3.- La Campaña Electoral (Continuación)
En estos tiempos, las campañas se basan en la eficacia de las técnicas de Comunicación, en especial en las que utilizan Internet y las Redes Sociales, ya que son estos medios los más favorables para transmitir los programas electorales. Ellos son el auténtico generador de Marketing Viral, pues pueden llegar a muchos ciudadanos de la forma más rápida y atractiva.
La actual situación económica de penuria también está influyendo en el desarrollo de las campañas. La campaña para las elecciones locales que ha vivido, recientemente, España ha sido la más austera de los últimos años. En primer lugar por la crisis económica pero, sobre todo, por una reforma de la Ley Electoral que se aprobó hace unos meses y que limita los gastos de las campañas.
En un artículo publicado el pasado día 10 de mayo en elpais.com titulado ”La Campaña se pone a dieta” se indica que esta necesidad de reducir los gastos hace que los partidos estén utilizando espacios públicos que les proporcionan gratuitamente los ayuntamientos, que ahorren en Publicidad cifras cercanas al 40 por ciento, como anunció el PSOE, o que la campaña del PP girase “en torno a los candidatos y a sus propuestas, y no en torno al Marketing”, como expresaba su coordinador electoral Bermúdez de Castro.
Concluimos esta serie de siete artículos incidiendo en el hecho de que, aunque el Marketing Político es el “paraguas” bajo el que se recoge todo lo relativo a la aplicación de estas técnicas a la Política, es diferente al Marketing Electoral; son dos etapas de un proceso que, utilizando idénticas herramientas, pueden llegar a tener fines diferentes.
En el Marketing Electoral el objetivo es concreto: ganar unas elecciones. Esto sirve para unos comicios políticos, sindicales, de una asociación o de un colegio profesional. Tiene un comienzo y tiene un final que coincide con el escrutinio de los votos.
El Marketing Político, además de compartir con el Marketing Electoral el objetivo inicial de ganar unas elecciones, va más allá, en el sentido de que se constituye en el instrumento que permite establecer las bases para seguir ganando elecciones o, con palabras de Marketing, para fidelizar a los votantes a través del convencimiento de la eficacia y eficiencia del partido durante el período de gobierno o postelectoral.
Si no, estaremos abocados a lo que escribía el premio Nobel José Saramago en su “Ensayo sobre la lucidez”: “El sistema democrático tiene una bomba, y la bomba es el voto en blanco”. No pongamos, entre todos, la espoleta porque nos puede estallar entre las manos y llevarse por delante al propio sistema.