Bitácora

Marketing Político y Electoral: El Candidato (y 4)

Redactado por Javier Barranco Saiz el Miércoles, 16 de Diciembre 2015 a las 07:15

Finalizamos, con este artículo, la serie referente a los tipos de candidatos que nos podemos encontrar en un proceso electoral. Con más o menos matices, estoy convencido de que, en todos los países, podríamos hacer una adaptación de los distintos participantes políticos a los perfiles descritos. Es una constante.

Quizá lo más importante es que el ciudadano, a la hora de depositar su voto, no se deje apabullar por los cantos de sirena que le susurren, ni por los bonitos envases en los que se envuelven estos productos de Marketing Político que son los candidatos durante los comicios.

El Marketing Electoral debe contribuir, por ello, al desarrollo positivo de la Democracia, facilitando información veraz e intentando que los partidos políticos sean más transparentes y, como consecuencia, más éticos.



El tercer y último tipo de candidato que nos podemos encontrar en el panorama electoral es el que denominamos "líder".

Éste se caracteriza por ser el político que está, permanentemente, en una actividad organizada que va a permitir, a él y a su equipo de campaña, comprobar sus resultados tanto a corto como a medio y largo plazo, ya que estos se proyectan durante amplios períodos de tiempo.

Se suele distinguir por el logro de sus objetivos y, también, por la forma de conseguirlos; tiene auténtica necesidad de materializar en obras concretas los ideales que transmite en su programa electoral.

En el fondo, es un idealista que está convencido de su ideología política y de que ésta puede ser, es, la palanca que cambiará a mejor a la sociedad.

Tiene una gran seguridad acerca de que su papel está en servir a la ciudadanía, lo que no le impide actuar, de forma racional e interesada, para conseguir unir sus intereses electorales con los de los electores.

Suele destacar por su constancia en la consecución de aquellos objetivos que, previamente, se ha marcado, quizá por su propia inteligencia ejecutora, o por su gran capacidad de trabajo o por su enorme sentido de la responsabilidad. Esto le obliga a ofrecer a sus votantes sólo aquello que, realmente, puede lograr.

Es el político que ofrece seguridad por su seriedad, aunque esa personalidad se vuelva, en ocasiones, contra él mismo, al presentar rasgos de intransigencia y, en bastantes ocasiones y como consecuencia de sus superiores dotes intelectivas, fatuidad al aparecer como un líder dominante y pagado de sí mismo.

El equipo de campaña que le acompañe le debe ayudar en el cumplimiento de sus objetivos pero, también, a superar ese individualismo extremo que constituye su gran defecto y a evitar que el mercado electoral le vea como un iluminado petulante.

Podríamos poner nombres propios, en cada país, a cada uno de estos perfiles que hemos descrito. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, al igual que en Biología es difícil encontrar especies puras, en Marketing Político también es extraño encontrarnos con un candidato que se adapte al cien por cien a lo indicado en estos artículos.

Lo importante, en mi opinión, de todo ello es que el Marketing Electoral destaque los rasgos determinantes de los competidores, sin engañar al ciudadano y, sobretodo, que ayude a que éste tome una correcta decisión acerca de quién va a resultar elegido en la confrontación.

El Marketing Político, lejos de las negatividades que presentan sus detractores, puede contribuir, contribuye ya, a mejorar la Democracia en las naciones porque ayuda a los partidos a ser más transparentes y a los ciudadanos a estar mejor informados.
Miércoles, 16 de Diciembre 2015 | Javier Barranco Saiz
| Redactado por Javier Barranco Saiz el Miércoles, 16 de Diciembre 2015 a las 07:15