En este análisis comparativo que estamos efectuando contrastando la situación actual con lo acaecido en nuestras empresas en los años 80, nos percatamos de algo realmente grave y es que la problemática está, ahora, más agudizada que antaño y que el concepto de empresa que tenemos es muy difícil de vender a un componente humano mucho más preparado y mucho más exigente en sus planteamientos de participación.
Actualmente, este trabajador, este cliente interno, tiene un mayor nivel formativo, mejores posibilidades de expresión, muchos más canales de información y una mayor protección legal. Todo ello le permitiría, en teoría, ser más crítico y más reacio a integrarse en entidades que no le garantizasen, plenamente, su desarrollo personal, social y económico. Sin embargo la realidad no es así.
Al ser las circunstancias actuales las que son, lo que se está generando en todos los niveles de la estructura organizativa, es una frustración respecto a sus directivos y a sus empresas, similar a la que provocan los políticos u otro tipo de sujetos e instituciones; el trabajador está, también, “indignado”, haciendo uso de un término muy empleado en los últimos tiempos.
Ante este panorama, la empresa que quiera aplicar estrategias de Marketing Interno a su plantilla lo va a tener difícil, ya que no va a poder presentar una estrategia meridianamente clara a futuro pues el entorno juega en su contra. No puede garantizar incrementos salariales ni a corto ni a medio plazo y, lo que es más grave, tampoco puede asegurar los actuales puestos de trabajo.
Una vez más, y ya son muchas en la historia empresarial, hablar de “capital humano” suena a broma de mal gusto, en especial cuando oímos, en las conferencias y foros de recursos humanos, la importancia de éste frente al capital financiero o a los otros recursos. No podemos por menos que esbozar una sonrisa benevolente e indignarnos internamente.
La Espada de Damocles de los EREs, Expedientes de Regulación de Empleo, o de los recortes de plantilla en lenguaje llano, pende por encima de los trabajadores y de sus representantes sindicales. Por ello se aceptan reducciones salariales permanentes a cambio de mantener las plantillas provisionalmente. ¡Cómo para hablar de Marketing Interno!
Y, ante este panorama, siguen los gurús de Recursos Humanos estableciendo pautas teóricas para que el personal se integre más en las organizaciones y se motive plenamente. Mucho tendrá que cambiar el entorno empresarial, tanto interna como externamente.