Bitácora

RSE, ONG y Marketing (2)

Redactado por Javier Barranco Saiz el Miércoles, 5 de Febrero 2014 a las 07:27

En el artículo anterior iniciábamos un análisis del entorno en el que van a actuar los componentes del mercado social, una vez que este cambio de ciclo se estabilice y surja un nuevo panorama en el que todo va a ser distinto a lo actual y en el que la competencia entre ellos, principalmente entre las entidades no lucrativas, se agudice para conseguir una porción de la escasa tarta a repartir.

Las ONG que sigan con la filosofía que denomino “mendicante” no van a tener nada que hacer, a menos que se transformen en entidades de servicios que faciliten la vida a sus “clientes” y, al tiempo, aporten algo a sus donantes.

Entre otras cosas, deberán transformar sus sistemas de gestión, en especial todo aquello que esté relacionado con la Comunicación y la venta activa; es decir implantar una estrategia de Marketing, de Marketing Social, que sea el motor de su supervivencia.



Siguiendo con el análisis previo que habíamos iniciado en el artículo anterior, nos quedaba el tercer elemento del mercado social: las ONG, que son las gestoras prácticas en dicho entorno y las que viven la realidad, de cerca, de verdad y con un auténtico conocimiento de la causa.

En ellas confluyen todas las reducciones presupuestarias anteriormente indicadas y, además, las restricciones en las donaciones que se imponen los miembros de una sociedad que ha visto disminuidos sus ingresos como consecuencia de despidos, cierres de empresas o reducciones de sus salarios.

Se han realizado estudios sociológicos que ratifican esta situación. El efectuado por la Fundación ADECCO indica que en este año, en el 2.014, un 8 por ciento de los españoles reducirán o anularán su colaboración con las ONG a las que donaban.

El que ha hecho Bain&Company tomando como referencia las treinta y cinco entidades no lucrativas más importantes de España, confirma que los ingresos de éstas han disminuido, en los tres últimos años, más de un 20 por ciento.

Sin embargo y a pesar de esta situación o, mejor, debido a esta situación, los grupos de ciudadanos desfavorecidos ven aumentar el número de sus componentes e, incluso, aparecen otros que pensábamos que habían desaparecido en países de nuestro entorno, como el de la pobreza infantil.

La realidad es que se incrementa la demanda y, por el contrario, disminuye la oferta: hay muchos que quieren comprar nuestro “producto”, pero nos hemos quedado sin “materias primas” para fabricarlo; o tenemos menos.

Y lo más grave de todo esto, en mi opinión, no es que ésta sea una situación coyuntural que pasa con la crisis, no. Cuando salgamos de ella, que saldremos mejor o peor, veremos que muchos de los paradigmas que habíamos considerado inmutables, ya no nos sirven para nada. Todo cambiará.

Y en el mercado social va a pasar lo mismo. Esta situación adversa va a implicar transformaciones radicales en todos sus componentes pero, especialmente, en lo correspondiente a las ONG.

Considero que la época de las entidades no lucrativas “mendicantes”, las que sólo piden, ha pasado a mejor vida o, si no queremos ser tan radicales, les queda poco recorrido por hacer. En el nuevo ciclo tendrán que ofrecer algo a sus donantes, empresas, administraciones o público en general, a cambio de su aportación.

Por otro lado, deberán reestructurarse con mentalidad empresarial y se verán obligadas a aplicar una estrategia de Marketing para distinguirse de las otras muchas con las que van a tener que competir y para establecer la sistemática de captación de donantes y recursos.

Si no se produce este cambio de mentalidad y de gestión, su futuro está asegurado: la desaparición de la institución y la apropiación de su “cartera de clientes” por aquellas otras que sí hayan entendido el cambio. Es, sin duda alguna, una exigencia de supervivencia.
Miércoles, 5 de Febrero 2014 | Javier Barranco Saiz
| Redactado por Javier Barranco Saiz el Miércoles, 5 de Febrero 2014 a las 07:27