4.- ACOSO LABORAL
El mobbing o acoso laboral viene de la acepción inglesa “to mob” que significa ser atacado o asediado por una multitud.
El primer especialista que empezó a analizarlo fue el psicólogo alemán Heinz Leyman que sostenía que el acoso laboral no era un conflicto, propiamente dicho, debido a que éste se caracteriza por ser inevitable, mientras que el acoso laboral consiste en una destrucción sistemática del acosado que puede ser evitada.
En una etapa de crisis en la que los despidos y los expedientes de regulación de empleo, los EREs, se han convertido en algo habitual en las empresas, el mobbing ha llegado a ser un auténtico y funesto instrumento de gestión en manos de jefes desaprensivos.
Curiosamente, los sujetos a los que se dirigen estas malas prácticas, suelen ser empleados con un alto grado de profesionalidad, muchos años de experiencia, gran prestigio en su entorno y elevados niveles salariales, es decir caros, y que, por una serie de circunstancias difícilmente explicables, se han convertido en molestos para la organización, que desea prescindir de ellos.
Al no tener ningún motivo racional que justifique su despido, se utiliza la presión psicológica sobre el trabajador por medio del aislamiento profesional y social, por la eliminación de funciones de su puesto de trabajo o por la discriminación a través de un trato diferente que atente a su dignidad.
El objetivo final de este acoso laboral es que sea el propio empleado el que, sometido a esta violencia psicológica prolongada, decida,” voluntariamente”, abandonar la empresa al no poder soportar el estrés que está padeciendo.
En bastantes ocasiones se producen situaciones dramáticas que llegan a conducir a una toma de decisiones drásticas por parte del acosado, como es el suicidio.
Un caso que la prensa española publicó, hace unos años, fue el sucedido en Barcelona con un joven trabajador de una empresa de transportes que, incapaz de aguantar el acoso al que estaba sometido por sus jefes, puso fin a su vida tirándose por una ventana. Sus padres llevan años intentando demostrar que la causa del suicidio fue la presión laboral. Difícil intento…
Más notoriedad han alcanzado las decenas de suicidios de empleados de la operadora francesa de telecomunicaciones France Telecom. Según indicaba la revista Vanity Fair, parece ser que el origen de esta tragedia podría estar en la presión que los directivos y mandos de dicha empresa ejercían sobre la plantilla con el objeto de que abandonaran la compañía.
La razón causante de esta situación era la existencia de un bonos que recibían los jefes por conseguir el objetivo de reducción en sus equipos; entre un 15 y un 40 por ciento de su sueldo dependía del cumplimiento del mismo.
Conocemos algunas grandes empresas españolas en las que los directivos y, en algunos casos, también los sindicatos, reciben este tipo de gratificaciones por cumplir las metas de reducción de plantilla establecidas en los correspondientes EREs.
A esta práctica se la conoce como “bossing” y es, en términos generales, el acoso realizado por un directivo o por sus representantes sobre un trabajador incómodo, para provocar su marcha voluntaria.
Un aspecto curioso, y a la vez lamentable, en este tipo de actuaciones es que el acosador no suele tener el más mínimo sentimiento de culpabilidad. Incluso llega a pensar, principalmente en el caso de los EREs, que está haciendo lo que debe hacer, siempre en beneficio de la empresa.
Se podrían distinguir dos tipos diferentes de acoso laboral en función de los fines que se pretendan conseguir: el acoso laboral sexual y el acoso laboral de exclusión. En los próximos artículos desarrollaremos las características y diferencias existentes entre ambos.