Por Yaiza Martínez
La fortaleza del jardín
columnas leñosas
me hace prometer un albergue en el poema
al que mira
digo
no tengo más que la luz del hueso
Es cierto que hay un enjambre de cadáveres
alrededor del río
estampados en la voz
hablan los muertos
no sabemos si seguirlos
o vivir
satisfaciendo a la forma
Sólo la luz
entrelaza
los dedos de ambas manos
El poema es la expiación
de la carne que aparece
Los escucho asentir en el rumor
del viento entre las hojas
(Del libro El hogar de los animales Ada, en prensa, Editorial Devenir 2006, Yaiza Martínez)
La fortaleza del jardín
columnas leñosas
me hace prometer un albergue en el poema
al que mira
digo
no tengo más que la luz del hueso
Es cierto que hay un enjambre de cadáveres
alrededor del río
estampados en la voz
hablan los muertos
no sabemos si seguirlos
o vivir
satisfaciendo a la forma
Sólo la luz
entrelaza
los dedos de ambas manos
El poema es la expiación
de la carne que aparece
Los escucho asentir en el rumor
del viento entre las hojas
(Del libro El hogar de los animales Ada, en prensa, Editorial Devenir 2006, Yaiza Martínez)