Ficha Técnica
Título: Conscientes y atentos. 40 prácticas de mindfulness cristiano
Autora: Sally Welch
Edita: Narcea, S.A. de Ediciones, Madrid, 2019
Colección: Espiritualidad
Traducción: María Luna Vico
Encuadernación: Tapa blanda, sin solapas
Número de páginas: 174
ISBN: 978-84-277-2573-7 (edición papel)
Precio: 12,98 euros
Si se consulta en google por el término mindfulness, se obtiene la nada despreciable cifra de ciento cinco millones de resultados. Lo que puede dar una aproximación de su enorme extensión y del interés que despierta.
Es importante, antes que nada, alcanzar un consenso sobre qué se entiende por este concepto, mindfulness, pues los límites de su definición no siempre son nítidos y se solapan con otros tales como meditación, concentración, etc. Y, por supuesto, en la mayoría de los casos se lo desvincula de cualquier creencia o escuela filosófica. Por lo que no deja de ser llamativo el subtítulo de esta obra, 40 prácticas de mindfulness cristiano. ¿Cabe, pues, adjetivar el mindfulness?
Sally Welch, la autora del libro, sortea con acierto la cuestión, aportando meditación, contemplación y ejercicios concretos de mindfulness en una sabia combinación. Por supuesto, sitúa a Jesús en el centro de la conciencia del cristiano y se fija en el pasaje evangélico en que defiende a los niños frente a quienes pretenden apartarlos de él. Los niños viven el momento presente, no les importan otras cosas; lo que se pretende es que ese vivir el presente, ese ser consciente de lo que nos sucede en ese instante y que los pequeños simplifican, pase a ser una manera de realizar nuestra existencia.
“Practicar la consciencia nos estimula para ver el mundo tal como es, sin juzgarlo. Nos invita a ver nuestros pensamientos simplemente como acontecimientos que ocurren en la mente, no como si fueran la realidad misma”, nos aclara Welch. Y continúa más adelante: “La consciencia nos permite salir de la rutina del pasado y comprometernos plenamente con el presente”; se busca salir de nuestros pensamientos, a percibir el estrés o la infelicidad, pero sin sentirnos obligados a actuar sobre tales emociones; se trata, simplemente, de observarlas.
Y explica su postura: “Esto es totalmente compatible con la fe cristiana, que nos anima a vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, con verdad, compasión y amor”. El mindfulness, la consciencia, nos está invitando a encontrar con curiosidad y emoción el mundo físico percibido por nuestros sentidos, estimando y aceptando nuestras emociones con compasión, reconociéndolas sin permitir que sean ellas las que nos definan.
Es este un párrafo esclarecedor de lo que pretende la autora: “La atención cristiana consciente, midnfulness, nos permite alejarnos de las formas negativas de pensar y adoptar nuevos hábitos de pensamiento, que nos capaciten para centrarnos en el momento presente y fortalecer el conocimiento de que, ya sean buenas o malas, las experiencias del ahora son las que forman y nos reforman, permitiéndonos ver y escuchar de un modo nuevo”. Y, concretamente por lo que se refiere a esta obra, nos explica que la oración consciente o mindful [sic] nos libera para reflexionar sobre el momento presente.
Ese mirar a nuestro interior, ese ser observador imparcial de lo que sentimos y pasa por nuestra mente en el momento presente, en el ahora, es lo que nos propone la autora a través de cada uno de los cinco sentidos, más el silencio. Es decir, en cada una de las prácticas que propone, sin limitar en absoluto la mera observación de cuanto pasa en el interior, incide, de alguna manera, en uno de estos aspectos.
Ser conscientes
A tal fin, nos va guiando de la mano. Al estilo de los puntos para meditación que propone Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales, Welch nos ofrece, en primer lugar, la lectura de un pasaje bíblico, bien del Nuevo Testamento, bien del Antiguo Testamento, en este caso, especialmente a través de los salmos.
Seguidamente, reflexiona sobre el texto propuesto. Aun siendo Welch pastora anglicana, estas reflexiones no buscan una profundidad teológica, ni siquiera una exégesis bíblica que sustente la interpretación personal del pasaje leído; siendo válida, y muy válida, la manera en que ella entiende el mensaje del fragmento leído, no es óbice para que haya otras interpretaciones.
Finalmente, nos encontramos con unos ejercicios, por lo general directamente de mindfulness, que toman como base para esa observación interior la reflexión previa que hemos hecho.
Un ejemplo nos ayudará a entender el alcance de esta interesante obra. Nos acercamos a las propuestas que nos hace Welch sobre el sentido de la vista. Aquí son seis las meditaciones que nos propone.
La primera la titula Deja atrás las cargas, para lo que nos aporta la lectura del Génesis sobre la figura de Lot y cómo su mujer, desobedeciendo las instrucciones recibidas, miró (aquí el sentido de la vista) hacia atrás, quedando convertida en estatua de sal. La meditación concluye que mirar atrás puede hacernos tropezar, permitiendo que lo que está ya detrás, el pasado, influya en nuestra actitud. Como ejercicio, nos invita a realizar una contemplación del pasaje bíblico y, en el flujo de sensaciones y turbulencias de la imaginación (la loca de la casa, en palabras de Santa Teresa), considerar a qué nos aferramos que nos impide progresar libres de carga.
El mundo en un grano de arena es la segunda meditación propuesta, que arranca con la lectura de un texto de Isaías (42,5-9). Se trata de un texto que versa acerca de las promesas de Dios llevadas a cabo en Jesús, sobre lo que nos invita a meditar. En cuanto al ejercicio, aconseja tomar y observar un objeto natural, sentir su textura, notar su olor, … y preguntarse cómo abriría los ojos de otro a las maravillas de ese objeto; sentirse sostenido por Dios…
Tercera meditación Alégrate. La lectura del Evangelio de Marcos sobre el señor que se marcha y deja el cuidado de la casa a su personal, que desconoce el día y la hora en que regresará el dueño. La reflexión principal es sobre el ahora, no sobre cuándo volverá el amo, sino hacer lo que corresponde de la mejor manera que se sepa. E insiste: “los cristianos conscientes no permiten que sus recuerdos del pasado o sus planes para el futuro sean algo más de lo que son: momentos del pasado y posibilidades para el futuro. No son la realidad del presente”. Y en el ejercicio, recomienda esforzarse en alejar los recuerdos del pasado, concentrándose en el presente.
Actúa con alegría es la cuarta meditación, que se inicia con la lectura de la epístola a los Romanos (13,11-14) que, justamente, comienza con la frase “reconoced el momento en que vivís”. En la meditación, insiste la autora en que el presente es lo que tenemos que vivir y está en manos de un Dios amoroso y fiel, dejando de examinarnos constantemente sobre la diferencia entre lo que estamos viviendo y lo que nos gustaría vivir. Y en cuanto al ejercicio, entre otras cosas, propone escoger una de las actividades del día, de las rutinarias, para tratar de hacerla alegremente.
El color púrpura es el título de la quinta meditación y su texto es la parábola del hijo pródigo. Y nos invita a reflexionar sobre la decisión que tomó el joven de dejar su vida mísera en la lejanía del padre para fijarnos en que solo cuando dejamos de creer que la vida es la que es y que así debe de permanecer, será que podremos abrirnos a nuevas posibilidades. Y en el ejercicio, nos invita a darnos cuenta de todo lo que tiene un color en particular.
Por último, la sexta meditación se titula Encuentra aspectos de la belleza; su lectura es la curación de un ciego narrada por Marcos (10,46-52). Bartimeo, nombre del invidente, pese a no ver, reconoció a Jesús, algo que incluso los mas cercanos a él no fueron capaces de distinguir. En el ejercicio, entre otros, nos propone: “Sé objetivo ante lo que ves y oyes, acoge las palabras y las acciones simplemente por lo que son, y no censures interpretaciones que tal vez provengan de ti, de tus recuerdos y experiencias, en lugar de lo que realmente se dice en realidad”.
Otras propuestas
Evidentemente, se trata en lo expuesto a título de ejemplo, de una simple elección entre las varias que recoge cada meditación, que, por lo general, implica varios aspectos. Igual ocurre con los ejercicios, en los que figuran, con reiterada frecuencia, consejos sobre las posturas mejores para ejercitar la consciencia, los medios de relajación por la respiración, cómo actuar ante los embates persistentes de una imaginación que pretende siempre desbocarse, etc. Pero este resumen puede darnos pistas de lo que nos ofrece la autora e invitarnos a realizar una profunda lectura de toda esta obra.
Tras estas meditaciones primeras y permaneciendo en la misma metodología de lectura bíblica, reflexión y ejercicio, ofrece las consideraciones específicas de la Semana Santa, una para cada día, terminando con las dedicadas al Domingo de Resurrección.
El libro finaliza con un apartado dedicado a Conscientes en el camino, en el que, utilizando los términos y modos de una peregrinación, aporta unas reflexiones finales sobre esta ruta a seguir para llegar a ser conscientes.
En cualquier caso, si hay un aspecto sobre el que se insiste hasta la saciedad, como no podía ser de otra forma, es en la necesidad de no dejarnos dirigir por el pasado ni por lo que sucederá en el futuro, sino ser conscientes del momento presente, del ahora mismo, limitándonos a ser observadores de la panoplia de sensaciones, sentimientos y pensamientos que ocurren en nuestro interior, sin juzgarlos, justificarlos o analizarlos: simplemente, ser conscientes de ellos.
Concluyendo
Nos encontramos, pues, ante un libro muy útil para quienes busquen adentrarse en el mundo de la meditación y del mindfulness, cosas diferentes pese a lo difuso de sus límites, desde una postura cristiana.
No precisa de una lectura siguiendo capítulo a capítulo; por su sistema, permite acudir a aquellos puntos que presenten mayor atractivo para el lector y candidato a la meditación y mindfulness. El lenguaje es sencillo, muy cercano y asequible, lo que ayuda a superar algunos tropiezos gramaticales, frutos de los ya famosos “duendes de las linotipias”, hoy reconvertidos en duendes de los procesadores de texto; unos tropiezos meramente de forma, que en nada empecen el muy meritorio conjunto del texto.
Índice
Naturaleza de la consciencia cristiana
Jesús fue consciente
¿Qué es ser consciente?
Mindfulness cristiano
40 días siendo consciente
El silencio
“Yo soy”.- Renueva el alma- Permaneced en mí.- Los hijos de Dios ahora.- Valora a las personas difíciles.- Un caminar consciente.
El oído
La escucha objetiva.- El oído atento.- Camina en la fe.- Escucha y luego actúa.- Da tiempo al Espíritu.
El olfato
Encuentra la paz en tiempos difíciles.- Pon distancia.- La oración recompensada.- Un pequeño cambio.- Respira hondo.
La vista
Deja atrás las cargas.- El mundo en un grano de arena.- ¡Alégrate!- Actúa con alegría.- El color púrpura.- Encuentra aspectos de la belleza.
El tacto
Lávate y quedarás limpio.- Me has tejido en el amor.- Las maravillosas yemas de los dedos.- La caricia afectuosa.- Aprecia a los marginados.
El gusto
Resiste los esquemas del mundo.- Acudid por agua.- Gustad y ved.- Llamados a actuar.- Extraer todo el significado.
Conscientes en la Pasión
Domingo de Ramos. Valora cada sonido.
Lunes Santo. Observa en verdad.
Martes Santo. Dos moneditas.
Miércoles Santo. ¿Me vas a lavar los pies?
Jueves Santo. Vive sin dejarte poseer por nada.
Viernes Santo. ¿Puedo estar alegre?
Sábado Santo. Espera en silencio.
Domingo de Resurrección. El resultado de la integridad.
Conscientes en el camino
Antes de empezar
Viaja ligero de equipaje
Vive en el presente
Cuando encuentres obstáculos
Comparte con los desconocidos
Descanso y recuperación
Título: Conscientes y atentos. 40 prácticas de mindfulness cristiano
Autora: Sally Welch
Edita: Narcea, S.A. de Ediciones, Madrid, 2019
Colección: Espiritualidad
Traducción: María Luna Vico
Encuadernación: Tapa blanda, sin solapas
Número de páginas: 174
ISBN: 978-84-277-2573-7 (edición papel)
Precio: 12,98 euros
Si se consulta en google por el término mindfulness, se obtiene la nada despreciable cifra de ciento cinco millones de resultados. Lo que puede dar una aproximación de su enorme extensión y del interés que despierta.
Es importante, antes que nada, alcanzar un consenso sobre qué se entiende por este concepto, mindfulness, pues los límites de su definición no siempre son nítidos y se solapan con otros tales como meditación, concentración, etc. Y, por supuesto, en la mayoría de los casos se lo desvincula de cualquier creencia o escuela filosófica. Por lo que no deja de ser llamativo el subtítulo de esta obra, 40 prácticas de mindfulness cristiano. ¿Cabe, pues, adjetivar el mindfulness?
Sally Welch, la autora del libro, sortea con acierto la cuestión, aportando meditación, contemplación y ejercicios concretos de mindfulness en una sabia combinación. Por supuesto, sitúa a Jesús en el centro de la conciencia del cristiano y se fija en el pasaje evangélico en que defiende a los niños frente a quienes pretenden apartarlos de él. Los niños viven el momento presente, no les importan otras cosas; lo que se pretende es que ese vivir el presente, ese ser consciente de lo que nos sucede en ese instante y que los pequeños simplifican, pase a ser una manera de realizar nuestra existencia.
“Practicar la consciencia nos estimula para ver el mundo tal como es, sin juzgarlo. Nos invita a ver nuestros pensamientos simplemente como acontecimientos que ocurren en la mente, no como si fueran la realidad misma”, nos aclara Welch. Y continúa más adelante: “La consciencia nos permite salir de la rutina del pasado y comprometernos plenamente con el presente”; se busca salir de nuestros pensamientos, a percibir el estrés o la infelicidad, pero sin sentirnos obligados a actuar sobre tales emociones; se trata, simplemente, de observarlas.
Y explica su postura: “Esto es totalmente compatible con la fe cristiana, que nos anima a vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, con verdad, compasión y amor”. El mindfulness, la consciencia, nos está invitando a encontrar con curiosidad y emoción el mundo físico percibido por nuestros sentidos, estimando y aceptando nuestras emociones con compasión, reconociéndolas sin permitir que sean ellas las que nos definan.
Es este un párrafo esclarecedor de lo que pretende la autora: “La atención cristiana consciente, midnfulness, nos permite alejarnos de las formas negativas de pensar y adoptar nuevos hábitos de pensamiento, que nos capaciten para centrarnos en el momento presente y fortalecer el conocimiento de que, ya sean buenas o malas, las experiencias del ahora son las que forman y nos reforman, permitiéndonos ver y escuchar de un modo nuevo”. Y, concretamente por lo que se refiere a esta obra, nos explica que la oración consciente o mindful [sic] nos libera para reflexionar sobre el momento presente.
Ese mirar a nuestro interior, ese ser observador imparcial de lo que sentimos y pasa por nuestra mente en el momento presente, en el ahora, es lo que nos propone la autora a través de cada uno de los cinco sentidos, más el silencio. Es decir, en cada una de las prácticas que propone, sin limitar en absoluto la mera observación de cuanto pasa en el interior, incide, de alguna manera, en uno de estos aspectos.
Ser conscientes
A tal fin, nos va guiando de la mano. Al estilo de los puntos para meditación que propone Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales, Welch nos ofrece, en primer lugar, la lectura de un pasaje bíblico, bien del Nuevo Testamento, bien del Antiguo Testamento, en este caso, especialmente a través de los salmos.
Seguidamente, reflexiona sobre el texto propuesto. Aun siendo Welch pastora anglicana, estas reflexiones no buscan una profundidad teológica, ni siquiera una exégesis bíblica que sustente la interpretación personal del pasaje leído; siendo válida, y muy válida, la manera en que ella entiende el mensaje del fragmento leído, no es óbice para que haya otras interpretaciones.
Finalmente, nos encontramos con unos ejercicios, por lo general directamente de mindfulness, que toman como base para esa observación interior la reflexión previa que hemos hecho.
Un ejemplo nos ayudará a entender el alcance de esta interesante obra. Nos acercamos a las propuestas que nos hace Welch sobre el sentido de la vista. Aquí son seis las meditaciones que nos propone.
La primera la titula Deja atrás las cargas, para lo que nos aporta la lectura del Génesis sobre la figura de Lot y cómo su mujer, desobedeciendo las instrucciones recibidas, miró (aquí el sentido de la vista) hacia atrás, quedando convertida en estatua de sal. La meditación concluye que mirar atrás puede hacernos tropezar, permitiendo que lo que está ya detrás, el pasado, influya en nuestra actitud. Como ejercicio, nos invita a realizar una contemplación del pasaje bíblico y, en el flujo de sensaciones y turbulencias de la imaginación (la loca de la casa, en palabras de Santa Teresa), considerar a qué nos aferramos que nos impide progresar libres de carga.
El mundo en un grano de arena es la segunda meditación propuesta, que arranca con la lectura de un texto de Isaías (42,5-9). Se trata de un texto que versa acerca de las promesas de Dios llevadas a cabo en Jesús, sobre lo que nos invita a meditar. En cuanto al ejercicio, aconseja tomar y observar un objeto natural, sentir su textura, notar su olor, … y preguntarse cómo abriría los ojos de otro a las maravillas de ese objeto; sentirse sostenido por Dios…
Tercera meditación Alégrate. La lectura del Evangelio de Marcos sobre el señor que se marcha y deja el cuidado de la casa a su personal, que desconoce el día y la hora en que regresará el dueño. La reflexión principal es sobre el ahora, no sobre cuándo volverá el amo, sino hacer lo que corresponde de la mejor manera que se sepa. E insiste: “los cristianos conscientes no permiten que sus recuerdos del pasado o sus planes para el futuro sean algo más de lo que son: momentos del pasado y posibilidades para el futuro. No son la realidad del presente”. Y en el ejercicio, recomienda esforzarse en alejar los recuerdos del pasado, concentrándose en el presente.
Actúa con alegría es la cuarta meditación, que se inicia con la lectura de la epístola a los Romanos (13,11-14) que, justamente, comienza con la frase “reconoced el momento en que vivís”. En la meditación, insiste la autora en que el presente es lo que tenemos que vivir y está en manos de un Dios amoroso y fiel, dejando de examinarnos constantemente sobre la diferencia entre lo que estamos viviendo y lo que nos gustaría vivir. Y en cuanto al ejercicio, entre otras cosas, propone escoger una de las actividades del día, de las rutinarias, para tratar de hacerla alegremente.
El color púrpura es el título de la quinta meditación y su texto es la parábola del hijo pródigo. Y nos invita a reflexionar sobre la decisión que tomó el joven de dejar su vida mísera en la lejanía del padre para fijarnos en que solo cuando dejamos de creer que la vida es la que es y que así debe de permanecer, será que podremos abrirnos a nuevas posibilidades. Y en el ejercicio, nos invita a darnos cuenta de todo lo que tiene un color en particular.
Por último, la sexta meditación se titula Encuentra aspectos de la belleza; su lectura es la curación de un ciego narrada por Marcos (10,46-52). Bartimeo, nombre del invidente, pese a no ver, reconoció a Jesús, algo que incluso los mas cercanos a él no fueron capaces de distinguir. En el ejercicio, entre otros, nos propone: “Sé objetivo ante lo que ves y oyes, acoge las palabras y las acciones simplemente por lo que son, y no censures interpretaciones que tal vez provengan de ti, de tus recuerdos y experiencias, en lugar de lo que realmente se dice en realidad”.
Otras propuestas
Evidentemente, se trata en lo expuesto a título de ejemplo, de una simple elección entre las varias que recoge cada meditación, que, por lo general, implica varios aspectos. Igual ocurre con los ejercicios, en los que figuran, con reiterada frecuencia, consejos sobre las posturas mejores para ejercitar la consciencia, los medios de relajación por la respiración, cómo actuar ante los embates persistentes de una imaginación que pretende siempre desbocarse, etc. Pero este resumen puede darnos pistas de lo que nos ofrece la autora e invitarnos a realizar una profunda lectura de toda esta obra.
Tras estas meditaciones primeras y permaneciendo en la misma metodología de lectura bíblica, reflexión y ejercicio, ofrece las consideraciones específicas de la Semana Santa, una para cada día, terminando con las dedicadas al Domingo de Resurrección.
El libro finaliza con un apartado dedicado a Conscientes en el camino, en el que, utilizando los términos y modos de una peregrinación, aporta unas reflexiones finales sobre esta ruta a seguir para llegar a ser conscientes.
En cualquier caso, si hay un aspecto sobre el que se insiste hasta la saciedad, como no podía ser de otra forma, es en la necesidad de no dejarnos dirigir por el pasado ni por lo que sucederá en el futuro, sino ser conscientes del momento presente, del ahora mismo, limitándonos a ser observadores de la panoplia de sensaciones, sentimientos y pensamientos que ocurren en nuestro interior, sin juzgarlos, justificarlos o analizarlos: simplemente, ser conscientes de ellos.
Concluyendo
Nos encontramos, pues, ante un libro muy útil para quienes busquen adentrarse en el mundo de la meditación y del mindfulness, cosas diferentes pese a lo difuso de sus límites, desde una postura cristiana.
No precisa de una lectura siguiendo capítulo a capítulo; por su sistema, permite acudir a aquellos puntos que presenten mayor atractivo para el lector y candidato a la meditación y mindfulness. El lenguaje es sencillo, muy cercano y asequible, lo que ayuda a superar algunos tropiezos gramaticales, frutos de los ya famosos “duendes de las linotipias”, hoy reconvertidos en duendes de los procesadores de texto; unos tropiezos meramente de forma, que en nada empecen el muy meritorio conjunto del texto.
Índice
Naturaleza de la consciencia cristiana
Jesús fue consciente
¿Qué es ser consciente?
Mindfulness cristiano
40 días siendo consciente
El silencio
“Yo soy”.- Renueva el alma- Permaneced en mí.- Los hijos de Dios ahora.- Valora a las personas difíciles.- Un caminar consciente.
El oído
La escucha objetiva.- El oído atento.- Camina en la fe.- Escucha y luego actúa.- Da tiempo al Espíritu.
El olfato
Encuentra la paz en tiempos difíciles.- Pon distancia.- La oración recompensada.- Un pequeño cambio.- Respira hondo.
La vista
Deja atrás las cargas.- El mundo en un grano de arena.- ¡Alégrate!- Actúa con alegría.- El color púrpura.- Encuentra aspectos de la belleza.
El tacto
Lávate y quedarás limpio.- Me has tejido en el amor.- Las maravillosas yemas de los dedos.- La caricia afectuosa.- Aprecia a los marginados.
El gusto
Resiste los esquemas del mundo.- Acudid por agua.- Gustad y ved.- Llamados a actuar.- Extraer todo el significado.
Conscientes en la Pasión
Domingo de Ramos. Valora cada sonido.
Lunes Santo. Observa en verdad.
Martes Santo. Dos moneditas.
Miércoles Santo. ¿Me vas a lavar los pies?
Jueves Santo. Vive sin dejarte poseer por nada.
Viernes Santo. ¿Puedo estar alegre?
Sábado Santo. Espera en silencio.
Domingo de Resurrección. El resultado de la integridad.
Conscientes en el camino
Antes de empezar
Viaja ligero de equipaje
Vive en el presente
Cuando encuentres obstáculos
Comparte con los desconocidos
Descanso y recuperación
Notas sobre la autora
Sally Welch es pastora anglicana y decana de zona en la diócesis de Oxford, después de haber sido acompañante espiritual diocesana. Ha combinado su dedicación pastoral a una intensa labor como escritora de libros de espiritualidad.
Sally Welch es pastora anglicana y decana de zona en la diócesis de Oxford, después de haber sido acompañante espiritual diocesana. Ha combinado su dedicación pastoral a una intensa labor como escritora de libros de espiritualidad.