Mensa Christi frente al Lago Tiberiades
Sentado en esa roca
-en semiluz-
sin prisas, al amanecer
que llama y envía
ojos de girasoles,
abrió la boca del animal muerto
-todo el mar en él-
y sobre brasas
rescatadas de donde nadie vuelve
le dio un futuro.
Un pez ya sin memoria
de la oscuridad
ofrecido al pescador
que nada teme al tiempo,
con pan.
Deberes
El día tiene sus urgencias
-los mismos lunes rutinarios-
y el hombre baja en ascensor vacío a la calle
seguro de cumplir su tarea.
Todos lo hacen, sin distinción de oficio
sin que el cargo les libre de la danza
por tiempos repetida.
Para después, la música y la letra.
La vida tiene sus deberes.
El poeta al final de la jornada
sube el pan y olvida el periódico.
Para más tarde
-noche oscura, casa sosegada-
el poema.
Tiempo de siega
Este instante no tiene
el brillo de las cerezas rojas,
la danza de corceles sin herrar,
la gloria del naranjo con su fruto en sazón
pero sí que levanta este instante
esa piedra tallada con paciencia
decorada con la serenidad
del viejo que medita
sin mirar los relojes,
hoy
que el tiempo de la siega
está ya más cercano.
Jesús Aparicio González (Guadalajara, 1961) ha publicado un total de ocho libros de poemas. Entre ellos, "Con distinta agua" (2003) o "Las cuartillas de un náufrago" (Ediciones Vitruvio, 2008). Es, además, editor del blog Las cuartillas de un náufrago, en el se puede seguir su producción poética.