Si supiera componer tangos, haría una nueva versión de cambalache adaptándola a los tiempos que corren: la del storytelling que cuenta la narración del desarrollo sostenible, los Grand Challenges del siglo 21 y la imperiosa necesidad de transformar nuestras prácticas sociales y culturales. O sea, de avanzar en esto que llamamos innovación social. También incluiría lo que se está diciendo de una nueva estrategia de gobernabilidad, planteando una responsabilidad mutua/compartida entre ciencia y sociedad, una especie de nuevo contrato que establezca unas condiciones para ver qué hacemos con el avance imparable del conocimiento científico y tecnológico donde convergen lo neuro, nano, bio y TIC (por ejemplo, la anunciada revolución nano-industrial e Internet of Things. Esa estrategia también tiene su propia narrativa, se llama Responsible Research & Innovation o Responsible Innovation, a secas.
Podría haber hecho un tango, el típico tango quejica que muestra esos sentimientos rotos de alguien que no entiende la diferencia entre las palabras y los hechos. De alguien que es consciente de estar viviendo cambios que forman parte de una crisis de conciencia mayor. De una crisis que a veces muestra facetas maravillosas, como la verdadera explosión que estamos experimentando en nuevas formas de organización y colaboración, los laboratorios vivientes -knowledge labs & hubs. Pero también otras facetas un poco tristes, de desamor a la ciencia, de desamor a la preservación de la vida en el planeta. Por eso empecé Mates y Pan: porque no se componer tangos, pero quería agregar un contra-punto a Innovación en tendencias21.
Y aquí lo prometido:
Entre tiburones antropófagos y la máquina de movimiento perpetuo