1. Si las mujeres somos, además de bellas, muy perceptivas
2. Y la capacidad de observación sustenta en gran parte a la innovación
3. Luego, las mujeres aportamos mucho a la innovación
Las comparaciones abundan. Lo dijo Víctor Hugo en un poema : “el hombre es cerebro/la mujer es corazón … el hombre piensa/la mujer sueña”.
¿Cómo entender muchos de los tragicómicos sofismas de género en nuestra humana realidad?
¿Cómo entender muchos de los tragicómicos sofismas de género en nuestra humana realidad?
Aunque el avance alcanzado por las mujeres en el último siglo ha sido vertiginoso comparado a los más de 4000 años de historia precedente, su papel en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación continúa siendo considerablemente menospreciado. Así, por citar un ejemplo, de entre 764 galardonados con el Premio Nobel, menos del 5% corresponde a mujeres. Tan magro porcentaje habrá llevado en el año 2002 a un grupo de escritoras, periodistas y universitarias a movilizarse en torno a esta discriminación, recordando que la última vez que una mujer obtuvo el Nobel de Física fue en 1963 y en Química en 1964. Denunciaron, además, que ninguna mujer ha sido considerada digna de esta distinción en el campo de la Economía.
Algo peor nos iría si hacemos la pregunta: ¿cuántos inventores conoce? Me atrevo a decir que ninguna respuesta tendrá nombre de mujer. Lo mismo ha afirmado la investigadora Déborah Jaffe en su libro Ingenious Women: From Tincture of Saffron to Flying Machines, en la que hace referencia a la primera patente británica concedida a una mujer en el año 1637.
Fue Amye Everard, por una tintura de azafrán y esencia de rosas cuyo perfume trato de imaginar. A partir de esa fecha y sólo en el Reino Unido, se registraron hasta el año 1914 más de 500 inventos. Toda una hazaña si pensamos que en 1791 Mary Wollstonecraft (1759-1797) publicó Vindicación de los derechos de la mujer, obra en defensa de la igualdad de derechos y oportunidades para los sexos que introdujo en el ámbito público el debate de lo que ella llamaba “el destino de la mujer”.
Fue Amye Everard, por una tintura de azafrán y esencia de rosas cuyo perfume trato de imaginar. A partir de esa fecha y sólo en el Reino Unido, se registraron hasta el año 1914 más de 500 inventos. Toda una hazaña si pensamos que en 1791 Mary Wollstonecraft (1759-1797) publicó Vindicación de los derechos de la mujer, obra en defensa de la igualdad de derechos y oportunidades para los sexos que introdujo en el ámbito público el debate de lo que ella llamaba “el destino de la mujer”.
Porque tod@s formamos parte de un mismo destino común, sean bienvenid@s a este espacio en el que procuraré desenterrar viejas historias de inventos y otras aportaciones de las mujeres a la investigación y a la innovación. La misión: tratar de hacer visibles a muchas mujeres invisibles.