La sociedad es enteramente responsable de la sostenibilidad de sus organizaciones, regiones y naciones; para salvar la calidad de vida personal y la del planeta. Por lo tanto hay que poner en valor la globalización que acerca a las gentes de todo el mundo y así fomentar su capacidad de innovación y desarrollo que genera esta diversidad, en vez de caer en los conflictos que plagan la historia de la humanidad.
Una humanidad que ha olvidado de cuidar su salud y la de su planeta, como prueba el desequilibro de todos los indicadores. Las 8 personas más ricas del mundo pueden alimentar a África; el 70% de la población vive bajo los índices de pobreza; la diferencia salarial puede llegar al 200% en según qué organizaciones; la deuda de naciones supera el 120% de su PIB; el mal uso de la energía está causando, entre otros desastres, el deshielo de los polos.
Hay 35 conflictos armados locales en regiones con bajo desarrollo socio-económico que han dejado 380.000 víctimas y ocasionado 79,5M de desplazamientos en el último año. Mientras los Estados Unidos, el país de inmigrantes altamente diversos, lidera la capacidad de innovación y desarrollo a nivel global. Y los pueblos europeos, cuya historia milenaria ha sido la de sus conflictos, desde la firma del Tratado de Roma en 1957, sus 27 países han logrado fomentar la inclusion de sus inmensas diversidades y crear una potencia mundial e industrial cuya calidad de vida la convierte en la región que atrae más inmigración y talento.
La diversidad generacional es un reto inminente para la sostenibilidad. Los países industrializados que sostienen la economía mundial tienen una natalidad 0 mientras que el 95% del crecimiento demográfico viene de los países pobres. Ya hay en la Unión Europea más población mayor de 65 años que menores de 18, lo que evidentemente hace ya insostenible el modelo de pensiones que es crucial para un modelo de bienestar económico social. En el 2040 el 50% de su población tendrá más de 50 años; y España será el país más viejo del mundo. La población activa tendrá un perfil de más edad y experiencia. Los clientes serán mayores con necesidades y gustos diferentes.
Conviene preguntarse si las administraciones y el mundo empresarial se están preparando para este escenario.
La dinámica de cambio continuo de diversidad de necesidades, gustos y preferencias de la ciudadanía de la Unión Europea exige una capacidad continua de innovación como imperativa corporativa.
La comunidad científica y las buenas prácticas de empresas que consiguen mantener su posición de liderazgo, prueban que la innovación es el resultado de la interacción de grupos inclusivos de personas con perfiles diversos. Grupos donde el comportamiento de sus componentes es de gran respeto hacia sus diferencias y alto grado de reconocimiento por las contribuciones de todos.
La corresponsabilidad es la dinámica que fomentará la diversidad inclusiva para la creación continua de innovación que asegure la sostenibilidad de las organizaciones y la del planeta.
Una humanidad que ha olvidado de cuidar su salud y la de su planeta, como prueba el desequilibro de todos los indicadores. Las 8 personas más ricas del mundo pueden alimentar a África; el 70% de la población vive bajo los índices de pobreza; la diferencia salarial puede llegar al 200% en según qué organizaciones; la deuda de naciones supera el 120% de su PIB; el mal uso de la energía está causando, entre otros desastres, el deshielo de los polos.
Hay 35 conflictos armados locales en regiones con bajo desarrollo socio-económico que han dejado 380.000 víctimas y ocasionado 79,5M de desplazamientos en el último año. Mientras los Estados Unidos, el país de inmigrantes altamente diversos, lidera la capacidad de innovación y desarrollo a nivel global. Y los pueblos europeos, cuya historia milenaria ha sido la de sus conflictos, desde la firma del Tratado de Roma en 1957, sus 27 países han logrado fomentar la inclusion de sus inmensas diversidades y crear una potencia mundial e industrial cuya calidad de vida la convierte en la región que atrae más inmigración y talento.
La diversidad generacional es un reto inminente para la sostenibilidad. Los países industrializados que sostienen la economía mundial tienen una natalidad 0 mientras que el 95% del crecimiento demográfico viene de los países pobres. Ya hay en la Unión Europea más población mayor de 65 años que menores de 18, lo que evidentemente hace ya insostenible el modelo de pensiones que es crucial para un modelo de bienestar económico social. En el 2040 el 50% de su población tendrá más de 50 años; y España será el país más viejo del mundo. La población activa tendrá un perfil de más edad y experiencia. Los clientes serán mayores con necesidades y gustos diferentes.
Conviene preguntarse si las administraciones y el mundo empresarial se están preparando para este escenario.
La dinámica de cambio continuo de diversidad de necesidades, gustos y preferencias de la ciudadanía de la Unión Europea exige una capacidad continua de innovación como imperativa corporativa.
La comunidad científica y las buenas prácticas de empresas que consiguen mantener su posición de liderazgo, prueban que la innovación es el resultado de la interacción de grupos inclusivos de personas con perfiles diversos. Grupos donde el comportamiento de sus componentes es de gran respeto hacia sus diferencias y alto grado de reconocimiento por las contribuciones de todos.
La corresponsabilidad es la dinámica que fomentará la diversidad inclusiva para la creación continua de innovación que asegure la sostenibilidad de las organizaciones y la del planeta.