Las encuestas “israelíes”, a pesar de los inconvenientes que indicábamos en el artículo anterior, se utilizan con profusión, en especial por determinados medios de Comunicación como las cadenas de televisión o las emisoras de Radio ya que, hasta la publicación oficial de los resultados definitivos, es una manera de mantener en tensión o, por lo menos, entretenidas a sus audiencias, deseosas de conocer cuanto antes los resultados finales.
Los sondeos “quick count” son mucho más fiables puesto que la representatividad estadística se aplica a una muestra de papeletas ya emitidas, es decir, a votos reales y, oficialmente, contabilizados.
Como en cualquier diseño de encuesta, la precisión que se desee alcanzar con el estudio dependerá del Coeficiente de Fiabilidad y del Error de Muestreo que se establezcan previamente, partiendo, lógicamente, de poblaciones estadísticamente infinitas, es decir mayores de cien mil individuos, y en condiciones de muestreo desfavorables (p = q = 50 %).
Los diseñadores del estudio tendrán que considerar, para ello, la relación existente entre el tamaño de la muestra representativa y la rapidez y precisión con las que se pretende obtener la información. En muchas ocasiones, ambos conceptos entran en contradicción debido al mayor o menor tamaño de dicha muestra, lo que influye en el proceso de captación de los datos requeridos.
Es importante contar con una red de campo que controle todas las mesas de votación seleccionadas en la muestra. En este aspecto, los interventores y los apoderados de los partidos, en los colegios electorales, desempeñan un papel fundamental. Constituyen, por sí mismos, una red interesada y muy motivada por ello, con el objetivo final del estudio.
Los partidos utilizan estas encuestas no tanto para una información general a la población, sino para establecer las estrategias de Comunicación que serán aplicadas inmediatamente, después de que se conozcan los resultados oficiales.