Cada vez más, los resultados de los estudios electorales, principalmente de los cuantitativos, se están convirtiendo en una táctica de la estrategia de Comunicación, en lugar de constituir un elemento de análisis de la situación o de control de la campaña.
Esta circunstancia que, en lenguaje de Marketing Político, denominan “House Race History”, está siendo tan habitual que tanto los medios de comunicación, como los partidos y/o los propios ciudadanos, dedican más tiempo, esfuerzo y recursos a estudiar las variaciones puntuales que se producen en los resultados que a un análisis sistemático y racional de los programas.
Esto se debe, principalmente, a los efectos que produce, en la población afectada, la publicación de los resultados de las encuestas. Se origina, intencionadamente o no, un clima favorable a los ganadores y, por el contrario, desfavorable para los perdedores.
Está, exhaustivamente, analizado por sociólogos y psicólogos el mecanismo mental por el que un ciudadano dubitativo modifica su intención de voto en función de las previsiones electorales que se publican.
En los estudios de mercado preelectorales conviene efectuar una doble distinción, no tanto desde un punto de vista técnico o metodológico, sino de la consideración del estado “ambiental” del mercado político, o de la propia situación personal del potencial elector.
Por un lado, tendríamos los estudios que se hacen antes de convocarse, oficialmente, los comicios electorales y, por otro, aquellos que se efectúan cuando ya se conoce la fecha definitiva de la votación.
Los primeros son los menos exactos, los que tienen poca significación ya que, todavía, el potencial elector no se encuentra en una situación de actuación concreta.
Lo que se analiza, fundamentalmente, en este tipo de estudios son las circunstancias coyunturales, las tendencias generales o las reacciones colectivas ante determinados eventos, por ejemplo, la publicación de los casos de corrupción que afecten a un candidato concreto o a un partido.
Cuando se establece la fecha de la convocatoria, la actitud, tanto individual como colectiva, de los electores potenciales se transforma; se pasa de una hipótesis, a una realidad con día concreto.
En este caso, los estudios de mercado tienen objetivos específicos, mucho más definidos, y las estimaciones de tendencias de los sondeos anteriores se convierten en predicciones de resultados electorales.
En ellos se incluyen análisis de aquellos factores que permiten interpretaciones de los fenómenos sociales más exactas para poder explicar intencionalidades de los votantes y, también, facilitar la distribución racional del voto oculto, auténtico virus mortal de los estudios me mercado políticos.