Bitácora

Ineficaz Marketing Político (6)

Redactado por Javier Barranco Saiz el Jueves, 9 de Junio 2011 a las 09:49

Los movimientos populares acaecidos en España durante la pasada campaña electoral para los gobiernos autonómicos y municipales y denominados, genéricamente, como 15M y Democracia Real Ya, han sido la demostración expresa de que algo está fallando en la relación de los políticos con los ciudadanos.

Aunque en los estudios sociológicos resultaba ser una constante el rechazo de la Sociedad al comportamiento de los denominados servidores públicos, nunca se había expuesto de una manera tan radical como se está viendo, todavía, en estos días.

Desde el punto de vista del Marketing Político, podemos afirmar que los partidos no se están preocupando por averiguar qué es lo que quieren sus “clientes”, sus votantes, y lo que es tan grave como lo anterior, que una vez que han “vendido” su producto, sus candidatos, y que han “cobrado”, conseguido el voto, se olvidan del cliente y eliminan el “Servicio Postventa” de sus estructuras organizativas.



3.- La Campaña Electoral

Todos los elementos planificados en la estrategia de Marketing Político se deben poner en funcionamiento en el período que dura la campaña electoral. Los resultados que se obtengan en ésta, serán las calificaciones que la ciudadanía ha otorgado a los participantes en ella y marcará el comienzo de una nueva etapa de dicha estrategia.

La práctica nos indica que, aunque una buena campaña electoral no ayude a ganar unos comicios, una mala campaña sí puede contribuir a perderlos y, también que, en la mayoría de las ocasiones, sus objetivos no están enfocados a convencer a nuevos electores, sino a movilizar a los ya convencidos.

Actualmente, todas las campañas electorales se han transformado en espectáculos. Se organizan actos en los que puedan participar muchos ciudadanos que, en el evento, sienten y se comportan como si estuvieran en un auténtico espectáculo de masas.

Esta lógica ya es inevitable en cualquier campaña, resultando, curiosamente, que lo verdaderamente relevante es el propio espectáculo electoral y no la información que se quiere transmitir a los potenciales votantes, o el programa a desarrollar por los candidatos. Aquí lo que se está desvirtuando es el propio Marketing Electoral… o, quizás, no.

Los partidos prefieren ignorar los auténticos problemas de los ciudadanos para centrarse en argumentos electoralistas, por lo que los mensajes de los candidatos en las campañas resultan superficiales, oportunistas, irreales y, como resultado final, increíbles. Esto, quizás, es la consecuencia de que sus aparatos electorales subestiman la inteligencia de los ciudadanos.

Esta, en mi opinión, degeneración de los procesos electorales origina que lo impactante esté por encima de lo importante, por lo que los partidos lo aprovechan para sus fines y deciden introducir el espectáculo en el devenir de campaña de los candidatos.

Razón por la que los electorados valoran mucho más a los políticos extrovertidos y comunicadores que a los gestores serios y eficaces, y por lo que han proliferado las intervenciones de los políticos en determinados espectáculos y en programas “del corazón” o de debate en diferentes cadenas de radio y televisión.

Y todo esto, siendo conscientes los ciudadanos que, como indicaba el periodista Carlos Fonseca el pasado 11 de mayo en su columna “Tirando a Dar” de elconfidencial.com, los candidatos en campaña electoral “manosean el verbo prometer hasta el hartazgo”.

Es, cómo no, muy importante la personalización del proceso electoral, pero sería un error basar toda la estrategia de Marketing Electoral en una simple política de imágenes basada en los candidatos a costa de una minusvaloración de los programas.

No obstante lo anterior, conviene siempre recordar los consejos del escritor y político romano del siglo anterior a Cristo, Quinto Tulio Cicerón, lugarteniente que fue de Julio Cesar en la Guerra de las Galias, que cuando preparaba la campaña electoral para el Senado de su hermano Marco, indicaba que “la mejor manera de conseguir el voto es dando la mano, como saludo, al elector; mirándole a los ojos y llamándole por su nombre”.
Jueves, 9 de Junio 2011 | Javier Barranco Saiz
| Redactado por Javier Barranco Saiz el Jueves, 9 de Junio 2011 a las 09:49