De acuerdo con Brown, el liderazgo ético supone la demostración de un conducta ajustada a las normas, que se plasma en acciones personales y relaciones interpersonales y cuyo objetivo es gestionar al equipo mediante la comunicación bidireccional, el refuerzo y la toma de decisiones. Se centra, pues, en potenciar la moralidad de las personas de su entorno.
Por su parte, Luthans y Avolio nos acercan al liderazgo auténtico exponiendo que se trata de un proceso basado tanto en capacidades psicológicas positivas como en un contexto organizacional altamente desarrollado, combinación que propicia mayor autoconciencia y mayor número de comportamientos positivos tanto por parte del líder como de sus seguidores. El punto focal es el autoconcepto del líder y su constante revisión y mejora para ofrecer un marco de transparencia en las relaciones.
Por su parte, Greenleaf nos habla del liderezgo servidor como de alguien que se cuida primordialmente de servir a los demás; no solo a los miembros de su equipo para favorecer su crecimiento ético, sino a los diferentes partícipes de la organización para la que trabaja. Considera que su responsabilidad moral no es solo ayudar a que su organización alcance el éxito, sino también crear valor para la comunidiad, poner a los demás primero y ayudar a otros a crecer y tener éxito.
En resumen, se podría decir que el liderazgo ético utiliza recompensas y "castigos" para corresponsabilizar a su equipo de los estándares y valores de la organización; el liderazgo auténtico demuestra autoconciencia y busca activamente retroalimentación para el crecimiento personal (para impactar más positivamente en el equipo), mientras que el liderazgo servidor se preocupa de conseguir resultados válidos para todos los partícipes.
En el día a día de una organización es muy difícil encontrar un estilo puro, puesto que la personalidad de los líderes, los valores de la organización, la presión del mercado y de la legislación, y muchas otras variables dibujan una realidad que se tiene que conocer, aceptar e intentar mejorar con los medios disponibles en cada período. Por supuesto que los buenos líderes favorecen la existencia de buenas organizaciones, y que buenas organizaciones favorecen la aparición de buenos líderes.
Precisamente uno de los rasgos esenciales de cualquier tipo de líder es su capacidad de leer la realidad y poner de su parte todos los recursos posibles para mejorarla. Mejorarla para sí, para su equipo, para su organización y para su entorno. Y si tenemos en cuenta que las organizaciones tienen un grandísimo peso en la vida de la sociedad, haremos muy bien en facilitar este proceso de mejora continua.
Si deseas echar un vistazo a los modelos de liderazgo que comentamos y sacar tus propias conclusiones para revisar tu plan de mejora como líder, te recomiendo leer este artículo: Lemoine, G., Hartnell, C.A., Leroy, H. (2019): Taking stock of moral approaches to leadership. An integrative review of ethical, authentic, and servant leadership. Academy of Management Annals 2019, Vol. 13, No. 1, 148–187. https://doi.org/10.5465/annals.2016.0121