Presentación de 'La nada que parpadea', de Yaiza Martínez, en Madrid

Redactado por Yaiza Martínez el Martes, 10 de Mayo 2016 a las 17:19


| Bitácora

El próximo jueves, 12 de mayo, en la Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe (c/ José Hierro 7, 28905 Getafe, Madrid) presento mi poemario La nada que parpadea (colección eme, ediciones La Palma, 2016). Será a las 19.30, dentro del Ciclo Panorama Literario. Me acompañará la poeta Olga Muñoz Carrasco.

Al día siguiente, 13 de mayo, habrá otra presentación del libro en Enclave de Libros de Madrid (Calle Relatores, 16). Será también a las 19.30, en esta ocasión, de la mano del novelista Ángel García Galiano y de la directora de la colección eme, Nuria Ruiz de Viñaspre.

Información

La nada que parpadea es un poemario-relato elaborado con forma de laberinto (el escogido fue, tal vez por casualidad, el laberinto de Chartres), siguiendo una geometría fractal que se aprecia, por ejemplo, en la recreación final de los primeros cantos.

El argumento del libro es simple: La "vocera", personaje protagonista, tiene una visión de la que intenta alertar a su pueblo pero, desgraciadamente, nadie la cree (pues ella es nada, y a ellos los pierde la fe en los satélites). Así que es en la trama donde la vocera irá descubriendo, revelando y (al mismo tiempo) desarrollando su verdad con la ayuda del lenguaje, en el libro representado como Mercurio, que es el dios mensajero y de los oradores, pero también el de la astucia de los mentirosos. Por otra parte, para la alquimia el mercurio representa el alma y la conciencia y, como elemento químico que se divide y vuelve a la unidad, evoca lo uno y lo múltiple.


Un poema de La nada que parpadea:



Tomillo


Recuerda la desaprensiva la micromeria

de los guisos cuando

por fin roza con los dedos

las blancas hojas ovales


Y pregunta, como si él no anduviera rondando aquel camino,

por la geometría de un olor antiguo;

del amor

en los alimentos estratificado


*


Sonríe de memoria mientras se acerca

el mentiroso


La luna sangra

en los albergues y cavernas de su ciego

frontal


*


Y los capullos se arraciman

como flechas de un verde carcaj

antes de ser abiertos

para el incienso de los funerales



Ni los cinco dedos de la razón provocan

la prisa de su aliento



Si la disnea, la incauta acaso piensa,

de siempre micromeria ha consolado
Yaiza Martínez
| Martes, 10 de Mayo 2016

| Comentarios