Eugenio García Gascón: La cárcel identitaria. Dietario de Jerusalén. Madrid: Libros del K.O., 2013 (324 páginas).
Escrito a modo de dietario, el libro de Eugenio García Gascón reúne numerosas entradas escritas a lo largo de los últimos años. Pese a abordar diversos aspectos de Oriente Próximo, su hilo conductor es el conflicto israelo-palestino.
A diferencia de su texto anterior sobre la misma temática (Israel en la encrucijada. Crónicas e historia de un sueño imperfecto. Barcelona: Debate, 2004), más centrado en la aventura colonial sionista y su articulación en el Estado israelí, el actual recoge diferentes dimensiones del conflicto.
Entre los temas que son objeto de sus comentarios y reflexiones, cabe destacar la persistente ocupación militar israelí, su política de asentamientos y la represión sistemática que conlleva; las relaciones entre Estados Unidos e Israel (desde la animadversión hacia Obama hasta la mayor cercanía de éste a Israel); la inoperancia ―cuando no, la indiferencia― de la comunidad internacional (en particular, de Estados Unidos y la Unión Europea) frente a la violación sistemática del Derecho internacional por parte de la potencia ocupante; y los nuevos historiadores israelíes y sus esclarecedoras aportaciones a la comprensión del conflicto.
No menos insistentes son sus entradas sobre la exaltación identitaria (en particular, la de carácter confesional), en las que el autor manifiesta su escepticismo sobre las posibilidades reales de que la democracia arraigue y fructifique en sociedades con un peso tan significativo de la religión como las de Oriente Próximo.
Pero la tendencia a una religiosidad totalitaria no se reduce sólo al mundo musulmán, también está muy presente en Israel. Incluso ha penetrado en su Ejército. De hecho, la mitad de los oficiales que sirve en los territorios ocupados “no ha recibido una educación laica, sino que ha acudido a escuelas religiosas”.
El libro de Eugenio García Gascón puede leerse como un mosaico que, integrado por teselas de información, análisis y opinión, dibuja un panorama sombrío sobre las posibilidades de resolución de este prolongado conflicto. No menos importante es la perspectiva sobria y serena del autor. Algunas de sus frases pueden ser consideradas como auténticos aforismos acerca del conflicto:
“Los dirigentes occidentales se engañan, quizás a sabiendas, al creer, o hacer creer, como hace Israel, que el conflicto árabe israelí es simétrico, que las dos partes deben hacer mucho para conseguir la paz. La realidad es bien distinta. La solución del conflicto es una cuestión interna israelí y no dará ningún fruto a menos que Occidente presione a Israel con energía y determinación”.
Conocedor de primera mano y sobre el terreno de la situación, Eugenio García Gascón reside en Jerusalén desde 1991. Está considerado como el decano de los periodistas españoles destacados en esta región. Pero, quizás, su característica más sobresaliente es su maestría a la hora de diferenciar entre informar y desinformar. Dicho con sus propias palabras:
“A mi modo de ver, hay dos formas de informar sobre el conflicto: poniendo énfasis en las declaraciones o poniendo énfasis en los hechos. Dependiendo de la opción que se escoja, se transmitirá ficción o realidad. A veces esta confusión tiene su origen en los periodistas que están en las redacciones en Occidente, quienes tienden a poner énfasis en las declaraciones rimbombantes y no en los hechos cotidianos”.
Quien desee familiarizarse con esta parte del mundo, tiene en el texto de Eugenio García Gascón una guía introductoria, que se puede acompañar con sus colaboraciones en el periódico Público, donde mantiene el blog Balagán.
Escrito a modo de dietario, el libro de Eugenio García Gascón reúne numerosas entradas escritas a lo largo de los últimos años. Pese a abordar diversos aspectos de Oriente Próximo, su hilo conductor es el conflicto israelo-palestino.
A diferencia de su texto anterior sobre la misma temática (Israel en la encrucijada. Crónicas e historia de un sueño imperfecto. Barcelona: Debate, 2004), más centrado en la aventura colonial sionista y su articulación en el Estado israelí, el actual recoge diferentes dimensiones del conflicto.
Entre los temas que son objeto de sus comentarios y reflexiones, cabe destacar la persistente ocupación militar israelí, su política de asentamientos y la represión sistemática que conlleva; las relaciones entre Estados Unidos e Israel (desde la animadversión hacia Obama hasta la mayor cercanía de éste a Israel); la inoperancia ―cuando no, la indiferencia― de la comunidad internacional (en particular, de Estados Unidos y la Unión Europea) frente a la violación sistemática del Derecho internacional por parte de la potencia ocupante; y los nuevos historiadores israelíes y sus esclarecedoras aportaciones a la comprensión del conflicto.
No menos insistentes son sus entradas sobre la exaltación identitaria (en particular, la de carácter confesional), en las que el autor manifiesta su escepticismo sobre las posibilidades reales de que la democracia arraigue y fructifique en sociedades con un peso tan significativo de la religión como las de Oriente Próximo.
Pero la tendencia a una religiosidad totalitaria no se reduce sólo al mundo musulmán, también está muy presente en Israel. Incluso ha penetrado en su Ejército. De hecho, la mitad de los oficiales que sirve en los territorios ocupados “no ha recibido una educación laica, sino que ha acudido a escuelas religiosas”.
El libro de Eugenio García Gascón puede leerse como un mosaico que, integrado por teselas de información, análisis y opinión, dibuja un panorama sombrío sobre las posibilidades de resolución de este prolongado conflicto. No menos importante es la perspectiva sobria y serena del autor. Algunas de sus frases pueden ser consideradas como auténticos aforismos acerca del conflicto:
“Los dirigentes occidentales se engañan, quizás a sabiendas, al creer, o hacer creer, como hace Israel, que el conflicto árabe israelí es simétrico, que las dos partes deben hacer mucho para conseguir la paz. La realidad es bien distinta. La solución del conflicto es una cuestión interna israelí y no dará ningún fruto a menos que Occidente presione a Israel con energía y determinación”.
Conocedor de primera mano y sobre el terreno de la situación, Eugenio García Gascón reside en Jerusalén desde 1991. Está considerado como el decano de los periodistas españoles destacados en esta región. Pero, quizás, su característica más sobresaliente es su maestría a la hora de diferenciar entre informar y desinformar. Dicho con sus propias palabras:
“A mi modo de ver, hay dos formas de informar sobre el conflicto: poniendo énfasis en las declaraciones o poniendo énfasis en los hechos. Dependiendo de la opción que se escoja, se transmitirá ficción o realidad. A veces esta confusión tiene su origen en los periodistas que están en las redacciones en Occidente, quienes tienden a poner énfasis en las declaraciones rimbombantes y no en los hechos cotidianos”.
Quien desee familiarizarse con esta parte del mundo, tiene en el texto de Eugenio García Gascón una guía introductoria, que se puede acompañar con sus colaboraciones en el periódico Público, donde mantiene el blog Balagán.