Ficha Técnica
Título: Dominarás la tierra
Autora: Pilar Codony
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2023
Colección: Fragmentos
Serie: Asaltar la Biblia
Traducción: Mayka Lahoz Berral
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 96
ISBN: 978-84-17796-92-1
Precio: 11,50 euros
La serie Asaltar la Biblia de Fragmenta Editorial nos permite revisitar pasajes del texto bíblico y, desde ellos, echar una mirada a situaciones actuales, algo que nos provoca reflexiones de no pequeño interés.
Pilar Codony afronta el reto de proyectar sobre el hombre de hoy el pasaje del Génesis referido a la creación y, más concretamente, a la de la primera pareja, Adán y Eva. Un pasaje que, no lo olvidemos, bebe de narraciones del Antiguo Oriente, como es ampliamente aceptado; a nadie se esconde ya el influjo que los textos mesopotámicos ejercieron sobre el Antiguo Testamento.
Doble creación
Codony nos acerca inicialmente a la dualidad que enfrenta al hombre con el resto de la creación, que ella acoge bajo el amplio concepto de bestia, una bestia que consideramos que está a nuestra disposición; si se diera la posibilidad de que uno de los dos, el hombre o la bestia, hubiera de perecer, indudablemente, la peor parte sería para la bestia, sin tener en cuenta que, en el fondo, ella, la bestia, tiene el mismo interés por vivir que cualquiera de nosotros.
En su particular interpretación de estos primeros capítulos del Génesis, la autora nos señala que existen como dos narraciones sucesivas, algo evidente al abrir las primeras páginas del texto sagrado. En cualquier caso, interpreta que el creador pone toda la creación a disposición del hombre, con la particularidad de que, en la segunda creación, al contrario de lo ocurrido en la primera, donde Adán cuenta con Eva para tomar decisiones, en la segunda, esta, Eva, no tiene ni voz ni voto, dando origen al patriarcado.
A partir de ahí, es el caos una característica de lo femenino mientras que el orden lo pone lo masculino. Así, las criaturas que en el imaginario occidental medieval “encarnaron el paganismo, la herejía y los más bajos instintos humanos fueron las brujas”, siempre del género femenino.
La descripción que hace Codony es bastante explícita: “las mujeres afines a las bestias o con grandes conocimientos botánicos encendían todas las alarmas porque amenazaban con poseer, como el diablo, la sabiduría terrible de la naturaleza salvaje y se las creía capaces de hacer actuar a esa naturaleza a voluntad, enviando plagas, males de ojo y desgracias de todo tipo a los hombres y a las mujeres de fe”. Así pues, la lógica consecuencia era que había que eliminarlas para perseverar en la lucha contra el paganismo, la herejía y las fuerzas oscuras de la naturaleza; pero, sobre todo y principalmente, para que no periclitara la hegemonía patriarcal.
El dios razón
La única prohibición que el creador impuso al hombre fue la de no comer el fruto del árbol del conocimiento. Orden que el hombre no obedeció; ni él ni sus sucesores: los tiempos modernos aportaron el mito de la razón que encontró en el mecanicismo uno de los elementos clave del giro científico a lo largo de todo el siglo XVII, nacido de la mano de René Descartes.
El mecanicismo concebía la naturaleza y a los animales como seres sujetos a las leyes físicas que se podían conocer y manipular, de manera que, conociendo su funcionamiento, se encontraba la manera más eficiente de disponer de ella. Hoy esta concepción está afortunadamente superada y muy pocos dudan de que los animales pueden sufrir, sentir dolor e, incluso, emociones como el miedo o la angustia.
Sin embargo, parece que no sabemos leer la naturaleza y se la suele concebir bajo una visión completamente materialista: un paisaje bonito y explotable “del que solo nos interesan el placer que suscita o los recursos que pone a nuestro alcance”.
O el interés por apropiárnosla con el nacimiento del concepto de territorio sobre el que aplicar la ley del más fuerte, sin tener en cuenta que son los vínculos los que determinan la composición de un hábitat y hacen fluir la vida.
Al hilo de lo que antecede plantea la autora la posibilidad de que la bestia, en este caso los animales, se rebele. Tal rebelión, opina, no existe porque esta bestia es incapaz de oponerse a nada y, por tanto de rebelarse. Para ella, el hombre de la segunda creación del Génesis es el que ha propiciado lo que pudiera parecer una rebelión de la bestia, al haber creado las condiciones idóneas para que lo haga, por haber pisoteado a la naturaleza a su antojo. Y pone el ejemplo de los jabalíes que en Cataluña se han expandido invadiendo el espacio que nos fue dado por la creación; esto no habría ocurrido si, anteriormente, el hombre no hubiese matado a todos los lobos y talado los bosques de aquella tierra que limitaban y ponían coto a los movimientos migratorios de tales jabalíes.
Así, más que a eliminar a la bestia, a los animales que nos van acosando como consecuencia de nuestra mala praxis, sería recomendable “dirigir los esfuerzos a recuperar bosques sanos y ecosistemas equilibrados”.
Animismo
Y prosigue más adelante: “Occidente continúa ejerciendo el poder más allá del colonialismo e impone su concepción materialista de la naturaleza a las otras culturas”, unas culturas que viven, o vivían, en armonía con la naturaleza. Y concluye: “hay otras maneras de entender el mundo, de las cuales el hombre adánico debería empezar seriamente a tomar nota”.
Aporta el ejemplo de las tribus que practican el animismo que, en el fondo es una manera de recordarnos que no estamos solos en el mundo. Porque el animismo es un sistema concebido para asegurar la continuidad de la vida, lo que, en lenguaje actual, llamaríamos una gestión sostenible de los recursos.
Codony cierra su ensayo con sendos capítulos dedicados a Mujeres y bestia y Hombre-bestia. En el primero de ellos, comenta cómo en muchas culturas, principalmente primitivas, las mujeres vivían en condición de igualdad con los hombres, a diferencia de la Eva de la segunda creación que llegó tarde y solo para complacer al hombre.
Desde su punto de vista, la matriz es el único poder de la mujer frente al hombre, que teme no poder controlar su fertilidad, de donde nacerá el caos que el hombre quiere evitar. Algunas mujeres, al comportarse como todo el mundo esperaría que se comportara un hombre, en el fondo, lo que consiguen es afianzar el modelo patriarcal hegemónico.
Concluye la autora su obra con el siguiente mensaje: “Quizá Dios, hoy, ya no es muy importante para nuestras vidas; incluso hay quien dice que murió hace tiempo. Pero su mensaje concerniente a la naturaleza sigue muy vivo en el hombre, que todavía se cree con la potestad y el poder, como Yahvé, de transformar el planeta entero en un Edén domesticado”.
Concluyendo
No cabe duda de que, como proclama el nombre de esta serie que nos ofrece Fragmenta Editorial, Asaltar la Biblia, tomar como base para el desarrollo de todo un planteamiento un texto bíblico, es muy apropiado. Es lo que hace Pilar Codony en este interesante y muy actual ensayo.
Leer comentarios de expertos a los libros veterotestamentarios es siempre una opción más que recomendable. El profesor José Luis Sicre, autoridad indiscutible en los estudios de la Biblia, en sus comentarios a los pasajes del Génesis de los que parte esta obra, dice: “E incluso se los denuncia como culpables de graves problemas actuales, como la situación de inferioridad de la mujer, el destrozo de la naturaleza, etc.”
La autora no entra en disquisiciones sobre este particular, sino que, con gran sagacidad y maestría, se apoya en este pasaje del libro sagrado para desgranar un planteamiento de la realidad actual en la relación del hombre con la naturaleza y del varón con la mujer, que, por su evidencia, no precisa demostración.
El desarrollo que hace de sus hipótesis es impecable, impregnado, además, de un estilo muy ameno, lleno de referencias a situaciones habituales en nuestra vida y a muy diferentes autores que las han tratado, acercándonos a ellas bien directamente, bien a través de los personajes de obras literarias.
Quien se acerque a esta obra, de no más de noventa páginas, no se sentirá defraudado: en ella encontrará semillas de reflexión para hacer frente a situaciones que encuentra nada más acercarse a cualquier medio de comunicación social.
Índice
1. El hombre y la bestia
2. El mito de la creación… o de las creaciones
3. Dragones y brujas
4. El mecanismo del mundo
5. La ley del más fuerte
6. La rebelión de la bestia
7. La buena salvaje
8. El alma de todas las cosas
9. Mujeres y bestia
10. El hombre-bestia
Bibliografía
Título: Dominarás la tierra
Autora: Pilar Codony
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2023
Colección: Fragmentos
Serie: Asaltar la Biblia
Traducción: Mayka Lahoz Berral
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 96
ISBN: 978-84-17796-92-1
Precio: 11,50 euros
La serie Asaltar la Biblia de Fragmenta Editorial nos permite revisitar pasajes del texto bíblico y, desde ellos, echar una mirada a situaciones actuales, algo que nos provoca reflexiones de no pequeño interés.
Pilar Codony afronta el reto de proyectar sobre el hombre de hoy el pasaje del Génesis referido a la creación y, más concretamente, a la de la primera pareja, Adán y Eva. Un pasaje que, no lo olvidemos, bebe de narraciones del Antiguo Oriente, como es ampliamente aceptado; a nadie se esconde ya el influjo que los textos mesopotámicos ejercieron sobre el Antiguo Testamento.
Doble creación
Codony nos acerca inicialmente a la dualidad que enfrenta al hombre con el resto de la creación, que ella acoge bajo el amplio concepto de bestia, una bestia que consideramos que está a nuestra disposición; si se diera la posibilidad de que uno de los dos, el hombre o la bestia, hubiera de perecer, indudablemente, la peor parte sería para la bestia, sin tener en cuenta que, en el fondo, ella, la bestia, tiene el mismo interés por vivir que cualquiera de nosotros.
En su particular interpretación de estos primeros capítulos del Génesis, la autora nos señala que existen como dos narraciones sucesivas, algo evidente al abrir las primeras páginas del texto sagrado. En cualquier caso, interpreta que el creador pone toda la creación a disposición del hombre, con la particularidad de que, en la segunda creación, al contrario de lo ocurrido en la primera, donde Adán cuenta con Eva para tomar decisiones, en la segunda, esta, Eva, no tiene ni voz ni voto, dando origen al patriarcado.
A partir de ahí, es el caos una característica de lo femenino mientras que el orden lo pone lo masculino. Así, las criaturas que en el imaginario occidental medieval “encarnaron el paganismo, la herejía y los más bajos instintos humanos fueron las brujas”, siempre del género femenino.
La descripción que hace Codony es bastante explícita: “las mujeres afines a las bestias o con grandes conocimientos botánicos encendían todas las alarmas porque amenazaban con poseer, como el diablo, la sabiduría terrible de la naturaleza salvaje y se las creía capaces de hacer actuar a esa naturaleza a voluntad, enviando plagas, males de ojo y desgracias de todo tipo a los hombres y a las mujeres de fe”. Así pues, la lógica consecuencia era que había que eliminarlas para perseverar en la lucha contra el paganismo, la herejía y las fuerzas oscuras de la naturaleza; pero, sobre todo y principalmente, para que no periclitara la hegemonía patriarcal.
El dios razón
La única prohibición que el creador impuso al hombre fue la de no comer el fruto del árbol del conocimiento. Orden que el hombre no obedeció; ni él ni sus sucesores: los tiempos modernos aportaron el mito de la razón que encontró en el mecanicismo uno de los elementos clave del giro científico a lo largo de todo el siglo XVII, nacido de la mano de René Descartes.
El mecanicismo concebía la naturaleza y a los animales como seres sujetos a las leyes físicas que se podían conocer y manipular, de manera que, conociendo su funcionamiento, se encontraba la manera más eficiente de disponer de ella. Hoy esta concepción está afortunadamente superada y muy pocos dudan de que los animales pueden sufrir, sentir dolor e, incluso, emociones como el miedo o la angustia.
Sin embargo, parece que no sabemos leer la naturaleza y se la suele concebir bajo una visión completamente materialista: un paisaje bonito y explotable “del que solo nos interesan el placer que suscita o los recursos que pone a nuestro alcance”.
O el interés por apropiárnosla con el nacimiento del concepto de territorio sobre el que aplicar la ley del más fuerte, sin tener en cuenta que son los vínculos los que determinan la composición de un hábitat y hacen fluir la vida.
Al hilo de lo que antecede plantea la autora la posibilidad de que la bestia, en este caso los animales, se rebele. Tal rebelión, opina, no existe porque esta bestia es incapaz de oponerse a nada y, por tanto de rebelarse. Para ella, el hombre de la segunda creación del Génesis es el que ha propiciado lo que pudiera parecer una rebelión de la bestia, al haber creado las condiciones idóneas para que lo haga, por haber pisoteado a la naturaleza a su antojo. Y pone el ejemplo de los jabalíes que en Cataluña se han expandido invadiendo el espacio que nos fue dado por la creación; esto no habría ocurrido si, anteriormente, el hombre no hubiese matado a todos los lobos y talado los bosques de aquella tierra que limitaban y ponían coto a los movimientos migratorios de tales jabalíes.
Así, más que a eliminar a la bestia, a los animales que nos van acosando como consecuencia de nuestra mala praxis, sería recomendable “dirigir los esfuerzos a recuperar bosques sanos y ecosistemas equilibrados”.
Animismo
Y prosigue más adelante: “Occidente continúa ejerciendo el poder más allá del colonialismo e impone su concepción materialista de la naturaleza a las otras culturas”, unas culturas que viven, o vivían, en armonía con la naturaleza. Y concluye: “hay otras maneras de entender el mundo, de las cuales el hombre adánico debería empezar seriamente a tomar nota”.
Aporta el ejemplo de las tribus que practican el animismo que, en el fondo es una manera de recordarnos que no estamos solos en el mundo. Porque el animismo es un sistema concebido para asegurar la continuidad de la vida, lo que, en lenguaje actual, llamaríamos una gestión sostenible de los recursos.
Codony cierra su ensayo con sendos capítulos dedicados a Mujeres y bestia y Hombre-bestia. En el primero de ellos, comenta cómo en muchas culturas, principalmente primitivas, las mujeres vivían en condición de igualdad con los hombres, a diferencia de la Eva de la segunda creación que llegó tarde y solo para complacer al hombre.
Desde su punto de vista, la matriz es el único poder de la mujer frente al hombre, que teme no poder controlar su fertilidad, de donde nacerá el caos que el hombre quiere evitar. Algunas mujeres, al comportarse como todo el mundo esperaría que se comportara un hombre, en el fondo, lo que consiguen es afianzar el modelo patriarcal hegemónico.
Concluye la autora su obra con el siguiente mensaje: “Quizá Dios, hoy, ya no es muy importante para nuestras vidas; incluso hay quien dice que murió hace tiempo. Pero su mensaje concerniente a la naturaleza sigue muy vivo en el hombre, que todavía se cree con la potestad y el poder, como Yahvé, de transformar el planeta entero en un Edén domesticado”.
Concluyendo
No cabe duda de que, como proclama el nombre de esta serie que nos ofrece Fragmenta Editorial, Asaltar la Biblia, tomar como base para el desarrollo de todo un planteamiento un texto bíblico, es muy apropiado. Es lo que hace Pilar Codony en este interesante y muy actual ensayo.
Leer comentarios de expertos a los libros veterotestamentarios es siempre una opción más que recomendable. El profesor José Luis Sicre, autoridad indiscutible en los estudios de la Biblia, en sus comentarios a los pasajes del Génesis de los que parte esta obra, dice: “E incluso se los denuncia como culpables de graves problemas actuales, como la situación de inferioridad de la mujer, el destrozo de la naturaleza, etc.”
La autora no entra en disquisiciones sobre este particular, sino que, con gran sagacidad y maestría, se apoya en este pasaje del libro sagrado para desgranar un planteamiento de la realidad actual en la relación del hombre con la naturaleza y del varón con la mujer, que, por su evidencia, no precisa demostración.
El desarrollo que hace de sus hipótesis es impecable, impregnado, además, de un estilo muy ameno, lleno de referencias a situaciones habituales en nuestra vida y a muy diferentes autores que las han tratado, acercándonos a ellas bien directamente, bien a través de los personajes de obras literarias.
Quien se acerque a esta obra, de no más de noventa páginas, no se sentirá defraudado: en ella encontrará semillas de reflexión para hacer frente a situaciones que encuentra nada más acercarse a cualquier medio de comunicación social.
Índice
1. El hombre y la bestia
2. El mito de la creación… o de las creaciones
3. Dragones y brujas
4. El mecanismo del mundo
5. La ley del más fuerte
6. La rebelión de la bestia
7. La buena salvaje
8. El alma de todas las cosas
9. Mujeres y bestia
10. El hombre-bestia
Bibliografía
Notas sobre la autora
Pilar Codony (Banyoles 1987) cursó sus estudios de veterinaria en la Universidad Autónoma de Barcelona y, después de un tiempo viajando y terminando la carrera en Cuba y Estados Unidos, regresó al Pla de l’Estany, donde actualmente vive y trabaja como veterinaria rural. En el año 2021 ganó el premio Documenta con su primera novela, Distòcia, que publicó L’Altra Editorial. Actualmente colabora con el medio digital cultural Catorze y combina la literatura con la profesión de veterinaria. A través de la escritura indaga sobre la relación entre humanos y no humanos, explorando el continuum entre la naturaleza de unos y otros.
Pilar Codony (Banyoles 1987) cursó sus estudios de veterinaria en la Universidad Autónoma de Barcelona y, después de un tiempo viajando y terminando la carrera en Cuba y Estados Unidos, regresó al Pla de l’Estany, donde actualmente vive y trabaja como veterinaria rural. En el año 2021 ganó el premio Documenta con su primera novela, Distòcia, que publicó L’Altra Editorial. Actualmente colabora con el medio digital cultural Catorze y combina la literatura con la profesión de veterinaria. A través de la escritura indaga sobre la relación entre humanos y no humanos, explorando el continuum entre la naturaleza de unos y otros.