Ficha Técnica
Título: La intranquilidad
Autora: Marion Muller-Colard
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020
Colección: Fragmentos
Traducción: Helena Cots Webermann
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 91
ISBN: 978-84-17796-24-2
Precio: 11,90 euros
Paradójicamente, si se desea disfrutar de una buena lectura que reporte paz al espíritu, este libro ayuda a ello, pese a que contradiga a su título: la intranquilidad. Intranquilidad es un término de amplio significado; es más: puede resultar hasta peyorativo pues es fácil encontrarlo aplicado a alteraciones del espíritu, del ánimo o de la mente. Cuando Marion Muller-Colard habla de intranquilidad lo hace refiriéndose, más bien, a inquietud, a actividad en contraposición a pasividad. Y, en este sentido, esta obra sobrepasa en mucho el escaso centenar de páginas que la componen. Porque esta intranquilidad es un valor que conviene reconocer, aceptar y motivar.
“Estate tranquilo es la orden más inútil que el adulto se empeña en repetir al niño”, afirma la autora para quien, justamente, la oportunidad para el niño es la de no estarse tranquilo. ¡Cuántas cosas nos perdemos, a veces, a causa de la tranquilidad!
La intranquilidad nos acompaña desde la cuna a lo largo de la vida, cuando somos preguntones, pesados o inquietos. Es cierto que hay temperamentos más o menos inquietos; pero no cabe duda de que cualquier contrariedad se constituye en un reto a superar, siendo nuestra vida una cadena incesante de retos.
El evangelio
¿Existe algún libro que merezca ser calificado como el Libro del desasosiego? Para la autora, sí: el evangelio. El cristianismo se inaugura en la incertidumbre y la fragilidad. Desde la propia anunciación a María que, lógicamente, despierta en ella la inquietud. Y, en palabras de Muller-Colard, “Dios revela mediante ese proyecto -dejarse traer al mundo a través del cuerpo de una mujer- una revolución religiosa tras la cual no quedará nadie tranquilo […] Ni los ateos irritados ni los creyentes desconcertados”. Una revolución que ofuscará a los reyes, que pretenden mantener alejados a los dioses que puedan hacer sombra a su poder; que contrariará a los religiosos, que gustan de dioses todopoderosos; y que nos contrariará a nosotros mismos, que hubiésemos preferido una receta de felicidad.
Hay, fruto del evangelio, verdaderos y falsos cristianos. Para la autora, estos segundos son aquellos para quienes el cristianismo es una coartada, un refugio identitario, una tarjeta de visita en el amplio mundo de la moral, un confort en el nido acolchado del repliegue sobre uno mismo. Esta religión es la reprobación misma de los reflejos religiosos del hombre, porque el evangelio no está para fabricar superhombres sino para sumergirse en la complejidad de la humanidad; es un mandato para que vivamos en el presente, en continua vigilancia para recibir lo imprevisible.
Muller-Colard es tajante: “Lo que hoy en día me permite seguir a Jesús como a un maestro es precisamente que no promete la evitación del riesgo”. Su escándalo está en que el evangelio afirma que la palabra frustra y contraría el deseo religioso del hombre. No nos ofrece la posibilidad de seguir un sistema de pensamiento y de creencias que confortan con verdades definitivas; al contrario, rehúye de la tiranía de la felicidad que obsesiona la vida de tanta gente.
“Jesús no solamente es aquel por el que llega la intranquilidad, sino que también es aquel que la vive intensamente hasta el extremo”, afirma la autora. Y para comprobarlo, basta con fijarse en dos elementos esenciales de su ministerio: su andadura y sus encuentros: anda y encuentra.
Marion Muller-Cotilard encuentra el lugar seguro de su paz en una sed insatisfecha, un impulso, un sobresalto. En esa intranquilidad permanente.
Concluyendo
Nos encontramos con una obra de pequeño formato, pero capaz de despertar en el lector las ansias de profundizar en su propuesta, a través de una reflexión serena. Un lenguaje casi poético, no exento de energía y vigor, hace que la lectura produzca un disfrute adicional al hondo mensaje que guarda en su interior. Para leer más de una vez.
Título: La intranquilidad
Autora: Marion Muller-Colard
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020
Colección: Fragmentos
Traducción: Helena Cots Webermann
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 91
ISBN: 978-84-17796-24-2
Precio: 11,90 euros
Paradójicamente, si se desea disfrutar de una buena lectura que reporte paz al espíritu, este libro ayuda a ello, pese a que contradiga a su título: la intranquilidad. Intranquilidad es un término de amplio significado; es más: puede resultar hasta peyorativo pues es fácil encontrarlo aplicado a alteraciones del espíritu, del ánimo o de la mente. Cuando Marion Muller-Colard habla de intranquilidad lo hace refiriéndose, más bien, a inquietud, a actividad en contraposición a pasividad. Y, en este sentido, esta obra sobrepasa en mucho el escaso centenar de páginas que la componen. Porque esta intranquilidad es un valor que conviene reconocer, aceptar y motivar.
“Estate tranquilo es la orden más inútil que el adulto se empeña en repetir al niño”, afirma la autora para quien, justamente, la oportunidad para el niño es la de no estarse tranquilo. ¡Cuántas cosas nos perdemos, a veces, a causa de la tranquilidad!
La intranquilidad nos acompaña desde la cuna a lo largo de la vida, cuando somos preguntones, pesados o inquietos. Es cierto que hay temperamentos más o menos inquietos; pero no cabe duda de que cualquier contrariedad se constituye en un reto a superar, siendo nuestra vida una cadena incesante de retos.
El evangelio
¿Existe algún libro que merezca ser calificado como el Libro del desasosiego? Para la autora, sí: el evangelio. El cristianismo se inaugura en la incertidumbre y la fragilidad. Desde la propia anunciación a María que, lógicamente, despierta en ella la inquietud. Y, en palabras de Muller-Colard, “Dios revela mediante ese proyecto -dejarse traer al mundo a través del cuerpo de una mujer- una revolución religiosa tras la cual no quedará nadie tranquilo […] Ni los ateos irritados ni los creyentes desconcertados”. Una revolución que ofuscará a los reyes, que pretenden mantener alejados a los dioses que puedan hacer sombra a su poder; que contrariará a los religiosos, que gustan de dioses todopoderosos; y que nos contrariará a nosotros mismos, que hubiésemos preferido una receta de felicidad.
Hay, fruto del evangelio, verdaderos y falsos cristianos. Para la autora, estos segundos son aquellos para quienes el cristianismo es una coartada, un refugio identitario, una tarjeta de visita en el amplio mundo de la moral, un confort en el nido acolchado del repliegue sobre uno mismo. Esta religión es la reprobación misma de los reflejos religiosos del hombre, porque el evangelio no está para fabricar superhombres sino para sumergirse en la complejidad de la humanidad; es un mandato para que vivamos en el presente, en continua vigilancia para recibir lo imprevisible.
Muller-Colard es tajante: “Lo que hoy en día me permite seguir a Jesús como a un maestro es precisamente que no promete la evitación del riesgo”. Su escándalo está en que el evangelio afirma que la palabra frustra y contraría el deseo religioso del hombre. No nos ofrece la posibilidad de seguir un sistema de pensamiento y de creencias que confortan con verdades definitivas; al contrario, rehúye de la tiranía de la felicidad que obsesiona la vida de tanta gente.
“Jesús no solamente es aquel por el que llega la intranquilidad, sino que también es aquel que la vive intensamente hasta el extremo”, afirma la autora. Y para comprobarlo, basta con fijarse en dos elementos esenciales de su ministerio: su andadura y sus encuentros: anda y encuentra.
Marion Muller-Cotilard encuentra el lugar seguro de su paz en una sed insatisfecha, un impulso, un sobresalto. En esa intranquilidad permanente.
Concluyendo
Nos encontramos con una obra de pequeño formato, pero capaz de despertar en el lector las ansias de profundizar en su propuesta, a través de una reflexión serena. Un lenguaje casi poético, no exento de energía y vigor, hace que la lectura produzca un disfrute adicional al hondo mensaje que guarda en su interior. Para leer más de una vez.
Nota sobre la autora
Marion Muller-Colard (Marsella, 1978). Escritora y teóloga protestante, es doctora en teología por la Facultad de Teología de Estrasburgo. Se ha dedicado a la mediación penal y actualmente es miembro del Comité Consultivo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida y de la Salud (2017).
Como escritora es autora de las obras de ensayo L'autre Dieu. La plainte, la menace et la grâce (2014, Premio Spiritualités d'Aujourd'hui y Premio Écritures & Spiritualités), Détails d'Évangile (2012), Le complexe d'Élie (2016) y Éclats d'Évangile (2017), entre otras. Ha cultivado también el género de la novela, la narrativa juvenil y la poesía. La intranquilidad (Premio de Espiritualidad Panorama-La Procure) es su primera obra traducida al castellano.
Marion Muller-Colard (Marsella, 1978). Escritora y teóloga protestante, es doctora en teología por la Facultad de Teología de Estrasburgo. Se ha dedicado a la mediación penal y actualmente es miembro del Comité Consultivo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida y de la Salud (2017).
Como escritora es autora de las obras de ensayo L'autre Dieu. La plainte, la menace et la grâce (2014, Premio Spiritualités d'Aujourd'hui y Premio Écritures & Spiritualités), Détails d'Évangile (2012), Le complexe d'Élie (2016) y Éclats d'Évangile (2017), entre otras. Ha cultivado también el género de la novela, la narrativa juvenil y la poesía. La intranquilidad (Premio de Espiritualidad Panorama-La Procure) es su primera obra traducida al castellano.