Ficha Técnica
Título: De la desnudez
Autor: Víctor Pérez i Flores
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2024
Traducción: Marta Rebón
Colección: Fragmentos
Serie: Asaltar la Biblia
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 87
ISBN: 978-84-10188-02-0
Precio: 11,50 euros
Nos encontramos ante un texto singular. Singular por el autor que lo desarrolla, por el ámbito en que lo hace y por la manera en que lo presenta.
Víctor Pérez i Flores arranca su ensayo con una Introducción que considera necesaria y, ciertamente, lo es. En ella, refiere la importancia que tiene el conocer desde qué punto de vista, desde qué posicionamiento, se aborda un tema. Y, a tal fin, se nos manifiesta con una paradójica presentación: se define como católico, como agnóstico y como ateo.
Se confiesa católico en un sentido amplio y más que como persona que profesa una estricta creencia en dogmas de fe y cumplidor de rigurosos preceptos morales conservadores, como una forma de estar en el mundo, una posicionalidad. Un catolicismo que se vive de manera indolente y espontánea, de baja intensidad. Se refiere a que vive rodeado una serie de manifestaciones que forman parte de su estar en el mundo: Semana Santa, Corpus, festividades, …
Y reclama esta condición de católico porque, junto a otros muchos, no sabría ser otra cosa. Además, “porque un grupúsculo de creyentes especialmente radicalizado, no muy numeroso, pero con notable preeminencia entre las jerarquías eclesiásticas, decidió apropiarse en exclusiva el epíteto de católico”.
También y simultáneamente se declara agnóstico, puesto que le cuesta mantener un diálogo auténtico fuera de los parámetros que definen al agnóstico. La pregunta clave es sobre la existencia de Dios, pregunta de carácter epistémico, cuya respuesta no admite margen de duda: no se sabe; mejor aún, no se sabe todavía.
Reconoce que sus convicciones, por muy profundas que sean, no son universalizables y, en consecuencia, no afirman saber aquello en lo que creen. Así pues, ser agnóstico en el sentido que apunta el autor, no es una cuestión de fe, sino de honestidad intelectual. Y apunta algo más: “Afortunadamente, la mayoría de nosotros, con independencia de aquello en lo que creamos, lo somos”.
En cuanto a su ateísmo, manifiesta que no cree que Dios exista, aunque no es esta una cuestión que le interpele de una manera especialmente viva. En efecto, para él, no es tan importante la posición que se tome ante la cuestión de fe sobre la existencia de Dios, como la perspectiva desde la cual se plantea. Y concluye: “me inclino a pensar que si Dios no tiene el humor de aceptar a alguien que lo niega, Dios no merece la pena”.
Ámbito del ensayo
El ámbito en el que el autor centra su trabajo es el evangelio de Marcos. El primero de los sinópticos en ser escrito; un evangelio que se presenta sin rebuscamientos ni artificios, por lo que su aproximación a él, es también franca y selvática.
Uno a medias y tres más son los desnudos que desvela Pérez i Flores, agavillados en este evangelio. Uno está sutilmente expresado en el texto, no de forma clara y diáfana; se trata de la sensual danza que lleva a cabo la hija de Herodías ante la pareja de su madre, Herodes.
El primer desnudo que descubrimos en el texto evangélico es más explícito, aunque se produce en circunstancias un tanto dramáticas; se trata del joven que dejó atrás sus vestidos en manos de los que pretendían aprehenderlo en el momento del prendimiento de Jesús, en la noche trágica que abre los primeros pasos de su pasión y posterior ajusticiamiento.
El segundo desnudo es deducible del texto del evangelio. Jesús expulsa de un joven endemoniado los demonios que lo poseían; como luego se afirma que cubrió su cuerpo de vestidos, todo hace suponer que carecía de ellos en los momentos de su cautiverio demoniaco.
Y el tercer desnudo es el de Jesús en la cruz, que el autor trata con suma delicadeza y reverencia.
A cada uno de estos acontecimientos se aproxima Pérez i Flores aportándonos su reflexión y proyectándolos a la realidad actual, como es el objetivo de esta serie de Fragmenta Editorial bajo el genérico nombre de Asaltar la Biblia.
Lo pornográfico
El autor lo deja claramente expuesto: el Evangelio no es un texto erótico; pero no cabe duda de que el pasaje de la bailarina ante Herodes está cargado de pensamiento pornográfico, que, como todo pensamiento, está en la mente del rey espectador y no en las palabras del relato evangélico.
Y no son lo mismo fantasía y deseo, nacidos ambos de la misma fuente del observador. Algo que no se tiene presente en el mundo de la pornografía, donde el porno no pasa de ser un género fantástico, pero experimentado como un relato de no-ficción. Detalle que puede acarrear consecuencias no deseadas, como el caso aportado por el autor, del juez de la manada, quien exoneró aquella jauría porque solo veía una escena porno como tantas otras, pasando por alto que la pornografía representa situaciones fantásticas y no escenas reales.
Salomé, la bailarina, “ha sido objeto de una sexualización constante y creciente de cada etapa de la historia”, hasta alcanzar el simbólico estatus de femme fatale dentro de una tendencia heteropatriarcal y hegemónica del género que viene a retratar situaciones de dominación, estupro y adulterio.
Y termina este capítulo: “Insisto: la desnudez del episodio no se encuentra en los hechos relatados en el Evangelio sino solo en la cabeza de Herodes”.
El desamparo
Se analiza ahora el pasaje de Mc 14,51-52, cuando, en el momento del prendimiento de Jesús, un joven que se interesa por el Maestro, es objeto de un intento de apresamiento, por lo que abandona, en mano de sus perseguidores, la sábana en la que se envolvía y huye desnudo.
Pérez i Flores nos sumerge en el análisis que se ha hecho de esta perícopa , empezando por la antigua tradición que identifica al joven con el propio Marcos, considerada poco probable, pero que aún es utilizada “en el sermón”.
El Evangelio de Marcos es un texto pseudónimo, siendo la tradición la que le atribuye la autoría de esta narración evangélica que no queda fijada en el modo en que hoy es conocida no antes del año 70 de nuestra era.
Los otros evangelios no incluyen este relato del huidizo joven, lo que da pie a pensar que solo mediante su presencia en los hechos, queda autorizado a narrarlo como testigo presencial. Hecho que es fundamental para la facticidad de los acontecimientos, especialmente cuando se refieren a un personaje como Jesús de Nazaret de quien no faltan dudas sobre su historicidad. De ahí que el autor, para el desarrollo de su planteamiento, no entre en este debate de fijar una verdad ontológica y necesaria, sino que le basta con que sea internamente coherente.
Analiza, pues, la naturaleza de la desnudez del joven; infiere que, si la sábana abandonada en la huida es de lino, su propietario debía de ser una persona rica; por otro lado, en las interpretaciones que se han hecho de este relato, se ha querido ver intencionalidad simbólica, al ser la sábana un elemento usado para amortajar. Incluso, aborda el fragmento inédito que Morton Smith localizó y que dio pie a sesgadas glosas de la perícopa.
Por último, el autor concluye que ese joven que huye desnudo somos todos: “es el desamparo, la condición de vulnerable que nos constituye íntimamente y que intentamos tapar con apósitos y gasas”. Y más adelante: “Sabemos perfectamente adónde va el joven que huye desnudo […] Va a buscar amparo, acogida, a llamar a la primera puerta pidiendo que haya alguien que lo quiera”. Como cualquiera de nosotros.
La abyección
En el capítulo 5, versículos 1 a 20 del evangelio de Marcos se narra el episodio del endemoniado de Gerasa. Jesús libera de los demonios a este joven, permitiendo a estos agentes del maligno que entrasen en una piara de cerdos que, enloquecida, se arroja por un acantilado. Y el joven poseído aparece al día siguiente vestido, lo que da pie a conjeturar que, previamente, en su exilio de la sociedad, vivía desnudo.
No se trata, evidentemente, de una desnudez erótica, sino, más bien, la de los cuerpos que no consideramos humanos, de los seres abyectos.
Esta expulsión de los demonios tiene dos consecuencias, una para el joven liberado de su mal y otra para el pueblo de Gerasa, que pierde una piara de cerdos de su propiedad, uno de sus bienes. Y le piden al Nazareno que se marche lejos de la localidad.
Jesús quiere que no veamos al endemoniado como un monstruo, sino a un hombre desnudo desposeído de todos los atributos de la humanidad; es el chivo expiatorio de la comunidad; y solo negando sus derechos podremos conservar nuestros privilegios.
“Lo que propone [Jesús] es un embate en toda regla contra la estructura económica, de raíz. El objetivo final de su programa es hacer que sobren los servicios sociales. Pide un cambio de perspectiva en la acción individual”.
Por lo que respecta al joven protagonista del relato evangélico, Jesús no le permite que se convierta en uno de sus seguidores; le encomienda que se quede en la región explicando lo que ha pasado a todo el mundo que quiera escucharlo.
Buena definición del autor: “el Jesús de Marcos es todo un carácter”. Desde luego, no es un guerrillero ni aboga por ningún tipo de violencia y es la intención de Marcos mostrarnos más los movimientos y las acciones de Jesús que sus palabras.
Y lo que hace Jesús es enfrentarse a la legión de demonios primeramente, luego, a la reacción negativa de los gerasenos que no lo quieren en su tierra; y todo ello, para salvar a este joven, un desecho humano, un ser abyecto.
En la cruz
El autor cierra su ensayo con una mirada al pasaje de Marcos, capítulo 15, versículo 24. “Lo crucificaron y se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, a ver qué se llevaría cada uno”.
Es la última desnudez en este Evangelio que Pérez i Flores trata con suma delicadeza y concisión: “Aunque nos la representamos siempre con subligaculum, en la cruz hay desnudez que no nos atrevemos a mirar. Nos hemos jugado sus harapos a los dados”. Y cierra su obra.
Concluyendo
Estamos ante un libro que ofrece una original y muy reflexionada mirada a unos pasajes del evangelio de Marcos que no son los más frecuentes en los comentarios y exégesis del Nuevo Testamento.
Víctor Pérez i Flores hace un magnífico trabajo: muy bien planteado, perfectamente desarrollado y estupendamente acabado. Y lo lleva a cabo con un estilo muy accesible, ameno y cercano, lo que hace que sea una delicia la lectura de este libro.
Es un paso más en esta serie, Asaltar la Biblia, que ha acometido Fragmenta Editorial, que nos ofrece una proyección sobre los actuales tiempos de hechos narrados en el libro Sagrado.
Índice
Introducción
½ Pornografía – Mc 6,14-28
1 Desamparo – Mc 14, 51-52
2 Abyección – Mc 5,1-20
3 Mc 15,24
Bibliografía
Título: De la desnudez
Autor: Víctor Pérez i Flores
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2024
Traducción: Marta Rebón
Colección: Fragmentos
Serie: Asaltar la Biblia
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 87
ISBN: 978-84-10188-02-0
Precio: 11,50 euros
Nos encontramos ante un texto singular. Singular por el autor que lo desarrolla, por el ámbito en que lo hace y por la manera en que lo presenta.
Víctor Pérez i Flores arranca su ensayo con una Introducción que considera necesaria y, ciertamente, lo es. En ella, refiere la importancia que tiene el conocer desde qué punto de vista, desde qué posicionamiento, se aborda un tema. Y, a tal fin, se nos manifiesta con una paradójica presentación: se define como católico, como agnóstico y como ateo.
Se confiesa católico en un sentido amplio y más que como persona que profesa una estricta creencia en dogmas de fe y cumplidor de rigurosos preceptos morales conservadores, como una forma de estar en el mundo, una posicionalidad. Un catolicismo que se vive de manera indolente y espontánea, de baja intensidad. Se refiere a que vive rodeado una serie de manifestaciones que forman parte de su estar en el mundo: Semana Santa, Corpus, festividades, …
Y reclama esta condición de católico porque, junto a otros muchos, no sabría ser otra cosa. Además, “porque un grupúsculo de creyentes especialmente radicalizado, no muy numeroso, pero con notable preeminencia entre las jerarquías eclesiásticas, decidió apropiarse en exclusiva el epíteto de católico”.
También y simultáneamente se declara agnóstico, puesto que le cuesta mantener un diálogo auténtico fuera de los parámetros que definen al agnóstico. La pregunta clave es sobre la existencia de Dios, pregunta de carácter epistémico, cuya respuesta no admite margen de duda: no se sabe; mejor aún, no se sabe todavía.
Reconoce que sus convicciones, por muy profundas que sean, no son universalizables y, en consecuencia, no afirman saber aquello en lo que creen. Así pues, ser agnóstico en el sentido que apunta el autor, no es una cuestión de fe, sino de honestidad intelectual. Y apunta algo más: “Afortunadamente, la mayoría de nosotros, con independencia de aquello en lo que creamos, lo somos”.
En cuanto a su ateísmo, manifiesta que no cree que Dios exista, aunque no es esta una cuestión que le interpele de una manera especialmente viva. En efecto, para él, no es tan importante la posición que se tome ante la cuestión de fe sobre la existencia de Dios, como la perspectiva desde la cual se plantea. Y concluye: “me inclino a pensar que si Dios no tiene el humor de aceptar a alguien que lo niega, Dios no merece la pena”.
Ámbito del ensayo
El ámbito en el que el autor centra su trabajo es el evangelio de Marcos. El primero de los sinópticos en ser escrito; un evangelio que se presenta sin rebuscamientos ni artificios, por lo que su aproximación a él, es también franca y selvática.
Uno a medias y tres más son los desnudos que desvela Pérez i Flores, agavillados en este evangelio. Uno está sutilmente expresado en el texto, no de forma clara y diáfana; se trata de la sensual danza que lleva a cabo la hija de Herodías ante la pareja de su madre, Herodes.
El primer desnudo que descubrimos en el texto evangélico es más explícito, aunque se produce en circunstancias un tanto dramáticas; se trata del joven que dejó atrás sus vestidos en manos de los que pretendían aprehenderlo en el momento del prendimiento de Jesús, en la noche trágica que abre los primeros pasos de su pasión y posterior ajusticiamiento.
El segundo desnudo es deducible del texto del evangelio. Jesús expulsa de un joven endemoniado los demonios que lo poseían; como luego se afirma que cubrió su cuerpo de vestidos, todo hace suponer que carecía de ellos en los momentos de su cautiverio demoniaco.
Y el tercer desnudo es el de Jesús en la cruz, que el autor trata con suma delicadeza y reverencia.
A cada uno de estos acontecimientos se aproxima Pérez i Flores aportándonos su reflexión y proyectándolos a la realidad actual, como es el objetivo de esta serie de Fragmenta Editorial bajo el genérico nombre de Asaltar la Biblia.
Lo pornográfico
El autor lo deja claramente expuesto: el Evangelio no es un texto erótico; pero no cabe duda de que el pasaje de la bailarina ante Herodes está cargado de pensamiento pornográfico, que, como todo pensamiento, está en la mente del rey espectador y no en las palabras del relato evangélico.
Y no son lo mismo fantasía y deseo, nacidos ambos de la misma fuente del observador. Algo que no se tiene presente en el mundo de la pornografía, donde el porno no pasa de ser un género fantástico, pero experimentado como un relato de no-ficción. Detalle que puede acarrear consecuencias no deseadas, como el caso aportado por el autor, del juez de la manada, quien exoneró aquella jauría porque solo veía una escena porno como tantas otras, pasando por alto que la pornografía representa situaciones fantásticas y no escenas reales.
Salomé, la bailarina, “ha sido objeto de una sexualización constante y creciente de cada etapa de la historia”, hasta alcanzar el simbólico estatus de femme fatale dentro de una tendencia heteropatriarcal y hegemónica del género que viene a retratar situaciones de dominación, estupro y adulterio.
Y termina este capítulo: “Insisto: la desnudez del episodio no se encuentra en los hechos relatados en el Evangelio sino solo en la cabeza de Herodes”.
El desamparo
Se analiza ahora el pasaje de Mc 14,51-52, cuando, en el momento del prendimiento de Jesús, un joven que se interesa por el Maestro, es objeto de un intento de apresamiento, por lo que abandona, en mano de sus perseguidores, la sábana en la que se envolvía y huye desnudo.
Pérez i Flores nos sumerge en el análisis que se ha hecho de esta perícopa , empezando por la antigua tradición que identifica al joven con el propio Marcos, considerada poco probable, pero que aún es utilizada “en el sermón”.
El Evangelio de Marcos es un texto pseudónimo, siendo la tradición la que le atribuye la autoría de esta narración evangélica que no queda fijada en el modo en que hoy es conocida no antes del año 70 de nuestra era.
Los otros evangelios no incluyen este relato del huidizo joven, lo que da pie a pensar que solo mediante su presencia en los hechos, queda autorizado a narrarlo como testigo presencial. Hecho que es fundamental para la facticidad de los acontecimientos, especialmente cuando se refieren a un personaje como Jesús de Nazaret de quien no faltan dudas sobre su historicidad. De ahí que el autor, para el desarrollo de su planteamiento, no entre en este debate de fijar una verdad ontológica y necesaria, sino que le basta con que sea internamente coherente.
Analiza, pues, la naturaleza de la desnudez del joven; infiere que, si la sábana abandonada en la huida es de lino, su propietario debía de ser una persona rica; por otro lado, en las interpretaciones que se han hecho de este relato, se ha querido ver intencionalidad simbólica, al ser la sábana un elemento usado para amortajar. Incluso, aborda el fragmento inédito que Morton Smith localizó y que dio pie a sesgadas glosas de la perícopa.
Por último, el autor concluye que ese joven que huye desnudo somos todos: “es el desamparo, la condición de vulnerable que nos constituye íntimamente y que intentamos tapar con apósitos y gasas”. Y más adelante: “Sabemos perfectamente adónde va el joven que huye desnudo […] Va a buscar amparo, acogida, a llamar a la primera puerta pidiendo que haya alguien que lo quiera”. Como cualquiera de nosotros.
La abyección
En el capítulo 5, versículos 1 a 20 del evangelio de Marcos se narra el episodio del endemoniado de Gerasa. Jesús libera de los demonios a este joven, permitiendo a estos agentes del maligno que entrasen en una piara de cerdos que, enloquecida, se arroja por un acantilado. Y el joven poseído aparece al día siguiente vestido, lo que da pie a conjeturar que, previamente, en su exilio de la sociedad, vivía desnudo.
No se trata, evidentemente, de una desnudez erótica, sino, más bien, la de los cuerpos que no consideramos humanos, de los seres abyectos.
Esta expulsión de los demonios tiene dos consecuencias, una para el joven liberado de su mal y otra para el pueblo de Gerasa, que pierde una piara de cerdos de su propiedad, uno de sus bienes. Y le piden al Nazareno que se marche lejos de la localidad.
Jesús quiere que no veamos al endemoniado como un monstruo, sino a un hombre desnudo desposeído de todos los atributos de la humanidad; es el chivo expiatorio de la comunidad; y solo negando sus derechos podremos conservar nuestros privilegios.
“Lo que propone [Jesús] es un embate en toda regla contra la estructura económica, de raíz. El objetivo final de su programa es hacer que sobren los servicios sociales. Pide un cambio de perspectiva en la acción individual”.
Por lo que respecta al joven protagonista del relato evangélico, Jesús no le permite que se convierta en uno de sus seguidores; le encomienda que se quede en la región explicando lo que ha pasado a todo el mundo que quiera escucharlo.
Buena definición del autor: “el Jesús de Marcos es todo un carácter”. Desde luego, no es un guerrillero ni aboga por ningún tipo de violencia y es la intención de Marcos mostrarnos más los movimientos y las acciones de Jesús que sus palabras.
Y lo que hace Jesús es enfrentarse a la legión de demonios primeramente, luego, a la reacción negativa de los gerasenos que no lo quieren en su tierra; y todo ello, para salvar a este joven, un desecho humano, un ser abyecto.
En la cruz
El autor cierra su ensayo con una mirada al pasaje de Marcos, capítulo 15, versículo 24. “Lo crucificaron y se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, a ver qué se llevaría cada uno”.
Es la última desnudez en este Evangelio que Pérez i Flores trata con suma delicadeza y concisión: “Aunque nos la representamos siempre con subligaculum, en la cruz hay desnudez que no nos atrevemos a mirar. Nos hemos jugado sus harapos a los dados”. Y cierra su obra.
Concluyendo
Estamos ante un libro que ofrece una original y muy reflexionada mirada a unos pasajes del evangelio de Marcos que no son los más frecuentes en los comentarios y exégesis del Nuevo Testamento.
Víctor Pérez i Flores hace un magnífico trabajo: muy bien planteado, perfectamente desarrollado y estupendamente acabado. Y lo lleva a cabo con un estilo muy accesible, ameno y cercano, lo que hace que sea una delicia la lectura de este libro.
Es un paso más en esta serie, Asaltar la Biblia, que ha acometido Fragmenta Editorial, que nos ofrece una proyección sobre los actuales tiempos de hechos narrados en el libro Sagrado.
Índice
Introducción
½ Pornografía – Mc 6,14-28
1 Desamparo – Mc 14, 51-52
2 Abyección – Mc 5,1-20
3 Mc 15,24
Bibliografía
Notas sobre el autor
Víctor Pérez i Flores (Barcelona, 1975) es filósofo y dinamizador cultural. Doctor en ciencias del patrimonio y de la cultura por la Universidad de Gerona, ha centrado parte de su investigación en la historia intelectual de Cataluña abordando el impacto del pensamiento filosófico (Francesc Pujols, Diego Ruiz y Eugenio d’Ors) en el desarrollo social de principios del siglo xx. Ha editado el inédito de Eugenio d’Ors Els fenòmens de l’atenció (2017). Vive con su familia en Sant Llorenç de Morunys (el Solsonés), desde donde organiza ciclos de conferencias sobre pensamiento e inquietudes del mundo contemporáneo, en colaboración con el Museo Diocesano de Solsona y la Biblioteca Carles Morató. Es el autor de la introducción a Veig Satanàs caure com el llamp, de René Girard (Fragmenta, 2021) y del libro De la desnudez (Fragmenta. 2024).
Víctor Pérez i Flores (Barcelona, 1975) es filósofo y dinamizador cultural. Doctor en ciencias del patrimonio y de la cultura por la Universidad de Gerona, ha centrado parte de su investigación en la historia intelectual de Cataluña abordando el impacto del pensamiento filosófico (Francesc Pujols, Diego Ruiz y Eugenio d’Ors) en el desarrollo social de principios del siglo xx. Ha editado el inédito de Eugenio d’Ors Els fenòmens de l’atenció (2017). Vive con su familia en Sant Llorenç de Morunys (el Solsonés), desde donde organiza ciclos de conferencias sobre pensamiento e inquietudes del mundo contemporáneo, en colaboración con el Museo Diocesano de Solsona y la Biblioteca Carles Morató. Es el autor de la introducción a Veig Satanàs caure com el llamp, de René Girard (Fragmenta, 2021) y del libro De la desnudez (Fragmenta. 2024).