Reseñas

El mundo como obra de arte

Alicia Montesdeoca Rivero , 20/05/2016

En busca del diseño profundo de la naturaleza



Ficha Técnica
 
Título: El mundo como obra de arte
Autor: Frank Wilczek
Edita: Editorial Crítica. Barcelona.  1ª edición, mayo 2016
Traducción: Javier Sampedro
Materia: Ciencia
Colección: Drakontos
Encuadernación: Rústica con solapas
Número de páginas: 484
ISBN: 978-84-9892-961-4
PVP: 28,90 €
Libro electrónico: 14,99 €

 
Este libro es una larga reflexión sobre una sola pregunta: ¿Encarna el mundo ideas bellas?

Nuestra pregunta, dice Frank Wilczek en su presentación, puede parecer extraña. Las ideas son una cosa, los cuerpos físicos otra muy distinta. ¿Qué quiere decir “encarnar” una “idea”?

Encarnar ideas es lo que hacen los artistas. Partiendo de ideas visionarias, los artistas producen objetos físicos (o productos cuasifísicos, como partituras que se convierten en sonido). Nuestra pregunta bella, entonces, es parecida a esta: ¿Es el mundo una obra de arte?

Planteada de esta forma, nuestra Pregunta conduce a otras. Si tiene sentido considerar el mundo como una obra de arte, ¿es una obra de arte lograda? ¿Es el mundo físico, considerado como una obra de arte, bello? Para conocer el mundo físico recurrimos al trabajo de los científicos, pero si queremos hacer justicia a nuestras preguntas debemos reclutar también las percepciones y las contribuciones de los artistas dispuestos a ayudarnos.
 
En una tan iluminadora como original revisión del pensamiento científico, desde Platón y Pitágoras hasta la actualidad, Wilczek argumenta que la gran guía en la búsqueda de las leyes que gobiernan el universo ha sido, y continua siendo (como ilustra su propio trabajo científico), la idea de que éste engloba formas en las que los rasgos distintivos principales son la simetría –armonía, equilibrio, proporción– y la economía.
 
Esta es la belleza que “mece la cuna del mundo”, la que subyace en su lógica más íntima, la que ha animado las investigaciones de científicos como Galileo, Newton, Maxwell, Einstein, Emmy Noether o Dirac. Incluso en la extraña y contraintuitiva física cuántica, las ecuaciones que rigen el comportamiento de los átomos y de la luz son casi literalmente las mismas a las que obedecen instrumentos musicales. Y así, cuando encontramos que nuestro sentido de la belleza se  realiza también en el mundo físico, descubrimos no sólo algo sobre el universo sino también acerca de nosotros mismos: que sus reglas más profundas son algunas  que de alguna  manera ya sentíamos, como si estuvieran esculpidas en nuestras almas.
 
Datos del autor


Frank Wilczek Es catedrático de física en el Massachusetts Institute of Technology y escribe en las revistas Nature y Physics Today. Es autor de La ligereza del ser (Crítica, 2009). Obtuvo  el premio Nobel de Física en 2004, compartido con David Gross y David Politzer, por el descubrimiento de la libertad asintónica en la teoría de la interacción fuerte.
 
 
| 20/05/2016 | Comentarios