Continuando con las referencias acerca de la confusión entre ambos conceptos de Marketing, en Microsoft Partner Network, bajo el título “Marketing Social, desarrolle su negocio”, se expone que “los medios sociales pueden beneficiarse de mayor exposición, de un incremento del tráfico de sus sitios web, de mejores calificaciones del motor de búsqueda…” y, más adelante, “no existe la manera perfecta de hacer Marketing Social, pero hay que considerar algunos puntos clave, como el no poder controlar lo que su red hace o dice…”.
En “Marketing Social con Twitter” el experto Pmendez indica que “Twitter es una herramienta de Comunicación pero, en poco tiempo, se ha convertido en un instrumento de trabajo y de Marketing Social”.
En Wellcommunity, el foro de Comunicación de Wellcomme, se recomiendan los “Diez mejores libros de Marketing Social”. Sirvan, como muestra, los siguientes:
- “El Manifiesto Cluentrain” de Levine, Locke, Searls y Weinberger, para muchos la biblia del marketing on-line.
- “La Vaca Púrpura” de Seth Godin, al que califica de “Gurú del Marketing Social”.
- “Naked Conversations” de Shel Israel y Robert Scable, o
- “Iníciate en el Marketing 2.0” de Enrique Burgos y Marc Cortés, especialistas españoles en Marketing on-line.
Finalizamos estos testimonios con el Estudio de Mercado realizado por Ad-ology a 752 empresas y titulado “Los nueve sitios más importantes para el Marketing Social”. El 55 por ciento considera a Facebook como el medio social más beneficioso para su negocio, seguido por Twitter, YouTube y Linkedin.
Podríamos seguir aportando más comentarios, artículos, sitios o referencias que abundaran en esta idea equívoca, pero no nos parece necesario insistir más, ya que, solamente, pretendíamos constatar el error, bastante generalizado, de confundir el Marketing Social con el Marketing en los Medios Sociales o en las Redes Sociales.
En el próximo y último artículo referente a esta diatriba, acudiremos a las fuentes originales del Marketing Social, a aquellos especialistas como Roberto, Andreason o Kotler que tuvieron la visión de aplicar una filosofía y unas herramientas a algo que no tenía nada que ver con incrementar la cifra de ventas para obtener un mayor beneficio.
Pensaron en emplear el Marketing para facilitar la existencia, para mejorar la calidad de vida, de determinados grupos desfavorecidos inmersos en esta Sociedad de la sobreabundancia y del despilfarro.
En aplicar las herramientas que tan buen juego habían dado en los mercados lucrativos, con el objetivo de convencer a los ciudadanos para que adoptaran nuevas actitudes y mejores comportamientos que redundaran en su propio beneficio y en beneficio de la comunidad.
Y, así, nació el Marketing Social, hacia mediados del siglo pasado, cuando, todavía, ni se vislumbraba el impacto que tendrían las nuevas tecnologías ni se sospechaba que, algún día, las personas estaríamos dentro de unas redes de comunicación en las que intercambiaríamos experiencias y comentarios.