Continuamos con la tesis iniciada en el artículo anterior.
Aun considerando que los aspectos positivos son muy superiores a los negativos, inmediatamente surgieron los detractores que indicaban que todas estas actividades podrían ser percibidas por los clientes como tácticas promocionales para incrementar su volumen de ventas y obtener un mayor beneficio.
Que, con total seguridad, el cliente las rechazaría por considerar que son acciones oportunistas, ya que la realidad era que las empresas se aprovechaban de la buena voluntad de las ONG y de los propios ciudadanos...
En bastantes ocasiones se ha indicado que todo esto responde a problemas derivados de la mala conciencia generada por los escandalosos beneficios que se obtienen y que lo que se pretende es paliarlos con acciones solidarias.
La realidad ha demostrado que no es así. Habrá, cómo no, bastantes entidades que utilicen el Marketing Social Corporativo como una estrategia más de Publicidad, pero la realidad es que el mercado lo ha entendido y hasta lo exige, lo que resulta difícil de achacar a una artera manipulación.
La última especialidad que vamos a considerar en esta disquisición es el Marketing Interno, es decir la aplicación del Marketing a la gestión de los Recursos Humanos.
Se podría definir como un conjunto de técnicas que intentan vender la idea de empresa, con sus objetivos, estrategias, estructuras organizativas, dirigentes y demás componentes, a un mercado de clientes internos, los trabajadores, que desarrollan su actividad en ella.
Este tipo de Marketing, tan útil en situaciones críticas como las actuales, pretende, como fin último, aumentar la motivación e integración del empleado y, como consecuencia directa, su productividad.
En este ámbito podríamos pensar que la manipulación es fácil, pero no tanto por la aplicación del Marketing sino por la indefensión en la que se encuentra sumido el trabajador. Ya no es una manipulación propiamente dicha, sino una coacción derivada de la inseguridad laboral.
No es necesario aplicar técnicas de Marketing para manipular al trabajador, ya que se le manipula de forma más fácil y grosera con políticas de Recursos Humanos más destructivas, que no le consideran portador de valores sino un mero número de matrícula.
El Marketing Interno pretende, en este ámbito, ser todo lo contrario: ser anti-manipulador. Ayudar a sacar todo el potencial que lleva el empleado y ponerlo al servicio de la organización y de sí mismo, con lo que, al final del proceso, el beneficio es mutuo.
Según vayan madurando los mercados y evolucionando los profesionales, veremos, verán quienes lleguen a vivirlo, la verdadera dimensión del Marketing: incrementar la transparencia de la información, democratizar la toma de decisiones por parte del cliente externo o interno y aportarle seguridad a la hora de su elección.
No manipula, sino que ayuda, o debe ayudar, a que el mercado sea más ético y, en consecuencia, más sostenible.