1.- Los Partidos y los Políticos
Iniciemos nuestro análisis por los sujetos activos del Marketing Político: los partidos y la clase política, aquellos que van a solicitar, de forma directa y para sí mismos, el voto de los electores.
Desde hace una serie de años, la consideración que tienen los ciudadanos acerca de sus políticos es, cada vez, peor. Se está deteriorando su imagen y, como consecuencia, la de los partidos. Y esto está ocurriendo por una serie de aspectos algunos tan poco controlables como las crisis económicas, pero otros muy controlables, como la opinión pública generada por la última votación de los eurodiputados referente a sus viajes en primera clase. Piden sacrificios a los ciudadanos, pero ellos mantienen sus privilegios…
Si nos centramos en el caso de España que, como ya he indicado, no es específico de nuestro país sino que se podía generalizar a otros muchos, los últimos resultados de los Barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, indican que la clase política y los partidos son el tercer problema en importancia para los españoles, solamente superado por el paro y la situación económica.
Se ha pasado de ser el séptimo problema en febrero del 2.008, a ser el tercero en los Barómetros de febrero de 2.010 y del mismo mes de 2.011. La reputación de los políticos españoles, independientemente del color ideológico que tengan, está bajo mínimos históricos.
Estos resultados son ratificados por otros informes como el Estudio de la Fundación BBVA en el que se indica que la valoración profesional que se hace de los políticos es de un 3,4, frente a la de los médicos, 7,7, los científicos, 7,3, o los profesores, 7,2.
La causa, según se aduce en el Estudio, es la duda que se tiene acerca del trabajo que realizan los representantes públicos, así como los partidos, y extensible a las organizaciones sindicales. Se considera, el suyo, un trabajo ineficaz, percepción agudizada en estos momentos de crisis.
Por eso no resulta extraño que entidades como el Foro de la Sociedad Civil, presidida por el ex ministro de UCD y ex presidente del Centro de Fundaciones y de la Asociación Española de Fundaciones, Ignacio Camuñas, y constituida por más de cien representantes de la Sociedad española, pida una ley orgánica que obligue a los partidos y a los sindicatos a que sus cuentas sean auditadas y que puedan tener acceso, los ciudadanos que lo deseen, a dichas auditorías.
Esta falta de credibilidad hacia los políticos y esta desconfianza de los electores ante sus acciones, generan un desinterés por la Política, con mayúscula, incrementado en los estratos de población más jóvenes.
En mi opinión, ésta es la consecuencia de una actuación partidista desmesurada, de las permanentes confrontaciones entre los partidos y los políticos, de la falta de asunción de responsabilidades por su parte y de la carencia de una adecuada estrategia de Marketing Político que genere interés en los ciudadanos.
El elector considera, y de hecho así sucede, que los partidos y los políticos le han engañado muchas veces incumpliendo las promesas formuladas y, en consecuencia, duda de todos ellos, incluidos los que no le han mentido por ética o porque, todavía, no han tenido ocasión o tiempo.
El papel fundamental que tiene, en estos momentos cruciales, el Marketing Político, que no el Marketing Electoral, es algo tan difícil como recuperar de nuevo esa confianza perdida del ciudadano. Y, para ello, los partidos, al igual que los productos que fracasan, tendrán que transformarse radicalmente, tanto interna como externamente.
Este será el objetivo actual del Marketing Político: ayudar a los partidos a cambiar, a regenerarse, a convertirse en marcas seguras, creíbles y responsables, y que esta transformación sea percibida por el mercado de forma positiva.
Será necesario vender el nuevo producto político a un comprador escéptico, desconfiado y que está a la defensiva, pero que, por otro lado, resulta imprescindible puesto que es el que tiene el auténtico poder de compra, de elección.
Si esta regeneración no se lleva a efecto, no sólo estarán en peligro unas estrategias y unas técnicas electorales, sino que será la propia Democracia la que sufrirá los efectos de un electorado apático y absentista que seguirá desconfiando de la clase política.
En este sentido, sería importante, de cara al electorado y a ellos mismos, que los partidos se plantearan de forma seria y tajante, al igual que las empresas lo están haciendo ya, implantar y cumplir modelos de Responsabilidad Social Corporativa en el seno de sus propias organizaciones, que constituyeran la base del nuevo comportamiento ético que los ciudadanos no sólo les solicitan sino que se lo exigen.