1.- ETAPA DE• INTRODUCCIÓN
Esta fase se inicia cuando se intenta introducir un nuevo producto o servicio en un mercado determinado. Cualquier lanzamiento de estas características implica un cierto riesgo, aunque éste sea paliado, en parte, por los resultados de los correspondientes estudios de mercado.
En esta etapa, por pura lógica, la demanda del nuevo producto es, prácticamente, inexistente y
la meta de esta fase es, precisamente, crearla.
El tiempo que va a requerir este objetivo no es, ni mucho menos, estándar para todos los productos, sino que es función de muchos factores entre los que podemos destacar la complejidad técnica del propio producto o servicio, la dificultad de uso que tenga y la satisfacción intrínseca que proporcione al potencial cliente.
También influye, como es lógico, la existencia en el mercado de productos competidores, sustitutivos y/o complementarios del que se lanza.
Muchos productos y servicios no llegan a finalizar esta etapa debido a que el mercado no los acepta a pesar, en muchas ocasiones, de las grandes inversiones que ha supuesto su lanzamiento.
Por ello conviene ser cautos y no exponer demasiado; es decir, no invertir en complejas y costosas líneas de fabricación que no puedan ser aprovechadas en caso de un supuesto fracaso. Es mucho más práctico y realista subcontratar una determinada cantidad de prototipos y experimentar su éxito a lo largo de esta fase. Esto es especialmente importante en los productos industriales y en ciertos servicios que requieren desarrollos tecnológicos.
En los momentos actuales en los que se ha puesto tan de moda el emprendimiento, convendría meditar acerca de si los nuevos proyectos, casi todos inmersos en la Etapa de Introducción, van a poder completar su ciclo vital, ya que, en la mayoría de las ocasiones, no son aceptados en primera instancia por el mercado.
De ahí la importancia que tienen los estudios de mercado previos al lanzamiento de cualquier novedad, ya que nos van a indicar por dónde va a ir la futura evolución del producto o servicio.
Una estrategia seguida por algunas grandes compañías consiste en no implicarse en el lanzamiento de nuevos productos y esperar, pacientemente, a que otras empresas menores lo hagan. Si fracasan, el problema es para ellas; si triunfan siempre se tendrá la posibilidad de comprarlas o de participar en su capital.