Por Ángel Luis Luján Atienza
Hoy tengo la certeza de que bajo
el ojo de la eternidad voy solo,
y sé también que no me importa porque
tomando por medida lo infinito
soy menos que el aliento que fecunda
el interior de barro, menos que
la sangre en que fermentan nuevos días,
menor de lo que va de un sueño a otro,
menor que el odio, lo que más desprecio,
menor que los recuerdos de los niños,
y casado con todo lo que es nada,
menos real que la imaginación
tan pronto inconfesable, mucho menos
de lo que el mundo entiende por ir solo.
Es un acto de orgullo en realidad,
que igualmente desprecio: la soberbia
de creer que lo eterno está a mi alcance,
que puedo comprenderlo y que se fija
en mí.
Ángel Luis Luján Atienza (Cuenca, 1970) estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, donde presentó su tesis sobre retórica renacentista española. Ha publicado diversos libros de poemas, como Inútiles lamentos (1992), Días débiles (Rialp, 1997), El silencio del mar (1997) o Una calle cortada (Devenir, 2005). Este poema pertenece al libro Allí (finalista Premio Alfonso VIII de Poesía, 1998).
Hoy tengo la certeza de que bajo
el ojo de la eternidad voy solo,
y sé también que no me importa porque
tomando por medida lo infinito
soy menos que el aliento que fecunda
el interior de barro, menos que
la sangre en que fermentan nuevos días,
menor de lo que va de un sueño a otro,
menor que el odio, lo que más desprecio,
menor que los recuerdos de los niños,
y casado con todo lo que es nada,
menos real que la imaginación
tan pronto inconfesable, mucho menos
de lo que el mundo entiende por ir solo.
Es un acto de orgullo en realidad,
que igualmente desprecio: la soberbia
de creer que lo eterno está a mi alcance,
que puedo comprenderlo y que se fija
en mí.
Ángel Luis Luján Atienza (Cuenca, 1970) estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, donde presentó su tesis sobre retórica renacentista española. Ha publicado diversos libros de poemas, como Inútiles lamentos (1992), Días débiles (Rialp, 1997), El silencio del mar (1997) o Una calle cortada (Devenir, 2005). Este poema pertenece al libro Allí (finalista Premio Alfonso VIII de Poesía, 1998).