Como todos conocemos, la encuesta, tanto la personal, como la postal o la telefónica, se fundamenta en el empleo de unos instrumentos estructurados, los cuestionarios, que se aplican o se “pasan” a una muestra representativa de una población.
La forma de solicitar la información que se requiere a esa muestra es la que determina el apellido de la encuesta.
No obstante, con independencia del tipo de encuesta que se utilice, es muy importante definir, con total claridad, el objetivo que se pretende alcanzar con el Estudio, así como establecer con precisión las características cuantitativas y cualitativas de esa muestra representativa a la que nos vamos a dirigir.
De los resultados obtenidos en estudios de tipo cualitativo y de la propia experiencia del equipo de investigación, se definirán las líneas maestras que, una vez depuradas, constituirán las preguntas del cuestionario a utilizar.
Finalmente, la tabulación, es decir la formación de tablas con los resultados obtenidos en las diferentes preguntas del cuestionario, permitirá al equipo efectuar los análisis y obtener las conclusiones oportunas.
Los pilares de cualquier tipo de encuesta son tres:
- El cuestionario a emplear
- La muestra representativa de la población
- El entrevistador excepto en el caso de la encuesta postal, obviamente.
Nos centraremos, en esta miniserie de artículos, en el cuestionario, elemento fundamental de toda encuesta ya que de él depende gran parte de la exactitud del Estudio.
Su utilización se justifica, principalmente, por la necesidad de sistematizar la recogida de la información procedente de un gran número de individuos, permitiendo hacer más rápida y concreta la toma de datos, así como facilitando la posterior tabulación de las preguntas.
En su diseño se va a requerir el manejo de varias fuentes de documentación relativas al tema objeto de la investigación, así como hacer uso de los resultados de anteriores estudios, preferentemente cualitativos, como reuniones de grupo, entrevistas en profundidad, PHILLIPS66 o braimstorming, y de la propia experiencia del equipo investigador como ya se ha indicado anteriormente.
Siempre conviene que, antes de lanzar el cuestionario “definitivo” a la muestra elegida, se diseñe un prototipo que se denomina “de prueba” y que se suele pasar a una submuestra para, así, detectar los posibles errores que contuviera. De esta forma, se pueden corregir antes de generalizarlos al total de la muestra.
No obstante lo dicho, hay que ser conscientes de que siempre, en mayor o menor medida, vamos a encontrarnos con fallos en el cuestionario. Lo que hay que hacer es minimizarlos en lo posible.
En los próximos artículos nos centraremos, principalmente, en los siguientes cuatro temas:
- Características de un buen cuestionario
- Estructura interna de un cuestionario
- Tipos de preguntas a utilizar en el cuestionario
- Normas para la redacción de un cuestionario.