Reseñas

La memoria de los peces y otras historias científicas sobre los seres del mar

Juan Antonio Martínez de la Fe , 19/12/2022

Ficha Técnica

Título: La memoria de los peces y otras historias científicas sobre los seres del mar
Autor: Jorge Bolívar
Edita: Guadalmazán, Madrid, 2022
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 382
ISBN: 978-84-17547-84-4
Precio: 20,85 euros

La editorial Guadalmazán viene desarrollando una interesantísima, a la par que importante, labor de divulgación científica. Sus libros cuentan con un extenso panel de especialistas en diversos temas, capaces, a la vez, de llevar al gran público los contenidos de conocimientos propios de los profesionales.

Aquí hemos tenido la oportunidad de dar cuenta de varios de esos títulos, entre otros: el delicioso Eso no estaba en mi libro de botánica; la oportuna Historia de los volcanes, cuando las imágenes de la erupción de Cumbre Vieja en La Palma inundaban los informativos del país; la Historia de las telecomunicaciones, tan fundamentales en nuestra historia desde aquellos tiempos en que usábamos las señales luminosas de las hogueras para dar noticia de destacados sucesos.

En esta ocasión, de la mano de Jorge Bolívar, nos sumergimos, nunca mejor dicho, en variadas historias científicas sobre los seres del mar. Un libro que no se aleja de los objetivos divulgadores que se marca el sello editorial.

El agua

Y antes de bucear junto a las maravillas que nos ofrecen los habitantes del mundo acuático, el autor nos ofrece una interesante introducción sobre el medio que los acoge: el agua. Un elemento que nos es tan familiar y del que, habitualmente, desconocemos muchas peculiaridades.

Por ejemplo, es un gran disolvente, como lo califica el autor, el disolvente definitivo. Por otro lado, constituye uno de los pocos elementos más densos en estado líquido que en estado sólido. Y, estando compuesta por hidrógeno, uno de los elementos más inflamables que existen, y oxígeno, el mayor facilitador de explosiones, sin embargo no solo no explota, sino que sirve para apagar el fuego. Y, en esta línea, Jorge Bolívar nos va desentrañando aspectos singularísimos de este elemento en el que nació la vida.

La memoria de los peces

Cuando observamos los peces en el fondo del mar, pocos podríamos pensar que esos seres que nos parecen carentes de inteligencia, tienen, en muchos casos, una sorprendente memoria, al menos, en la instintiva; un fenómeno que no debería de sorprendernos, ya que los peces existen mucho antes que los mamíferos, a los que atribuimos algún grado de inteligencia. Por ejemplo, recuerdan dónde esconderse ante los depredadores, cómo encontrar comida o cuál es el mejor sitio para el apareamiento. Y un caso especial lo vemos en los salmones, capaces de recordar su lugar de nacimiento para, abandonando su medio salino, atravesar agua dulce remontando los ríos: tienen claro adónde dirigirse.

¿Y qué decir de los tiburones? Pues que tienen un cerebro de gran tamaño en relación con el cuerpo y que, por otro lado, tiene una forma especial de Y al extenderlo; y, además de los cinco sentidos que tenemos los humanos, cuentan con sensores de electrorrecepción y detectores de presión: son capaces de captar, localizar e identificar los diminutos campos eléctricos que producimos los seres vivos al movernos.

Plancton y medusas

Y si descendemos al microcosmos imperceptible a nuestra vista, podemos asombrarnos de su riquísima existencia y de la importancia que tiene, no solo para los animales que pueblan los mares, sino, también, para el resto del planeta. Nos estamos refiriendo al plancton

Si con un dedal recogemos más o menos un centímetro cúbico de agua de mar, ahí habrá, aproximadamente, medio millón de seres vivos; se trata de organismos diminutos, herederos directos de las células primitivas que dieron origen a la vida. Eso es el plancton: “un conjunto de organismos acuáticos que no tienen capacidad de moverse por sí mismos y flotan arrastrados por las corrientes”. Constituye la base de la pirámide alimenticia. Pero no se queda aquí; el autor nos descubre las muchas propiedades, fundamentalmente necesarias, para la vida en el planeta que abriga este abigarrado conjunto de diminutos seres.

Y del plancton nos lleva Bolívar a esos hermosos estómagos flotantes que son las medusas. Unos organismos de los que nos alejamos por las consecuencias que nos puede acarrear sufrir el roce con alguno de sus rejos. Son unos seres tan simples que pueden ser considerados como unos fósiles vivientes. Su anatomía es muy sencilla: se reduce a un estómago enorme que alcanza el noventa por ciento de su volumen corporal. De ellas existen unas dos mil especies diferentes, de las que unas cincuenta son letales para los seres humanos.

Las profundidades oceánicas

También, guiados por las páginas de este libro, nos sumergimos a profundidades a las que hasta tiempos recientes no se había podido descender. Ellas han dado pie a numerosos documentales, reportajes gráficos e, incluso, películas donde la imaginación nos arrastra a peligrosas aventuras.

Esas profundidades abisales constituyen un mundo aún muy desconocido para nosotros. En ellas hemos podido ver seres muy variados, algunos cuya imagen nos despierta miedosos horrores, mientras que otros nos admiran por su singular belleza. Allí desarrollan su existencia más de 17.500 especies diferentes, muy difíciles de poder observar en nuestro medio, ya que no pueden sobrevivir en nuestras condiciones ambientales. Es un capítulo que merece una detenida lectura.

Bancos de peces

Uno de los espectáculos más armoniosos que podemos observar lo constituyen los cardúmenes de peces que nos deslumbran con los plateados reflejos de su permanente danza marina. Tienen un curioso comportamiento social que los lleva a agruparse en bancos, que tienen una doble característica: ser, por un lado, las presas de peces más grandes (por lo que se hallan muy abajo en la escala alimenticia) y contar con una exagerada cantidad de huevos en sus puestas. Y una tendencia curiosa, que actúa como mecanismo de defensa: los individuos se agrupan por tamaños; en un banco de peces, todos los individuos tienen las mismas dimensiones y se mueven coordinadamente a una distancia milimétrica que mantienen durante sus evoluciones.

Mamíferos y gigantes marinos

Ya es de todos conocido que no solo los peces habitan los mares. También el agua marina es el hábitat de algunos mamíferos como nosotros. Plantea el autor que se trata de seres que, evolutivamente, tras un período de vida fuera del mar, optaron por regresar a él, adaptándose de nuevo a su originario medio.

Existen en la actualidad unas ciento treinta especies de mamíferos marinos en las que se puede observar los diferentes grados de adaptación evolutiva a la vida en el mar. Algunas, como las nutrias, pocas diferencias presentan con animales terrestres, mientras que otras, como acontece con los delfines, nos parecen auténticos peces.

Y si hemos podido saber algo más de los diminutos seres que habitan los océanos, también hay que hablar de los gigantes que con ellos comparten hábitat. Por ejemplo, el autor nos habla del calamar gigante, cuya existencia era considerada casi como una leyenda hasta que ejemplares pudieron ser vistos y sometidos a investigación; aunque nunca se ha podido capturar un adulto vivo, sino, a lo sumo, crías enfermas nadando en las costas. El mayor del que hay constancia debió de medir veintiún metros de largo, con un peso de unos doscientos setenta y cinco kilos.

También el autor nos lleva a contemplar las ballenas, de las que las hay de diferentes tamaños; y con ellas, delfines, rorcuales, cachalotes, etc. Son especies sometidas a una enorme presión de capturas, sin tener en cuenta que estas ballenas desempeñan un papel esencial en los ecosistemas marinos; por ejemplo, al consumir tantos crustáceos consiguen prevenir excesivas proliferaciones, manteniendo el equilibrio ecológico de los océanos; sus heces son ricas en nutrientes sin los que los microorganismos no pueden desarrollarse; sus cadáveres sirven de sustento a muchísimas especies; en fin: que juegan un destacado papel en el mantenimiento de nuestros mares.

Cefalópodos

Y si hay una especie que despierta nuestra curiosidad y admiración esa es la de los pulpos, sepias y calamares; especialmente los primeros. Son de los animales más antiguos del planeta y se conocen unas ochocientas especies de cefalópodos.

Tienen los pulpos una flexibilidad increíble, ya que su única parte dura es su pico; por ello, pueden expandirse o contraerse a voluntad; también cuentan con la capacidad de mimetismo, con lo que toman formas o colores diferentes según sus necesidades de defensa o caza. Además, es uno de los pocos animales capaz de reconocer su imagen en un espejo, aparte de contar con nueve cerebros, cada uno de ellos especializado en una función; cuentan, también, con una enorme cantidad de neuronas, más de quinientos millones, repartidas por todo el cuerpo, no concentradas en un cerebro; disponen de una buena memoria… Sería prolijo detallar aquí todas sus peculiaridades que se encuentran magníficamente expuestas en las páginas de este libro.

Oasis submarinos, parásitos y corales

También en él podemos encontrar los tres tipos de oasis submarinos: los producidos en torno a naufragios, tanto de barcos como de aviones; los arrecifes de corales y, finalmente, las chimeneas hidrotermales.

Nos encontramos también con los parásitos en todas sus diferentes posibilidades, entre las que destacan las simbiosis, unos fenómenos de estos seres vivos que les ayudan en su supervivencia, llegando incluso a la unión en un solo ser de dos individuos que mutuamente se prestan ayuda.

Y, hablando de los corales, Bolívar nos llama la atención, no solo sobre su enorme belleza, de cuyo colorido nos da amplias explicaciones, sino, también, de su enorme fragilidad que está llevando a su rápida desaparición en lugares que hasta hace bien poco eran focos de atracción para contemplar su cromático esplendor.

Remedios marinos

Interesante capítulo es el referido a la enorme capacidad que tienen los recursos marinos para ofrecernos muy variados remedios para una buena cantidad de dolencias que padecemos los humanos. Así, hay productos que constituyen un eficaz remedio para algunos tipos de cáncer. Y nos explica la dificultad que entraña su obtención, pues son precisas enormes cantidades de material para poder obtener unos pocos gramos del producto apetecido.

También ocupan su espacio en esta obra los mares helados del Ártico y de la Antártida. El primero se erige sobre una capa de hielo que descansa sobre un fondo de agua, mientras que en la Antártida esa zona helada se apoya sobre terreno firme. Explica Bolívar la razón de tales bajas temperaturas en los polos, así como el papel que juega la temperatura del mar para la biodiversidad que se da en tan duros entornos.

Pero la riqueza de vida que encontramos en el mar no solo se halla en sus diferentes niveles de profundidad. La línea de costa, tanto la arenosa como la de rocas, cuenta con una abundante manifestación vital, que es preciso cuidar y conservar.

El libro se cierra con un epílogo que constituye una encendida explicación sobre la unidad de toda la biodiversidad del planeta. Una biodiversidad que se sostiene en el equilibrio, frágil equilibrio, entre todos sus componentes. Si tal equilibrio se resquebraja en alguno de ellos, el daño que se hace al conjunto es inconmensurable. Es lo que está ocurriendo con el calentamiento global, que arrastra una serie de consecuencias que ya son perceptibles sobre la vida en la tierra y en el mar.

Concluyendo

El libro hace honor a su subtítulo: otras historias científicas sobre los seres del mar. En efecto: Jorge Bolívar ha sabido rebuscar y entresacar aquellos aspectos del mar y de la vida que en él se desarrolla, para ofrecernos un atractivo collage.

En cada capítulo, encuentra esa historia de la que tirar para atraer la atención del lector. Que es un gran divulgador, no cabe duda. Porque todo lo que nos cuenta tiene su fundamento científico; pero de tal manera expuesto, que resulta una atractiva y atrayente sucesión de estampas que no deja de despertar nuestra admiración.

El estilo es muy narrativo. De hecho, el autor se esconde tras la figura de un imaginario capitán de navío, imaginario también, que recorre los mares y sus fondos, narrándonos sus aventuras y descubrimientos.

Es, en definitiva, una obra que se lee con suma facilidad, con una proximidad muy de agradecer y que hará de ella, de la obra, una lectura amena y entretenida, dejando el poso de un conocimiento científico al alcance de la mano.

Índice

Introducción: el líquido más misterioso del universo

El capitán Baca y la memoria
El cerebro de los tiburones
El mundo interminable del plancton
Bellos estómagos flotantes
En el abismo
Bancos (de peces)
Mamíferos como nosotros
Gigantes
La sabiduría del superviviente
Tres oasis
Parásitos y amigos
Cuidado con los corales
La gran farmacia
Aquí hace mucho frío
El pez más hermoso
Línea de costa

Epílogo: unidad
Bibliografía recomendada



Notas sobre el autor

Jorge Bolívar estudió Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona, y Biología e Historia en la Universidad de Sevilla, donde se especializó en Historia de la Ciencia. Como periodista ha trabajado en medios de prensa, radio y televisión, además de colaborar en numerosas publicaciones especializadas. Con Almuzara ha publicado recientemente La sonrisa del átomo y otras historias científicas sobre el Universo (Almuzara, 2013), El huevo de dinosaurio y otras historias científicas sobre la Evolución (Guadalmazán, 2013), La estrategia de Pandora y otras historias científicas sobre Gaia, la Vida y la Tierra (Guadalmazán, 2014) y El día que descubrimos el Universo. El conocimiento del cosmos tras un siglo de relatividad (Guadalmazán, 2015). Entre otros galardones ha obtenido el Premio Andalucía de Periodismo, el Premio Máster Europeo de Periodismo Científico y el Premio Unicef de Naciones Unidas a la Mejor Labor de Divulgación. Con Científicas (Guadalmazán, 2018) obtuvo el prestigioso Premio Casa de las Ciencias a la Divulgación Científica, otorgado por los Museos Científicos Coruñeses/Ayuntamiento de A Coruña.
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