2.- la Estrategia de Comunicación Personal del Médico
Como hemos indicado, este punto lo subdividiremos en los dos siguientes:
- Habilidades Comunicativas necesarias
- Redes Sociales para Médicos.
Desarrollemos dichos puntos.
2.1.- Habilidades Comunicativas
Un buen médico, además de la profesionalidad que, como el valor al militar, se le supone, debe disponer de un conjunto de habilidades que, aplicadas a la entrevista clínica, permitan aumentar la eficacia y efectividad de ésta. Estas habilidades de comunicación deben tener, como objetivo principal, centrar la atención de la consulta en la mutua relación que se va a construir entre médico y paciente y no en uno o en otro exclusivamente.
La consecuencia fundamental que se deriva de esto, es la obtención del beneficio mutuo ya que, gracias a ellas, se incrementa el respectivo nivel de satisfacción al poder determinar las causas reales de la consulta con una mayor precisión. Por otro lado, permiten una mejor colaboración del paciente, con lo que disminuye la preocupación de éste.
En muchas ocasiones, la satisfacción del paciente se expresa en su convicción de haber podido exponer, con libertad y amplitud, su historial clínico y plantear sus preocupaciones y dudas.
La faceta comunicativa en el ámbito sanitario ha evolucionado al tiempo que lo ha hecho la propia Estrategia de Comunicación en sí: desde la preponderancia del mensaje como eje comunicativo, desde su concepción hasta su emisión, a la Comunicación bidireccional en la que el mensaje da prioridad a la interacción entre emisor y receptor para conseguir una mutua colaboración.
En las consultas médicas está ocurriendo algo similar: un transvase del foco de atención de la actividad del profesional a la relación interactiva con el paciente.
Kurtz S., Silverman J. y Draper J. en sus “Teaching and Learning Communication Skills in Medicine” y en “Skills for Communicating with Patients”, establecen las cinco características que debe contener una comunicación efectiva. Estas son:
- Poder transformar una simple transmisión de información en una auténtica interacción que permita la retroalimentación y la mutua comprensión.
- Eliminar la incertidumbre, ya que ésta distrae e interfiere en la relación entre el médico y su paciente.
- Planificar la entrevista en función de los resultados que se desean obtener.
- Ser dinámica y, al tiempo, flexible para poder adaptarse a las distintas tipologías del receptor.
- Incidir, permanentemente, en la información requerida para conseguir la comprensión total de la problemática en cuestión.
Estos principios se materializaron, hacia principios de los pasados años ochenta, en lo que se ha venido denominando Sistema o Guía CALGARY-CAMBRIDGE implantada ya, a nivel mundial, en muchas universidades y en la mayor parte de las especialidades médicas. En el próximo artículo hablaremos de los puntos esenciales de dicha Guía.