la obra Oráculo Manual de Baltasar Gracián. Un jesuita con una moral muy sui generis, que publicó ese libro de cabecera de personajes políticos y de grandes negociadores. ¿Cómo integraba el religioso Gracián su maquiavelismo radical con las máximas del evangelio?
¿El cristiano auténtico y consecuente con lo que propone Mateo 5 tiene alguna probabilidad no ya de éxito sino de supervivencia en un entorno social competitivo como el de nuestro tiempo?
¿QUÉ NOS DICE LA TEORIA DE JUEGOS A ESTE PROPÓSITO?
Para responder a esas preguntas, se pueden hacer reflexiones basadas en la sola pura lógica y en el sentido común.
Pero en este ensayo vamos a aproximar la cuestión apoyándonos en unas ideas muy sencillas inspiradas en la Teoría matemática de Juegos y su simulación por ordenador. (1) No por prurito de modernidad. Es que nos fiamos poco de las especulaciones filosófico-literarias que como bien sabemos por la historia han conducido con demasiada frecuencia a aberraciones desastrosas. Hoy atribuimos mayor credibilidad a la argumentación apuntalada con aparato científico, aunque sea ligero.
Experimento: personajes hipotéticos en un recinto virtual
Sirvámonos de un ejemplo. En el momento de creación de su novela o su pieza de teatro, el escritor imagina unos personajes que van a entrar en interacción, quizás confrontándolos unos con otros, a través de su obra. Con el ordenador podemos hacer algo muy semejante. La simulación permite fabricarnos un recinto virtual – como una especie de acuario en el que se mueven varias especies de peces, que serán como los varios tipos de personajes hipotéticos que deseamos entren en interacción. Uno de ellos será el cristiano de Mateo que presenta la otra mejilla y perdona setenta veces siete, etc. Otros serán personajes muy reales: el que practica el ojo por ojo y diente por diente, el aprovechado, el mandón, el quítate- tú –que- me –ponga- yo, el mentiroso, el seductor, el mediocre, etc. Cada uno de estos personajes está definido en el ordenador por su peculiar estrategia de comportamiento.
Podemos introducir en el acuario virtual personajes con estos perfiles en proporciones diversas, sumergirlos en entornos de valores altos o degradados,… Y ver qué es lo que pasa cuando se pone en marcha el experimento. Quién sobrevive, quién triunfa y quién prospera a lo largo de una serie de interacciones, que son como un reflejo de la vida. El programa informático (1) hace posible simular los comportamientos de los personajes diversos en miles de confrontaciones.
¿Qué resulta de la simulación? A través de interacciones repetidas, los resultados de la simulación socio-matemática nos llevan a afirmar que el cristiano de Mateo pierde en casi todos los casos. (2) Salvo por ejemplo en un entorno constituido exclusivamente por cristianos. O frente a jugadores sociales que aplican la estrategia pura del ojo por ojo (técnicamente hablando, “tit-for-tat”).
Entornos esos casi inexistentes y puramente especulativos que en la vida real no se presentan.
Pero lo importante es que el cristiano ideal según San Mateo tiene todas las de perder. San Francisco de Asís, cristiano perfecto, no hubiera durado una semana como presidente de un gran banco. Tampoco como presidente de un gobierno porque las estrategias cristianas de mansedumbre son desastrosas en un entorno político en que pululan egoístas, ambiciosos, o simplemente de personas “que van solo a lo suyo” pareciéndoles eso muy natural.
En suma, que el Sermón de la Montaña alumbra una maravillosa utopía tan irrealizable, como la república de Platón, la ciudad del sol de Tomás Moro, los falansterios de Fourier, etc. (3)
Ni Mateo 5 ni otros textos de los evangelios relativos a la caridad cristiana pueden de ninguna manera inspirar un orden de regulación social, tal como lo hace el Corán. Ni siquiera constituyen un paradigma viable y universalizable -en el sentido de Kant- para regular el comportamiento individual del cristiano en sus relaciones personales.
Además hay que reconocer que las malas interpretaciones de las bienaventuranzas han generado a lo largo de siglos de vida conventual, el estrago de centenas de millares de hombres y mujeres, convirtiéndolos en psicópatas esquizofrénicos o simplemente desnortados, porque unas exigencias de virtud inalcanzables les habían hecho perder todo sentido de la realidad en sus relaciones humanas cotidianas.
¿Hemos, pues, de pensar que como dijo Jesús a Pilatos: Mi reino no es de este mundo? Bien. Pero entonces, ¿qué hacer, cómo nos comportamos en este mundo donde “homo homini lupus” y “militia est vita hominis super terram”. ¿A qué paradigma acogernos?
CONCLUSIONES DE ORDEN PRACTICO
• Hay que rechazar como utopías absurdas las interpretaciones angelistas del Sermón de la Montaña. El dulce Francisco de Asís, o el hermano del staret Zósima de Dostoiewski en Los Hermanos Karamazov, no son modelos normativos para uso común. Los sublimes Quijotes acaban chocando y estrellándose contra la realidad.
• Porque los evangelios no tienen por qué ser una guía completa para pilotar nuestras relaciones personales. Cuanto más, son una inspiración sublime, una luz que nos viene de un horizonte ideal inalcanzable. La ineludible tarea que incumbe a cada persona humana es dotarse de su propia panoplia de estrategias y su sistema de respuestas para poder hacer frente a la variedad de personajes y situaciones con los que va tropezando a lo largo de su caminar. (4)
• Hay una tendencia natural a eximirse por pereza de la ardua labor de adaptación a cada circunstancia. Es una cómoda postura la de refugiarse en las normas evangélicas que nos lo dan todo hecho. Pero recordemos que según otra máxima evangélica, hay que ser “cándidos como palomas y prudentes como serpientes”. Vastísimo programa. (5)
• Lo que Mateo 5 demanda es algo más profundo: Raspar del corazón toda clase de juicios y prejuicios respecto al Otro, de malas intenciones, de actitudes egoístas, de racismos de etnia, nacionalismos excluyentes, discriminaciones de sexo, de clase social, etc. Porque el mal está en el corazón. Esa me parece ser la última esencia del mensaje cristiano que nos trasmite Mateo. Ahí está la verdadera dificultad, lo que hacía decir a Kierkegaard que el ser cristiano era solamente para una élite de la humanidad. Para el resto, una alta inspiración.
NOTAS
(1) Doy fe de la existencia de tales Programas informáticos porque yo mismo concebí y escribí una variante del mismo hace ya unos años. Utilicé la teoría clásica del Dilema repetido del Prisionero, modificando la matriz de ganancias/penalizaciones e incluyendo memoria en los personajes. El programa era mucho más complejo de lo que deja entrever la versión simplificada presentada en estas líneas.
(2) Los entornos varían según la proporción de tipos de personajes. No es lo mismo el entorno un convento de monjas de clausura que el de una cárcel. Un departamento de jóvenes lobos en un gran establecimiento financiero. Un estado mayor de partido político, un claustro de universidad, etc.
(3) El interesante y discutible experimento social de las Reducciones del Paraguay acabó de manera muy singular.
(4) Los padres y maestros educadores debieran velar a que los niños vayan construyendo su panoplia o sistema de respuestas como prepararación para la vida.
(5) En esa dirección, decididamente no angelista, situaríamos a la obra Oráculo Manual de Baltasar Gracián. Un jesuita con una moral muy sui generis, que publicó ese libro de cabecera de personajes políticos y de grandes negociadores. ¿Cómo integraba el religioso Gracián su maquiavelismo radical con las máximas del evangelio?