Ficha Técnica
Título: Yo creo en la vida. Confidencias de un psicoterapeuta
Autor: Jaime Llinares Llabrés
Edita: Editorial Manuscritos, Madrid, 2017
Edición: Lidia Farray Cuevas
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 240
ISBN: 978-84-945931-7-8
Precio: 18 euros
Fue este el título definitivo, aunque pudo ser otro: El sufrimiento y la felicidad de la gente. Lo confesaba el propio autor, Jaime Llinares Llabrés, quien, cuando hizo esta afirmación, confesaba que llevaba no sabía cuántos años con este libro y que esperaba acabarlo aquel año. No le fue permitido. Le sorprendió la muerte antes de culminarlo. Fue su esposa, Lidia Farray Cuevas, la que póstumamente preparó la edición de este interesante libro, publicado bajo el sello de Editorial Manuscritos (Madrid, 2017) y decidió, con acierto, el título definitivo.
Lleva por subtítulo Confidencias de un psicoterapeuta. Y tiene mucho de esto, pues trata de recolectar la experiencia clínica de Jaime Llinares a lo largo de muchos años de ejercicio de su profesión. La obra recoge, inicialmente, una sucinta biografía del autor, a la que sigue una Presentación redactada por su viuda. En ella, deja claro que no se trata de un libro de autoayuda, sino que “ayuda a conocer los errores que cometemos y que nos hacen sufrir. Ayuda a complicarnos menos y gozar más. Ayuda a abrir los ojos al terrible dolor que sufre la humanidad en este paradigma de la desigualdad. Nos ayuda a liberarnos de la culpa neurótica y nos empuja a la libertad de ser nosotros mismos. Ayuda a tomar conciencia, que no es poco, como él mismo diría”.
El libro consta de dos partes bien diferenciadas. La primera la ocupan los tres capítulos que Llinares dejó redactados. En ellos, comparte su visión del ser humano, ofreciendo una manera nueva de abordar el sufrimiento psíquico. La segunda parte es la transcripción de dieciocho horas de grabación de un seminario intensivo que el autor impartió como cierre de la formación del primer grupo de holoanalistas. Esto podría dar a entender que la primera parte tiene un cariz más personal, por el que se dirige más directamente al lector, con independencia de que sea o no un profesional de la práctica psicológica, mientras que la segunda va más dirigida a psicoterapeutas. Y, al menos para quien se acerca a sus páginas ajeno a la profesión del psicólogo, resulta así; lo que no empece que en la segunda parte, de lectura más ágil al tratarse de una conferencia dictada, no se puedan recoger semillas para el aprovechamiento personal.
Obertura y Dios
Gran amante de la música (tocaba diferentes instrumentos y poseía una excelente voz), no es de extrañar que su escrito comience con una Obertura. Se trata, probablemente, de unas de las mejores páginas del texto. Aquí el autor se confiesa y cuenta cómo el sufrimiento y la felicidad de sus semejantes, palpados a diario en su despacho, le movieron a escribirlo. Narra el “misterioso miedo” a escribir un libro, al que consideraba algo maravilloso que solo personas muy especiales podían escribir, sin darse cuenta de que él era precisamente una persona a la que la sociedad consideraba muy especial. Y nos ofrece una larga lista de sus autores admirados, resumiendo su objetivo en que “ojalá que las lecciones que la vida me ha permitido y, a veces, obligado a aprender, sirvan para que ustedes, buscando pacientemente en estas páginas, encuentren más alegría y más paz”.
Un importante apartado en esta Obertura es el que titula A propósito de Dios. Afirma Llinares que “estamos en este mundo para conseguir una vida lo más larga y placentera posible, en unión amorosa con todos los seres del universo”. Y es precisamente a esa “unión amorosa universal de todos los seres” a lo que él llama Dios. Busca recrear la desaparecida unidad universal, anulando las desigualdades propias del sistema capitalista, porque el “cáncer de la desigualdad, que engendra arrogancia y desamor, hace metástasis en todos los órganos de nuestro planeta y, subsidiariamente, en todos sus habitantes, incluidos los más inocentes”.
Hace afirmaciones tales como que “yo no soy religioso, aunque lo fui, ni creo en el dios partidista y minúsculo que predican las religiones, ninguna de ellas, aunque creí”; no en vano alcanzó el grado de doctor en Teología. Sí intenta ser una persona espiritual, muy impactada por la vida y mensaje de Jesús de Nazareth. Y continúa más adelante aclarando su concepto de Dios, puesto que a lo largo de su obra se refiere con frecuencia a Él y a la divinidad: “El Dios al que yo me refiero es la Conciencia Eterna y Universal que une todo en Sí mismo, que todo lo abarca y todo lo fundamenta y que nada tiene que ver con las injustas desigualdades creadas por los humanos, incluidas las deleznables desigualdades engendradas por las religiones y por las mafias del poder político y económico. Dios, el Dios del que yo hablo y al que yo siento, es igualdad, totalidad, unión, amor”.
Es lástima que la prematura desaparición de Jaime Llinares le impidiera desgranar más este concepto que, a simple vista, suscita varias preguntas resueltas por él; y, siendo este “su” libro, inconcluso, no disponemos, de momento, de ulteriores explicaciones. Cierra este apartado diciendo que “este Dios tiene mucho que ver con la salud y con el bienestar de cada uno de nosotros, de nuestra sociedad y de la Tierra en la que vivimos. La enfermedad mortal de la Tierra y de sus habitantes se llama desigualdad, desamor, quizás, ausencia de Dios”.
La vida es sencilla
Se detiene, seguidamente, en la explicación del holoanálisis y el adjetivo holoanalítico, creados para la psicología terapéutica por Lidia Farray, para referirse al análisis completo u holístico, algo que, a la vez, es parte y todo. Una definición que tiene que ver con su concepto de que somos manifestaciones de un Todo a la vez que parte de él. Y, para poder comprender holísticamente a una persona, es necesario mirarla con el ojo físico, porque es cuerpo; con el ojo psíquico, porque la persona es psique; y con el ojo espiritual, porque la persona es espíritu o pneuma.
En el primer capítulo de lo que corresponde a textos escritos directamente por Jaime Llinares parte de la afirmación de que la vida es sencilla; una afirmación no aprendida en los libros de texto, sino engendrada en su propia experiencia personal. Distingue entre personas sencillas, que crean sencillez, y las complicadas, que siembran complicación; y propone con seriedad la conexión que existe entre sencillez y salud y complicación y enfermedad: “Sugiero que toda persona sencilla disfruta más de la vida, hace gozar a los demás y está más próxima al bienestar de la salud. Sin embargo, una persona complicada sufre más, hace sufrir más y está más predispuesta a la enfermedad”.
Para determinar en qué categoría nos incluimos hay que partir del antiguo conócete a ti mismo. Y lo primero que descubrimos es que todos nacemos con un derecho elemental, un derecho que el autor proclama a lo largo de toda la obra: el derecho de ser uno mismo, es decir, el derecho que tiene cada ser humano de ser como es y vivir conforme a lo que piensa y a lo que siente ser. Desistir de tal derecho es lo que lleva a una vida complicada y a la infelicidad. Por tanto, es frecuente en la consulta clínica, ver a personas que afirman estar enfermas cuando, en realidad, no son tales, sino personas equivocadas, porque incurren en el error existencial de dejar de ser sí mismas. Un derecho elemental cuyo único límite es el mismo derecho que ostentan los demás.
Base de ese derecho elemental de ser sí mismo es el poder cubrir todas las necesidades que tenemos, pues somos, desde el nacimiento y aun antes, un manojo de necesidades. Y propone que la neurosis es, en definitiva, un error y una alienación existenciales, al igual que la psicosis. Hay quien piensa que ejercer tal derecho elemental es una manifestación de un egoísmo, confundiendo el negativo egoísmo con el positivo autocuidado, un error explotado por religiones, políticos y poderes económicos que lleva al sufrimiento innecesario.
Tras dedicar varias páginas a tratar el egoísmo y el altruismo, se detiene en el deber elemental, que es exactamente, el respeto al derecho elemental de los demás. Un derecho que se basa en el ser y no en el tener; en el ser somos todos iguales, por lo que no puede existir la comparación, que solo se da en el terreno del tener, donde sí cabe la desigualdad.
¿Y cómo se llega a complicarse la vida? En primer lugar, renunciando al derecho elemental de ser sí mismo; en segundo lugar, no asumiendo el deber elemental de respetar a los otros.
Y cierra el capítulo con una conclusión: “Vivir es sencillo. La vida es una realidad simple y llana y podemos vivirla con alegría, con ganas, con paz y con el gozo de la unión amorosa universal. Pero también podemos complicarla y hacerla tediosa, aburrida, muy dolorosa e, incluso, insoportable”.
La depresión, una caída
El segundo capítulo lo dedica al enigma de la depresión. Si la vida es un camino y nosotros somos los caminantes, no es raro que pueda haber caídas, en sentido etimológico, depresiones. Y estas se producen por no cumplir las reglas del juego. ¿Qué reglas? El autor las detalla: 1) Cada jugador es distinto de los demás, pero igual en esencia y dignidad. 2) Cada uno tiene el derecho y el deber de ser sí mismo. 3) Cada uno tiene el deber de respetar ese derecho en los demás seres. 4) Nadie ha venido a este mundo para cumplir las expectativas de nadie. 5) La tierra y sus bienes son propiedad de todos y cada uno de sus habitantes. 6) La desigualdad y la pobreza están prohibidas. 7) El amor a sí mismo y a los demás seres es la regla de oro del juego de la vida.
Detalla cuatro tipos de depresión: la reactiva, la anaclítica, por sobrecarga y por vacío, deteniéndose algo más en esta última y en el complejo de inferioridad.
Nacer
El tercer capítulo aborda la llegada a este mundo. Aquí habla de diferentes situaciones que arrancan incluso desde antes del momento de la concepción, pues explica el útero bueno, el que no solo físicamente está en condiciones de concebir, sino que también busca amorosamente el embarazo, y el útero malo que, pese a encontrarse en situación clínicamente correcta, sin embargo, acoge un embarazo no deseado; luego se refiere al momento del parto y lo que sigue a éste, prestando especial atención al lugar que ocupa, dentro de la fratría, el recién nacido, pues no es lo mismo ser el primero que el tercero e, incluso, el orden según el género: si nace primero una niña y luego un varón, etc.
Pero, probablemente, la aportación más destacada es la que se refiere al misterio de los sentimientos. Un sentimiento, define, es siempre una respuesta interior, silenciosa y no conductual a un estímulo, sea externo o interno. Por tanto, un sentimiento no es un acto, no es un hecho: sentir no es hacer. Esto trae una importante consecuencia: nunca nadie se puede sentir culpable por lo que siente. No tener claro este principio ha sido fuente de escrúpulos innecesarios, angustias y temores que conducen a la persona a la consulta del psicólogo. Evidentemente, las religiones tienen en su haber inducir a errores como estos; así, por ejemplo, cuando se establece “no desear la mujer del prójimo”, se está culpabilizando un deseo, que es un sentimiento, libre por tanto de toda carga de culpa.
Una aclaración especial merece el amor, del que es corriente encontrar su definición como un sentimiento, lo que no es cierto. Se trata de una actitud permanente y voluntaria que suele venir acompañada de un sentimiento. Así, la definición del amor que nos ofrece el autor: el amor es “una actitud por la que la persona decide, consciente y libremente, no sólo respetar a todo ser, sino ayudarlo en el proceso de su autorrealización como ser”. Tiene sentido de esta forma que se puede amar al enemigo, si se mantiene una actitud comprensiva hacia él, aunque el sentimiento sea de aborrecimiento.
Sesiones prácticas
Finaliza así la primera parte de la obra, cuya lectura es muy recomendable y apropiada para cualquier persona, con independencia de que sea o no profesional de la psicología. Ofrece materia para reflexionar y para poder aplicar los contenidos a la vida diaria de cualquiera, unas sugerencias que vienen garantizadas por la experiencia de Jaime Llinares a lo largo de su vida profesional.
La segunda parte del libro es más difícil de reseñar, al tratarse de un seminario dedicado a la clínica holoanalítica y a su práctica, apoyado en la manera de trabajar del autor. Si bien es cierto que aquí y allá aparecen referencias a los contenidos de la primera parte: el derecho elemental, el deber elemental, los sentimientos, etc. Explica, con abundante ejemplos, las técnicas analíticas que utiliza en su despacho diario.
Sí se pueden destacar algunos aspectos más concretos, útiles con carácter general. Así, partiendo de la psicología transpersonal (Jaime Llinares fue cargo directivo de Asociación Transpersonal Española), tenemos todos una enorme resistencia a abandonar dos fundamentos: Primer fundamento, Dios, la unidad, ese océano infinito y eterno; segundo fundamento, el colchón de aterrizaje que es el útero materno; esa resistencia nos lleva al conflicto. Cuando en el primero de estos fundamentos habla de Dios, nos advierte de que “el concepto de Dios es innominable. Dios no se puede nombrar, no tenemos palabras; es esa situación que se intuye, de la cual provenimos a esta experiencia que llamamos humana”. Así nacen diferentes tipos de miedo que devienen en el conflicto psíquico.
Son muchos los temas que aborda el autor: la ansiedad abandónica, el amor libre, la exageración, el sentimiento de culpa, el saber estereofónico, la justa distancia, etc.
Una selecta bibliografía y el correspondiente índice cierran esta tan especial obra de muy recomendable lectura.
Índice
Presentación
Obertura
PARTE PRIMERA
Capítulo 1. La vida es sencilla
Dos sabias recetas
El derecho elemental
No es enfermedad, es error existencial
Somos un manojo de necesidades
La neurosis, error y alienación existenciales
Necesidad, dolor y grito
La psicosis, otro error existencial
¿Qué es el EGOÍSMO?
El deber elemental
La igualdad del SER, la desigualdad del tener
Los modos de complicarse la vida
Concluyendo
Capítulo 2. El enigma de la depresión
La vida es como un camino
Las reglas del juego
La depresión es una caída
Cambiar de forma de ser
Clases de depresiones
Depresión reactiva
Aclaración sobre síndrome y síntoma
Volvamos a la depresión por vacío
Las odiosas comparaciones
A vueltas con el complejo de inferioridad
Capítulo 3. La llegada a este mundo
Útero bueno, útero malo
El trauma del parto
Lo que sigue al parto
¿Y si el embarazo es no deseado?
El misterio de los sentimientos
El amor no es un sentimiento
Entonces, ¿qué es el AMOR?
El amor y la conciencia
PARTE SEGUNDA. Eitha: Seminario intensivo
Primera sesión
¿Quién es quién?
¿Por qué cliente?
Transferencia y contratransferencia
Técnica holoterapéutica
Técnica deshinibitoria. CARICIAS EN RELOJ
Segunda sesión
Acerca del lugar del encuentro
Porte y vestimenta del terapeuta
¿Cuánto tiempo dura un análisis o una psicoterapia?
La recogida de datos
La hipótesis diagnóstica
Control psicocorporal
(T.N.) El conflicto intrapsíquico
(T.N.) La ansiedad abandónica
(T.N.) El amor libre
Tercera sesión
Acerca de la exageración
(T.N.) Sentimientos sin culpa
(T.D.) Saber esterofónico
(T.N.) La justa distancia
(T.D.) Caricias al aura
(T.D.) Caricias con gato
(T.C.) La barca
Cuarta sesión
Deontología del psicoterapeuta
(T.N.) El ser no se compara. El tener, sí
(T.N.) La vida es sencilla: derechos y deberes elementales
(T.D.) El bolero de Ravel
(T.D.) Comunicación Tao
(T.N.) Agresividad y sexualidad: fuerzas hacia la libertad
(T.N.) Arquetipos: víctima, huérfana y madre
Final
Debate
Bibliografía
Índice
Título: Yo creo en la vida. Confidencias de un psicoterapeuta
Autor: Jaime Llinares Llabrés
Edita: Editorial Manuscritos, Madrid, 2017
Edición: Lidia Farray Cuevas
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 240
ISBN: 978-84-945931-7-8
Precio: 18 euros
Fue este el título definitivo, aunque pudo ser otro: El sufrimiento y la felicidad de la gente. Lo confesaba el propio autor, Jaime Llinares Llabrés, quien, cuando hizo esta afirmación, confesaba que llevaba no sabía cuántos años con este libro y que esperaba acabarlo aquel año. No le fue permitido. Le sorprendió la muerte antes de culminarlo. Fue su esposa, Lidia Farray Cuevas, la que póstumamente preparó la edición de este interesante libro, publicado bajo el sello de Editorial Manuscritos (Madrid, 2017) y decidió, con acierto, el título definitivo.
Lleva por subtítulo Confidencias de un psicoterapeuta. Y tiene mucho de esto, pues trata de recolectar la experiencia clínica de Jaime Llinares a lo largo de muchos años de ejercicio de su profesión. La obra recoge, inicialmente, una sucinta biografía del autor, a la que sigue una Presentación redactada por su viuda. En ella, deja claro que no se trata de un libro de autoayuda, sino que “ayuda a conocer los errores que cometemos y que nos hacen sufrir. Ayuda a complicarnos menos y gozar más. Ayuda a abrir los ojos al terrible dolor que sufre la humanidad en este paradigma de la desigualdad. Nos ayuda a liberarnos de la culpa neurótica y nos empuja a la libertad de ser nosotros mismos. Ayuda a tomar conciencia, que no es poco, como él mismo diría”.
El libro consta de dos partes bien diferenciadas. La primera la ocupan los tres capítulos que Llinares dejó redactados. En ellos, comparte su visión del ser humano, ofreciendo una manera nueva de abordar el sufrimiento psíquico. La segunda parte es la transcripción de dieciocho horas de grabación de un seminario intensivo que el autor impartió como cierre de la formación del primer grupo de holoanalistas. Esto podría dar a entender que la primera parte tiene un cariz más personal, por el que se dirige más directamente al lector, con independencia de que sea o no un profesional de la práctica psicológica, mientras que la segunda va más dirigida a psicoterapeutas. Y, al menos para quien se acerca a sus páginas ajeno a la profesión del psicólogo, resulta así; lo que no empece que en la segunda parte, de lectura más ágil al tratarse de una conferencia dictada, no se puedan recoger semillas para el aprovechamiento personal.
Obertura y Dios
Gran amante de la música (tocaba diferentes instrumentos y poseía una excelente voz), no es de extrañar que su escrito comience con una Obertura. Se trata, probablemente, de unas de las mejores páginas del texto. Aquí el autor se confiesa y cuenta cómo el sufrimiento y la felicidad de sus semejantes, palpados a diario en su despacho, le movieron a escribirlo. Narra el “misterioso miedo” a escribir un libro, al que consideraba algo maravilloso que solo personas muy especiales podían escribir, sin darse cuenta de que él era precisamente una persona a la que la sociedad consideraba muy especial. Y nos ofrece una larga lista de sus autores admirados, resumiendo su objetivo en que “ojalá que las lecciones que la vida me ha permitido y, a veces, obligado a aprender, sirvan para que ustedes, buscando pacientemente en estas páginas, encuentren más alegría y más paz”.
Un importante apartado en esta Obertura es el que titula A propósito de Dios. Afirma Llinares que “estamos en este mundo para conseguir una vida lo más larga y placentera posible, en unión amorosa con todos los seres del universo”. Y es precisamente a esa “unión amorosa universal de todos los seres” a lo que él llama Dios. Busca recrear la desaparecida unidad universal, anulando las desigualdades propias del sistema capitalista, porque el “cáncer de la desigualdad, que engendra arrogancia y desamor, hace metástasis en todos los órganos de nuestro planeta y, subsidiariamente, en todos sus habitantes, incluidos los más inocentes”.
Hace afirmaciones tales como que “yo no soy religioso, aunque lo fui, ni creo en el dios partidista y minúsculo que predican las religiones, ninguna de ellas, aunque creí”; no en vano alcanzó el grado de doctor en Teología. Sí intenta ser una persona espiritual, muy impactada por la vida y mensaje de Jesús de Nazareth. Y continúa más adelante aclarando su concepto de Dios, puesto que a lo largo de su obra se refiere con frecuencia a Él y a la divinidad: “El Dios al que yo me refiero es la Conciencia Eterna y Universal que une todo en Sí mismo, que todo lo abarca y todo lo fundamenta y que nada tiene que ver con las injustas desigualdades creadas por los humanos, incluidas las deleznables desigualdades engendradas por las religiones y por las mafias del poder político y económico. Dios, el Dios del que yo hablo y al que yo siento, es igualdad, totalidad, unión, amor”.
Es lástima que la prematura desaparición de Jaime Llinares le impidiera desgranar más este concepto que, a simple vista, suscita varias preguntas resueltas por él; y, siendo este “su” libro, inconcluso, no disponemos, de momento, de ulteriores explicaciones. Cierra este apartado diciendo que “este Dios tiene mucho que ver con la salud y con el bienestar de cada uno de nosotros, de nuestra sociedad y de la Tierra en la que vivimos. La enfermedad mortal de la Tierra y de sus habitantes se llama desigualdad, desamor, quizás, ausencia de Dios”.
La vida es sencilla
Se detiene, seguidamente, en la explicación del holoanálisis y el adjetivo holoanalítico, creados para la psicología terapéutica por Lidia Farray, para referirse al análisis completo u holístico, algo que, a la vez, es parte y todo. Una definición que tiene que ver con su concepto de que somos manifestaciones de un Todo a la vez que parte de él. Y, para poder comprender holísticamente a una persona, es necesario mirarla con el ojo físico, porque es cuerpo; con el ojo psíquico, porque la persona es psique; y con el ojo espiritual, porque la persona es espíritu o pneuma.
En el primer capítulo de lo que corresponde a textos escritos directamente por Jaime Llinares parte de la afirmación de que la vida es sencilla; una afirmación no aprendida en los libros de texto, sino engendrada en su propia experiencia personal. Distingue entre personas sencillas, que crean sencillez, y las complicadas, que siembran complicación; y propone con seriedad la conexión que existe entre sencillez y salud y complicación y enfermedad: “Sugiero que toda persona sencilla disfruta más de la vida, hace gozar a los demás y está más próxima al bienestar de la salud. Sin embargo, una persona complicada sufre más, hace sufrir más y está más predispuesta a la enfermedad”.
Para determinar en qué categoría nos incluimos hay que partir del antiguo conócete a ti mismo. Y lo primero que descubrimos es que todos nacemos con un derecho elemental, un derecho que el autor proclama a lo largo de toda la obra: el derecho de ser uno mismo, es decir, el derecho que tiene cada ser humano de ser como es y vivir conforme a lo que piensa y a lo que siente ser. Desistir de tal derecho es lo que lleva a una vida complicada y a la infelicidad. Por tanto, es frecuente en la consulta clínica, ver a personas que afirman estar enfermas cuando, en realidad, no son tales, sino personas equivocadas, porque incurren en el error existencial de dejar de ser sí mismas. Un derecho elemental cuyo único límite es el mismo derecho que ostentan los demás.
Base de ese derecho elemental de ser sí mismo es el poder cubrir todas las necesidades que tenemos, pues somos, desde el nacimiento y aun antes, un manojo de necesidades. Y propone que la neurosis es, en definitiva, un error y una alienación existenciales, al igual que la psicosis. Hay quien piensa que ejercer tal derecho elemental es una manifestación de un egoísmo, confundiendo el negativo egoísmo con el positivo autocuidado, un error explotado por religiones, políticos y poderes económicos que lleva al sufrimiento innecesario.
Tras dedicar varias páginas a tratar el egoísmo y el altruismo, se detiene en el deber elemental, que es exactamente, el respeto al derecho elemental de los demás. Un derecho que se basa en el ser y no en el tener; en el ser somos todos iguales, por lo que no puede existir la comparación, que solo se da en el terreno del tener, donde sí cabe la desigualdad.
¿Y cómo se llega a complicarse la vida? En primer lugar, renunciando al derecho elemental de ser sí mismo; en segundo lugar, no asumiendo el deber elemental de respetar a los otros.
Y cierra el capítulo con una conclusión: “Vivir es sencillo. La vida es una realidad simple y llana y podemos vivirla con alegría, con ganas, con paz y con el gozo de la unión amorosa universal. Pero también podemos complicarla y hacerla tediosa, aburrida, muy dolorosa e, incluso, insoportable”.
La depresión, una caída
El segundo capítulo lo dedica al enigma de la depresión. Si la vida es un camino y nosotros somos los caminantes, no es raro que pueda haber caídas, en sentido etimológico, depresiones. Y estas se producen por no cumplir las reglas del juego. ¿Qué reglas? El autor las detalla: 1) Cada jugador es distinto de los demás, pero igual en esencia y dignidad. 2) Cada uno tiene el derecho y el deber de ser sí mismo. 3) Cada uno tiene el deber de respetar ese derecho en los demás seres. 4) Nadie ha venido a este mundo para cumplir las expectativas de nadie. 5) La tierra y sus bienes son propiedad de todos y cada uno de sus habitantes. 6) La desigualdad y la pobreza están prohibidas. 7) El amor a sí mismo y a los demás seres es la regla de oro del juego de la vida.
Detalla cuatro tipos de depresión: la reactiva, la anaclítica, por sobrecarga y por vacío, deteniéndose algo más en esta última y en el complejo de inferioridad.
Nacer
El tercer capítulo aborda la llegada a este mundo. Aquí habla de diferentes situaciones que arrancan incluso desde antes del momento de la concepción, pues explica el útero bueno, el que no solo físicamente está en condiciones de concebir, sino que también busca amorosamente el embarazo, y el útero malo que, pese a encontrarse en situación clínicamente correcta, sin embargo, acoge un embarazo no deseado; luego se refiere al momento del parto y lo que sigue a éste, prestando especial atención al lugar que ocupa, dentro de la fratría, el recién nacido, pues no es lo mismo ser el primero que el tercero e, incluso, el orden según el género: si nace primero una niña y luego un varón, etc.
Pero, probablemente, la aportación más destacada es la que se refiere al misterio de los sentimientos. Un sentimiento, define, es siempre una respuesta interior, silenciosa y no conductual a un estímulo, sea externo o interno. Por tanto, un sentimiento no es un acto, no es un hecho: sentir no es hacer. Esto trae una importante consecuencia: nunca nadie se puede sentir culpable por lo que siente. No tener claro este principio ha sido fuente de escrúpulos innecesarios, angustias y temores que conducen a la persona a la consulta del psicólogo. Evidentemente, las religiones tienen en su haber inducir a errores como estos; así, por ejemplo, cuando se establece “no desear la mujer del prójimo”, se está culpabilizando un deseo, que es un sentimiento, libre por tanto de toda carga de culpa.
Una aclaración especial merece el amor, del que es corriente encontrar su definición como un sentimiento, lo que no es cierto. Se trata de una actitud permanente y voluntaria que suele venir acompañada de un sentimiento. Así, la definición del amor que nos ofrece el autor: el amor es “una actitud por la que la persona decide, consciente y libremente, no sólo respetar a todo ser, sino ayudarlo en el proceso de su autorrealización como ser”. Tiene sentido de esta forma que se puede amar al enemigo, si se mantiene una actitud comprensiva hacia él, aunque el sentimiento sea de aborrecimiento.
Sesiones prácticas
Finaliza así la primera parte de la obra, cuya lectura es muy recomendable y apropiada para cualquier persona, con independencia de que sea o no profesional de la psicología. Ofrece materia para reflexionar y para poder aplicar los contenidos a la vida diaria de cualquiera, unas sugerencias que vienen garantizadas por la experiencia de Jaime Llinares a lo largo de su vida profesional.
La segunda parte del libro es más difícil de reseñar, al tratarse de un seminario dedicado a la clínica holoanalítica y a su práctica, apoyado en la manera de trabajar del autor. Si bien es cierto que aquí y allá aparecen referencias a los contenidos de la primera parte: el derecho elemental, el deber elemental, los sentimientos, etc. Explica, con abundante ejemplos, las técnicas analíticas que utiliza en su despacho diario.
Sí se pueden destacar algunos aspectos más concretos, útiles con carácter general. Así, partiendo de la psicología transpersonal (Jaime Llinares fue cargo directivo de Asociación Transpersonal Española), tenemos todos una enorme resistencia a abandonar dos fundamentos: Primer fundamento, Dios, la unidad, ese océano infinito y eterno; segundo fundamento, el colchón de aterrizaje que es el útero materno; esa resistencia nos lleva al conflicto. Cuando en el primero de estos fundamentos habla de Dios, nos advierte de que “el concepto de Dios es innominable. Dios no se puede nombrar, no tenemos palabras; es esa situación que se intuye, de la cual provenimos a esta experiencia que llamamos humana”. Así nacen diferentes tipos de miedo que devienen en el conflicto psíquico.
Son muchos los temas que aborda el autor: la ansiedad abandónica, el amor libre, la exageración, el sentimiento de culpa, el saber estereofónico, la justa distancia, etc.
Una selecta bibliografía y el correspondiente índice cierran esta tan especial obra de muy recomendable lectura.
Índice
Presentación
Obertura
PARTE PRIMERA
Capítulo 1. La vida es sencilla
Dos sabias recetas
El derecho elemental
No es enfermedad, es error existencial
Somos un manojo de necesidades
La neurosis, error y alienación existenciales
Necesidad, dolor y grito
La psicosis, otro error existencial
¿Qué es el EGOÍSMO?
El deber elemental
La igualdad del SER, la desigualdad del tener
Los modos de complicarse la vida
Concluyendo
Capítulo 2. El enigma de la depresión
La vida es como un camino
Las reglas del juego
La depresión es una caída
Cambiar de forma de ser
Clases de depresiones
Depresión reactiva
Aclaración sobre síndrome y síntoma
Volvamos a la depresión por vacío
Las odiosas comparaciones
A vueltas con el complejo de inferioridad
Capítulo 3. La llegada a este mundo
Útero bueno, útero malo
El trauma del parto
Lo que sigue al parto
¿Y si el embarazo es no deseado?
El misterio de los sentimientos
El amor no es un sentimiento
Entonces, ¿qué es el AMOR?
El amor y la conciencia
PARTE SEGUNDA. Eitha: Seminario intensivo
Primera sesión
¿Quién es quién?
¿Por qué cliente?
Transferencia y contratransferencia
Técnica holoterapéutica
Técnica deshinibitoria. CARICIAS EN RELOJ
Segunda sesión
Acerca del lugar del encuentro
Porte y vestimenta del terapeuta
¿Cuánto tiempo dura un análisis o una psicoterapia?
La recogida de datos
La hipótesis diagnóstica
Control psicocorporal
(T.N.) El conflicto intrapsíquico
(T.N.) La ansiedad abandónica
(T.N.) El amor libre
Tercera sesión
Acerca de la exageración
(T.N.) Sentimientos sin culpa
(T.D.) Saber esterofónico
(T.N.) La justa distancia
(T.D.) Caricias al aura
(T.D.) Caricias con gato
(T.C.) La barca
Cuarta sesión
Deontología del psicoterapeuta
(T.N.) El ser no se compara. El tener, sí
(T.N.) La vida es sencilla: derechos y deberes elementales
(T.D.) El bolero de Ravel
(T.D.) Comunicación Tao
(T.N.) Agresividad y sexualidad: fuerzas hacia la libertad
(T.N.) Arquetipos: víctima, huérfana y madre
Final
Debate
Bibliografía
Índice
Notas sobre el autor
Jaime Llinares Llabrés (Las Palmas de Gran Canaria, 1942-2012). Formado en Humanidades y lenguas clásicas, Lengua y Literatura italianas y Filosofía pura, ejerció la docencia en Italia. En 1966 se instala en Roma, obteniendo el título de Doctor en Teología en 1974. Durante ese período se forma como Psicoanalista con Federico Arbesú y en Análisis junguiano con Enrico Rasio. Comienza a ejercer como psicoterapeuta, combinando dicha actividad con la docencia. En 1974 realiza el primer seminario en Gran Canaria (Psicodinámica de grupo).
En 1976 se instala en La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria), donde funda el COPI (Centro de Orientación Polivalente Isleta) con la colaboración de un equipo multidisciplinar. Combina una intensa labor como Psicólogo Clínico con grupos de formación de estudiantes y profesionales de la psicología, introduciendo la visión de la psicología dinámica y humanista.
Crea el método REPSI (Revisión espiritual, psicológica y somática intensiva) y en 1996 comienza una experiencia espiritual en plena naturaleza, bajo el título SAT (Silencio, Ayuno y Trabajo).
Presidente y Cofundador de ATRE (Asociación Transpersonal Española), colabora como organizador y ponente en congresos nacionales e internacionales, como EUROTAS –The European Transpersonal Associatión– de la que fue Vicepresidente.
En 2008 funda EITHA (Escuela Independiente de Terapia Holoanálitica), formando en holoanálisis a numerosos profesionales.
Jaime Llinares Llabrés (Las Palmas de Gran Canaria, 1942-2012). Formado en Humanidades y lenguas clásicas, Lengua y Literatura italianas y Filosofía pura, ejerció la docencia en Italia. En 1966 se instala en Roma, obteniendo el título de Doctor en Teología en 1974. Durante ese período se forma como Psicoanalista con Federico Arbesú y en Análisis junguiano con Enrico Rasio. Comienza a ejercer como psicoterapeuta, combinando dicha actividad con la docencia. En 1974 realiza el primer seminario en Gran Canaria (Psicodinámica de grupo).
En 1976 se instala en La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria), donde funda el COPI (Centro de Orientación Polivalente Isleta) con la colaboración de un equipo multidisciplinar. Combina una intensa labor como Psicólogo Clínico con grupos de formación de estudiantes y profesionales de la psicología, introduciendo la visión de la psicología dinámica y humanista.
Crea el método REPSI (Revisión espiritual, psicológica y somática intensiva) y en 1996 comienza una experiencia espiritual en plena naturaleza, bajo el título SAT (Silencio, Ayuno y Trabajo).
Presidente y Cofundador de ATRE (Asociación Transpersonal Española), colabora como organizador y ponente en congresos nacionales e internacionales, como EUROTAS –The European Transpersonal Associatión– de la que fue Vicepresidente.
En 2008 funda EITHA (Escuela Independiente de Terapia Holoanálitica), formando en holoanálisis a numerosos profesionales.