Título: Conceptos fundamentales de antropología y religión
Autor: Lluís Duch
Edición: Ignasi Moreta
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020
Colección: Fragmentos
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 176
ISBN: 978-84-17796-21-1
Precio: 14,90 euros
A veces, no resulta fácil encontrar en unas pocas páginas, la síntesis del pensamiento de un autor que ha dedicado muchos años de su vida a profundizar en materias de vasto contenido. Y Lluís Duch lo ha conseguido y de manera magistral, en una obra de no muchas páginas, pero que pone a nuestro alcance conceptos desarrollados en trabajos de mayor amplitud (Conceptos fundamentales de antropología y religión, Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020).
Duch participó en la elaboración de textos para enciclopedias o para cuasi diccionarios de conceptos básicos, como Gran Enciclopedia Catalana, Conceptos clave de antropología cultural, o Conceptos fundamentales del cristianismo. De ellos se nutre este interesante libro.
La obra reúne treinta y cuatro conceptos que, pese a su presentación siguiendo un orden alfabético de entradas, da lugar a un resultado coherente y homogéneo, una suerte de diccionario de antropología y religión o, si se prefiere, de antropología de la religión.
“Todo artículo de enciclopedia tiene, obviamente, una finalidad eminentemente divulgativa y los de Duch reunidos en este libro no son ninguna excepción. Sin embargo, en casi todos los textos es perceptible el sello propio del autor. No nos encontramos ante un mero divulgador, sino ante un investigador de primer orden que ha aceptado ofrecer resúmenes de primera mano de conceptos que estudió con la máxima profundidad y ambición”, indica Ignasi Moreta, encargado de la edición.
No es viable desgranar aquí todos y cada uno de aquellos treinta y cuatro conceptos, de muy diversa dimensión; los hay que ocupan varias páginas y los que solo aportan unas pocas líneas. Pero la descripción de algunos de ellos puede dar idea del contenido del conjunto, convirtiéndose en una invitación a adentrarse en las páginas del libro.
Catolicismo
Lo abre el término Catolicismo. Ya advierte desde las primeras líneas de la dificultad que entraña el deslindar conceptos que gozan de una larga existencia en la historia y que conviven con afines etimológicos, como sucede aquí con, por ejemplo, católico y catolicidad. Siendo consciente de que el tema puede abordarse desde un punto de vista histórico y otro estructural, no se plantea renunciar a ninguno de los dos, en beneficio de una mayor totalidad.
Católico-catolicidad es lo primero que plantea. En cuanto al adjetivo católico, hace un recorrido por su historia, partiendo de autores griegos como Aristóteles, Zenón o Polibio (que le dan el sentido de total, universal, general), y pasando por los primeros escritores cristianos, los padres de la Iglesia, con especial atención a Agustín de Hipona, los doctores de la escolástica y las iglesias surgidas de la Reforma.
En cuanto a la catolicidad, recurre a Congar para su definición: “la propiedad de la Iglesia que hace posible que la realidad de la multiplicidad se armonice con ella con la realidad de la unidad” o, lo que es lo mismo, la catolicidad sería la ley que rige las relaciones entre la multiplicidad y la unidad. Luego, va desgranando más esta definición; es importante destacar que el concilio Vaticano II introdujo una modificación sustancial de la catolicidad, al suprimir la abusiva identificación entre la Iglesia de Cristo (todos los cristianos, que no renuncian a su catolicidad) y la Iglesia Católico-Romana. Y va más allá; alude a una teología pluralista que no solo se limitara a rechaza la exigencia de absolutez del cristianismo, sino que avanzara en la dirección de una real teología pluralista y católica, profundamente convencida de que es la heredera de la catholica bonitas del mismo Dios, como propugna Lubac.
Hechas estas aclaraciones, se adentra Duch en el concepto de Catolicismo. Por lo pronto, hay que excluir cualquier identificación entre Iglesia, cristiandad y catolicismo. Cristiandad solo se encuentra en las estadísticas sociológicas así como en las investigaciones de la ciencia comparada de la religión; por su parte, catolicismo encierra una enorme complejidad, nacida de una dolorosa historia plagada de un sinnúmero de querellas, incomprensiones y perversas utilizaciones de lo sagrado como forma política. Lo que sí está claro es que no se puede identificar catolicismo e Iglesia católica.
Aquí, el recorrido histórico comienza, fundamentalmente, a partir de la Reforma y la Contrarreforma. Advierte Duch, para señalar diferencias profundas, que en los protestantismos históricos, la asignatura pendiente ha sido lo sacramental, mientras que en el catolicismo histórico existe un notable déficit profético, concluyendo que “es de la máxima importancia una forma cristiana que coaligue, no sin dificultades y tensiones, lo profético (escatológico) y lo sacramental”.
Finaliza esta entrada del glosario de conceptos, aludiendo a la existencia de las dos grandes metáforas: la metáfora Occidente y la metáfora Secularización, habiendo optado el catolicismo histórico por la primera de las dos, como idónea expresión del cristianismo.
Dios
Curiosamente, no es muy extenso el tratamiento del término Dios. Pero sí es reseñable lo que dice. En formato de enciclopedia, explica: “En las religiones monoteístas, nombre genérico con el que se designa al ser supremo personal, creador del mundo y del hombre y principio salvador: Dios de la naturaleza y Dios de la gracia”. Pero, en su explicitación, refiere que el carácter genérico del término permite interpretaciones muy diferentes e, incluso, contrarias, lo que, en el fondo, significa la imposibilidad de definir la esencia de Dios, o de los dioses, por lo que hay que ubicarlo en contextos socioculturales concretos, en los que el hombre si sitúa ante los problemas últimos que la existencia le plantea.
Libros sagrados
Prácticamente, nadie duda hoy de que los textos sagrados que manejamos no han de ser considerados literalmente, sino que precisan de interpretación. Y Hermenéutica es otro de los capítulos destacados de esta obra. Un capítulo que arranca con un breve esbozo histórico, ya que, desde la Antigüedad, el ser humano ha mostrado un enorme interés por descifrar el significado oculto escondido en su entorno natural y cultural; muy especialmente, de aquellos aspectos que más atañen a su existencia, como la religión, los mitos fundadores, el derecho, etc. Un recorrido histórico que culmina el autor, prácticamente, con el iniciador de la teología hermenéutica moderna, Rudolfo Karl Bultmann, y con los posteriores Habermas, Apel y otros muchos.
Enfrenta el autor la hermenéutica con la teología, constatando cómo la comunidad cristiana se ha visto confrontada con la cuestión hermenéutica desde sus mismos inicios. El paso de tradición oral a la escrita, tal y como sucede con los Evangelios, es un signo muy evidente de esa incesante decantación interpretativa inherente a la condición humana, profundamente enraizada en la sustancia de lo cristiano.
Porque hablar sobre Dios se configura cultural e históricamente, ya que siempre se halla en el seno de una determinada tradición, que se transmite de forma oral y escrita. Lo que significa que jamás tenemos acceso inmediato a la palabra de Dios, en el mejor de los sentidos, esa palabra de Dios es siempre circunstancial: son las circunstancias las que, en cada momento, pueden desvelarnos las auténticas dimensiones de esa palabra divina y sus exigencias. Precisamente, por ser la revelación una magnitud histórica, necesita inexcusablemente de interpretación, es decir, de adecuación espacio-temporal.
Dicho esto, resulta que los textos bíblicos o teológicos no son significativos en sí mismos, sino exclusivamente a través de un proceso de interpretación. Y añade una nota final sobre hermenéutica y hermética, vocablos ambos referidos a Hermes, dios de traductores y parlamentarios; la primera, la hermenéutica, se ha referido tradicionalmente a un movimiento basado en la comprensión, mientras que la hermética lo hace a un movimiento basado en el ser. Esto da origen a dos figuras: el profesor, en Occidente (hermenéutica) y el maestro, en Oriente (hermética). El primero, el profesor, a través de la docencia, posibilita que sus discípulos adquieran unos saberes (scientia), mientras que el maestro, a través de su vivencia personal, transforma a sus discípulos, que adquieren un nuevo ser (sapientia). Duch aboga por la práctica de una hermenéutica creadora y adecuada al momento presente, integrando el segundo movimiento, es decir, la hermética. Sería la manera de subsanar uno de los mayores déficits del cristianismo actual: la falta de auténticos maestros espirituales.
Jesús
Aunque breve en el número de páginas que le dedica, es interesante la entrada correspondiente a Jesús. Lo define así: “Personalidad central del cristianismo, del cual derivó la fundación de la Iglesia al considerar a Jesús como Mesías”. Describe cómo inició su predicación ambulante, dirigida en primera instancia a los desamparados y a los colectivos marginados de la sociedad judía, y ejerció como exorcista y sanador de diversas enfermedades; practicó la oración y vivió de forma humilde, aunque no ascéticamente; y tenía un círculo de discípulos, entre los cuales había un grupo más íntimo, el de los doce, cuyo líder era Pedro. Destaca que no dio ninguna definición metafísica de Dios y se limitó a decir qué representaba Él para los hombres.
Protestantismo
Protestantismo es otro término que ocupa amplio espacio en la obra. Es importante saber que no hay un protestantismo, sino numerosas formaciones histórico-confesionales protestantes. Se le puede definir como el conjunto de confesiones cristianas que se adhirieron a las reformas continentales del siglo XVI, aunque hay que convenir que el propio concepto de Reforma es equívoco.
El protestantismo, en general, tiene un común objetivo: retornar a la forma original y originante del cristianismo. A sensu contrario, supone una crítica de las adherencias históricas, de las dimensiones en el abuso del poder y de los errores doctrinales que acumulaba el cristianismo en su desarrollo a lo largo de sus muchos siglos de historia.
Desde luego, existía la común convicción profunda de la absoluta necesidad de la Reforma. A partir de aquí, se plantean cuestiones de no fácil solución dado que la personalidad biológica, temperamental, religiosa e ideológica de los reformadores incide en el contenido de sus respectivas reformas. Partiendo de esta base, Duch analiza somera y claramente la trayectoria y postura de los principales actores reformistas del siglo XVI: Lutero, Calvino, Zuinglio y el anglicanismo, sin olvidar la existencia de una gran cantidad de movimientos, tendencias y grupúsculos, difícilmente situables en el espacio y el tiempo, que conforman el ala más radical de la Reforma. El autor explica la evolución diferenciada de todas estas corrientes, de manera muy sucinta. Concluye con una definición del protestantismo: “ una corriente de vida religiosa, cultural, política y social muy diferenciada que, histórica y prácticamente, ha diseñado proyectos teológicos y humanos difícilmente conciliables entre sí”.
Religión
También el concepto Religión merece la especial atención del autor, que lo analiza in extenso. Parte de una definición tan larga como necesaria: “Conjunto de creencias y convicciones, de actitudes y sentimientos y de maneras de comportamiento que vinculan a una persona o a un grupo humano con aquello que se reconoce como sacro, misterioso o trascendente y normalmente identificado con Dios o lo divino. Conjunto de dogmas o doctrinas, de preceptos o costumbres y de rituales que configuran sociológicamente y oficialmente la religión de un grupo humano determinado”.
Ofrece una etimología del término, aportando diversas alternativas, para, seguidamente, hacer algunas distinciones , sobre todo en relación a su vinculación con el cristianismo en Occidente, o, también con el concepto de religión natural. Alude al nacimiento de la disciplina conocida como historia de las religiones, deteniéndose, posteriormente, en la crítica de la religión. En este último sentido, concluye que todas las religiones constituyen, a corto o largo plazo, factores ideológicos.
En el apartado que titula El estudio positivo de las religiones, brinda al lector una breve síntesis de la historia de las religiones. Luego, analiza la sociología de la religión, de la que afirma que toma su punto de partida de los materiales proporcionados por la etnología y la propia historia de las religiones.
Define la psicología de la religión como “el intento de analizar la religión en tanto que problema del alma humana y, consecuentemente, las formas de la experiencia religiosa (religiosidad)”, mientras que de la fenomenología de la religión dice que tiene como objetivo fundamental el establecimiento de tipologías religiosas que, de un modo u otro, se presentan de forma análoga en las diversas religiones históricas, pues se trata de una ciencia comparada que busca la comprensión del fenómeno religioso sin pretender, en ningún caso, producir una valoración sobre él.
Como colofón, destaca este párrafo: “la religión solo es posible y necesaria si las doctrinas y las instituciones de la tradición judeocristiana pueden demostrar su validez y veracidad frente a la razón crítica que caracteriza eminentemente al mundo moderno en su proceso de emancipación e ilustración”.
Concluyendo
No son estos conceptos expuestos los únicos de esta obra de Lluís Duch. Hay otros muchos que, con total seguridad, despiertan el interés del posible lector y que Ignasi Moreta ha seleccionado cuidadosamente para su exposición: la culpa, el culto, el ídolo, el infierno, el mesianismo, el milagro, la muerte, el rito, … son solo una pequeña muestra del abundante contenido del libro. Conceptos todos elaborados por Duch, lo que le confiere la garantía de solidez y profundidad.
Ïndice
Presentación, Por Ignasi Moreta
Catolicismo
I. Católico-catolicidad
II. Catolicismo
Culpa
Culto
Dios
Escatología
Folclore
Fuego
Hermenéutica
I. Breve esbozo histórico
II. Hermenéutica y teología
Ídolo
Infierno
Iniciación
Jesús
Magia
Mana
Mesianismo
Milagro
Mito
Monoteísmo
Muerte
Paraíso
Politeísmo
Profano
Protestantismo
I. Breve tipología del protestantismo
1. Objetivo común
2. Diversidad de concepciones
3. Lutero
4. Calvino
5. Zuinglio
6. El anglicanismo
7. La Reforma radical
8. Evolución diferenciada
II. Reflexión conclusiva
Purgatorio
Purificación
Religión
I. Etimología del término ‘religión’
II. Algunas distinciones
III. La historia de las religiones
IV. La crítica de la religión
V. El estudio positivo de las religiones
VI. La sociología de la religión
VII. La psicología de la religión
VIII. La fenomenología de la religión
Rito
Sacrificio
Sagrado
Secularización
Símbolo
Tabú
Totemismo
Utopía
Autor: Lluís Duch
Edición: Ignasi Moreta
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020
Colección: Fragmentos
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 176
ISBN: 978-84-17796-21-1
Precio: 14,90 euros
A veces, no resulta fácil encontrar en unas pocas páginas, la síntesis del pensamiento de un autor que ha dedicado muchos años de su vida a profundizar en materias de vasto contenido. Y Lluís Duch lo ha conseguido y de manera magistral, en una obra de no muchas páginas, pero que pone a nuestro alcance conceptos desarrollados en trabajos de mayor amplitud (Conceptos fundamentales de antropología y religión, Fragmenta Editorial, Barcelona, 2020).
Duch participó en la elaboración de textos para enciclopedias o para cuasi diccionarios de conceptos básicos, como Gran Enciclopedia Catalana, Conceptos clave de antropología cultural, o Conceptos fundamentales del cristianismo. De ellos se nutre este interesante libro.
La obra reúne treinta y cuatro conceptos que, pese a su presentación siguiendo un orden alfabético de entradas, da lugar a un resultado coherente y homogéneo, una suerte de diccionario de antropología y religión o, si se prefiere, de antropología de la religión.
“Todo artículo de enciclopedia tiene, obviamente, una finalidad eminentemente divulgativa y los de Duch reunidos en este libro no son ninguna excepción. Sin embargo, en casi todos los textos es perceptible el sello propio del autor. No nos encontramos ante un mero divulgador, sino ante un investigador de primer orden que ha aceptado ofrecer resúmenes de primera mano de conceptos que estudió con la máxima profundidad y ambición”, indica Ignasi Moreta, encargado de la edición.
No es viable desgranar aquí todos y cada uno de aquellos treinta y cuatro conceptos, de muy diversa dimensión; los hay que ocupan varias páginas y los que solo aportan unas pocas líneas. Pero la descripción de algunos de ellos puede dar idea del contenido del conjunto, convirtiéndose en una invitación a adentrarse en las páginas del libro.
Catolicismo
Lo abre el término Catolicismo. Ya advierte desde las primeras líneas de la dificultad que entraña el deslindar conceptos que gozan de una larga existencia en la historia y que conviven con afines etimológicos, como sucede aquí con, por ejemplo, católico y catolicidad. Siendo consciente de que el tema puede abordarse desde un punto de vista histórico y otro estructural, no se plantea renunciar a ninguno de los dos, en beneficio de una mayor totalidad.
Católico-catolicidad es lo primero que plantea. En cuanto al adjetivo católico, hace un recorrido por su historia, partiendo de autores griegos como Aristóteles, Zenón o Polibio (que le dan el sentido de total, universal, general), y pasando por los primeros escritores cristianos, los padres de la Iglesia, con especial atención a Agustín de Hipona, los doctores de la escolástica y las iglesias surgidas de la Reforma.
En cuanto a la catolicidad, recurre a Congar para su definición: “la propiedad de la Iglesia que hace posible que la realidad de la multiplicidad se armonice con ella con la realidad de la unidad” o, lo que es lo mismo, la catolicidad sería la ley que rige las relaciones entre la multiplicidad y la unidad. Luego, va desgranando más esta definición; es importante destacar que el concilio Vaticano II introdujo una modificación sustancial de la catolicidad, al suprimir la abusiva identificación entre la Iglesia de Cristo (todos los cristianos, que no renuncian a su catolicidad) y la Iglesia Católico-Romana. Y va más allá; alude a una teología pluralista que no solo se limitara a rechaza la exigencia de absolutez del cristianismo, sino que avanzara en la dirección de una real teología pluralista y católica, profundamente convencida de que es la heredera de la catholica bonitas del mismo Dios, como propugna Lubac.
Hechas estas aclaraciones, se adentra Duch en el concepto de Catolicismo. Por lo pronto, hay que excluir cualquier identificación entre Iglesia, cristiandad y catolicismo. Cristiandad solo se encuentra en las estadísticas sociológicas así como en las investigaciones de la ciencia comparada de la religión; por su parte, catolicismo encierra una enorme complejidad, nacida de una dolorosa historia plagada de un sinnúmero de querellas, incomprensiones y perversas utilizaciones de lo sagrado como forma política. Lo que sí está claro es que no se puede identificar catolicismo e Iglesia católica.
Aquí, el recorrido histórico comienza, fundamentalmente, a partir de la Reforma y la Contrarreforma. Advierte Duch, para señalar diferencias profundas, que en los protestantismos históricos, la asignatura pendiente ha sido lo sacramental, mientras que en el catolicismo histórico existe un notable déficit profético, concluyendo que “es de la máxima importancia una forma cristiana que coaligue, no sin dificultades y tensiones, lo profético (escatológico) y lo sacramental”.
Finaliza esta entrada del glosario de conceptos, aludiendo a la existencia de las dos grandes metáforas: la metáfora Occidente y la metáfora Secularización, habiendo optado el catolicismo histórico por la primera de las dos, como idónea expresión del cristianismo.
Dios
Curiosamente, no es muy extenso el tratamiento del término Dios. Pero sí es reseñable lo que dice. En formato de enciclopedia, explica: “En las religiones monoteístas, nombre genérico con el que se designa al ser supremo personal, creador del mundo y del hombre y principio salvador: Dios de la naturaleza y Dios de la gracia”. Pero, en su explicitación, refiere que el carácter genérico del término permite interpretaciones muy diferentes e, incluso, contrarias, lo que, en el fondo, significa la imposibilidad de definir la esencia de Dios, o de los dioses, por lo que hay que ubicarlo en contextos socioculturales concretos, en los que el hombre si sitúa ante los problemas últimos que la existencia le plantea.
Libros sagrados
Prácticamente, nadie duda hoy de que los textos sagrados que manejamos no han de ser considerados literalmente, sino que precisan de interpretación. Y Hermenéutica es otro de los capítulos destacados de esta obra. Un capítulo que arranca con un breve esbozo histórico, ya que, desde la Antigüedad, el ser humano ha mostrado un enorme interés por descifrar el significado oculto escondido en su entorno natural y cultural; muy especialmente, de aquellos aspectos que más atañen a su existencia, como la religión, los mitos fundadores, el derecho, etc. Un recorrido histórico que culmina el autor, prácticamente, con el iniciador de la teología hermenéutica moderna, Rudolfo Karl Bultmann, y con los posteriores Habermas, Apel y otros muchos.
Enfrenta el autor la hermenéutica con la teología, constatando cómo la comunidad cristiana se ha visto confrontada con la cuestión hermenéutica desde sus mismos inicios. El paso de tradición oral a la escrita, tal y como sucede con los Evangelios, es un signo muy evidente de esa incesante decantación interpretativa inherente a la condición humana, profundamente enraizada en la sustancia de lo cristiano.
Porque hablar sobre Dios se configura cultural e históricamente, ya que siempre se halla en el seno de una determinada tradición, que se transmite de forma oral y escrita. Lo que significa que jamás tenemos acceso inmediato a la palabra de Dios, en el mejor de los sentidos, esa palabra de Dios es siempre circunstancial: son las circunstancias las que, en cada momento, pueden desvelarnos las auténticas dimensiones de esa palabra divina y sus exigencias. Precisamente, por ser la revelación una magnitud histórica, necesita inexcusablemente de interpretación, es decir, de adecuación espacio-temporal.
Dicho esto, resulta que los textos bíblicos o teológicos no son significativos en sí mismos, sino exclusivamente a través de un proceso de interpretación. Y añade una nota final sobre hermenéutica y hermética, vocablos ambos referidos a Hermes, dios de traductores y parlamentarios; la primera, la hermenéutica, se ha referido tradicionalmente a un movimiento basado en la comprensión, mientras que la hermética lo hace a un movimiento basado en el ser. Esto da origen a dos figuras: el profesor, en Occidente (hermenéutica) y el maestro, en Oriente (hermética). El primero, el profesor, a través de la docencia, posibilita que sus discípulos adquieran unos saberes (scientia), mientras que el maestro, a través de su vivencia personal, transforma a sus discípulos, que adquieren un nuevo ser (sapientia). Duch aboga por la práctica de una hermenéutica creadora y adecuada al momento presente, integrando el segundo movimiento, es decir, la hermética. Sería la manera de subsanar uno de los mayores déficits del cristianismo actual: la falta de auténticos maestros espirituales.
Jesús
Aunque breve en el número de páginas que le dedica, es interesante la entrada correspondiente a Jesús. Lo define así: “Personalidad central del cristianismo, del cual derivó la fundación de la Iglesia al considerar a Jesús como Mesías”. Describe cómo inició su predicación ambulante, dirigida en primera instancia a los desamparados y a los colectivos marginados de la sociedad judía, y ejerció como exorcista y sanador de diversas enfermedades; practicó la oración y vivió de forma humilde, aunque no ascéticamente; y tenía un círculo de discípulos, entre los cuales había un grupo más íntimo, el de los doce, cuyo líder era Pedro. Destaca que no dio ninguna definición metafísica de Dios y se limitó a decir qué representaba Él para los hombres.
Protestantismo
Protestantismo es otro término que ocupa amplio espacio en la obra. Es importante saber que no hay un protestantismo, sino numerosas formaciones histórico-confesionales protestantes. Se le puede definir como el conjunto de confesiones cristianas que se adhirieron a las reformas continentales del siglo XVI, aunque hay que convenir que el propio concepto de Reforma es equívoco.
El protestantismo, en general, tiene un común objetivo: retornar a la forma original y originante del cristianismo. A sensu contrario, supone una crítica de las adherencias históricas, de las dimensiones en el abuso del poder y de los errores doctrinales que acumulaba el cristianismo en su desarrollo a lo largo de sus muchos siglos de historia.
Desde luego, existía la común convicción profunda de la absoluta necesidad de la Reforma. A partir de aquí, se plantean cuestiones de no fácil solución dado que la personalidad biológica, temperamental, religiosa e ideológica de los reformadores incide en el contenido de sus respectivas reformas. Partiendo de esta base, Duch analiza somera y claramente la trayectoria y postura de los principales actores reformistas del siglo XVI: Lutero, Calvino, Zuinglio y el anglicanismo, sin olvidar la existencia de una gran cantidad de movimientos, tendencias y grupúsculos, difícilmente situables en el espacio y el tiempo, que conforman el ala más radical de la Reforma. El autor explica la evolución diferenciada de todas estas corrientes, de manera muy sucinta. Concluye con una definición del protestantismo: “ una corriente de vida religiosa, cultural, política y social muy diferenciada que, histórica y prácticamente, ha diseñado proyectos teológicos y humanos difícilmente conciliables entre sí”.
Religión
También el concepto Religión merece la especial atención del autor, que lo analiza in extenso. Parte de una definición tan larga como necesaria: “Conjunto de creencias y convicciones, de actitudes y sentimientos y de maneras de comportamiento que vinculan a una persona o a un grupo humano con aquello que se reconoce como sacro, misterioso o trascendente y normalmente identificado con Dios o lo divino. Conjunto de dogmas o doctrinas, de preceptos o costumbres y de rituales que configuran sociológicamente y oficialmente la religión de un grupo humano determinado”.
Ofrece una etimología del término, aportando diversas alternativas, para, seguidamente, hacer algunas distinciones , sobre todo en relación a su vinculación con el cristianismo en Occidente, o, también con el concepto de religión natural. Alude al nacimiento de la disciplina conocida como historia de las religiones, deteniéndose, posteriormente, en la crítica de la religión. En este último sentido, concluye que todas las religiones constituyen, a corto o largo plazo, factores ideológicos.
En el apartado que titula El estudio positivo de las religiones, brinda al lector una breve síntesis de la historia de las religiones. Luego, analiza la sociología de la religión, de la que afirma que toma su punto de partida de los materiales proporcionados por la etnología y la propia historia de las religiones.
Define la psicología de la religión como “el intento de analizar la religión en tanto que problema del alma humana y, consecuentemente, las formas de la experiencia religiosa (religiosidad)”, mientras que de la fenomenología de la religión dice que tiene como objetivo fundamental el establecimiento de tipologías religiosas que, de un modo u otro, se presentan de forma análoga en las diversas religiones históricas, pues se trata de una ciencia comparada que busca la comprensión del fenómeno religioso sin pretender, en ningún caso, producir una valoración sobre él.
Como colofón, destaca este párrafo: “la religión solo es posible y necesaria si las doctrinas y las instituciones de la tradición judeocristiana pueden demostrar su validez y veracidad frente a la razón crítica que caracteriza eminentemente al mundo moderno en su proceso de emancipación e ilustración”.
Concluyendo
No son estos conceptos expuestos los únicos de esta obra de Lluís Duch. Hay otros muchos que, con total seguridad, despiertan el interés del posible lector y que Ignasi Moreta ha seleccionado cuidadosamente para su exposición: la culpa, el culto, el ídolo, el infierno, el mesianismo, el milagro, la muerte, el rito, … son solo una pequeña muestra del abundante contenido del libro. Conceptos todos elaborados por Duch, lo que le confiere la garantía de solidez y profundidad.
Ïndice
Presentación, Por Ignasi Moreta
Catolicismo
I. Católico-catolicidad
II. Catolicismo
Culpa
Culto
Dios
Escatología
Folclore
Fuego
Hermenéutica
I. Breve esbozo histórico
II. Hermenéutica y teología
Ídolo
Infierno
Iniciación
Jesús
Magia
Mana
Mesianismo
Milagro
Mito
Monoteísmo
Muerte
Paraíso
Politeísmo
Profano
Protestantismo
I. Breve tipología del protestantismo
1. Objetivo común
2. Diversidad de concepciones
3. Lutero
4. Calvino
5. Zuinglio
6. El anglicanismo
7. La Reforma radical
8. Evolución diferenciada
II. Reflexión conclusiva
Purgatorio
Purificación
Religión
I. Etimología del término ‘religión’
II. Algunas distinciones
III. La historia de las religiones
IV. La crítica de la religión
V. El estudio positivo de las religiones
VI. La sociología de la religión
VII. La psicología de la religión
VIII. La fenomenología de la religión
Rito
Sacrificio
Sagrado
Secularización
Símbolo
Tabú
Totemismo
Utopía
Notas sobre el autor
Lluís Duch (Barcelona, 1936 - Montserrat, 2018) era doctor en antropología y teología por la Universidad de Tubinga y ha sido profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso de Tarragona y en la Abadía de Montserrat. Fue monje de Montserrat desde 1961. Tradujo escritos de Lutero, Müntzer, Silesius, Schleiermacher y Bonhoeffer. Fue galardonado con la Creu de Sant Jordi (2011).
Es autor de más de cincuenta libros y opúsculos, y de más de trescientos artículos y colaboraciones en obras colectivas. Es autor de Religión y comunicación (2012), obra que compone una suerte de díptico junto con el volumen Religión y política (2014), y El exilio de Dios (2017) y la obra póstuma Salida del laberinto. Una biografía intelectual (2020).
Lluís Duch (Barcelona, 1936 - Montserrat, 2018) era doctor en antropología y teología por la Universidad de Tubinga y ha sido profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso de Tarragona y en la Abadía de Montserrat. Fue monje de Montserrat desde 1961. Tradujo escritos de Lutero, Müntzer, Silesius, Schleiermacher y Bonhoeffer. Fue galardonado con la Creu de Sant Jordi (2011).
Es autor de más de cincuenta libros y opúsculos, y de más de trescientos artículos y colaboraciones en obras colectivas. Es autor de Religión y comunicación (2012), obra que compone una suerte de díptico junto con el volumen Religión y política (2014), y El exilio de Dios (2017) y la obra póstuma Salida del laberinto. Una biografía intelectual (2020).