Buenas tardes a todos los presentes. Quiero comenzar por agradecer a la Secretaría General Iberoamericana en la figura del Sr. Secretario Dr. Enrique Iglesias por la deferencia de recibirnos en esta casa y por supuesto a todos ustedes, colegas, amigos y público en general por haber venido a este acto de lanzamiento de nuestro libro.
Es sabido que Rafael y yo hemos ocupado varios años en escribirlo. Venimos hablando de este proceso en muchos ámbitos, en congresos, en seminarios, pero muy especialmente con los colegas del FISEC. Cuando me preguntan acerca de este libro suelo decir que quizás su pretensión principal es acompañar a profesionales, funcionarios y directivos para que incorporen la revolución científica del Siglo XXI a sus formas de pensar y hacer estrategias de comunicación. El libro habla de los nuevos paradigmas, de las teorías de la complejidad, la física cuántica, las teorías del caos, las teorías de la autoorganización y propone un recorrido que interpela al lector no académico desde algunas de las paradojas que todos sufrimos en nuestra vida cotidiana, en los lugares de trabajo, en nuestras casas, en las organizaciones.
De todas las metáforas con las que trabaja el libro como idea destacada elegí para compartir con ustedes la siguiente: El conocimiento en el siglo XXI, “una esfera cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna.” Jorge Luis Borges dice en uno de los textos de Otras inquisiciones que quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas.
Creo que el enigma de nuestro tiempo es este del conocimiento. Nuestro libro trabaja entonces alineado a este asunto por una cuestión de época. Creemos que es lo que nos toca repensar en la actualidad. Presenta algunas redefiniciones derivadas de esa incógnita acerca del conocer como actividad humana, necesariamente aquellas que surgen de considerar los vínculos entre comunicación, estrategia y conocimiento como procesos de expansión no lineal. En medio de esta crisis resulta evidente que para abordar los problemas actuales no necesitamos más de lo mismo; no necesitamos crecer en lo que ya tenemos. Necesitamos innovar.
Ahora voy a presentarles un enigma. En Rosario mi ciudad participo de un grupo autodenominado “Adoradores de la luna llena”. Comenzó como una excusa para reunirnos con amigos en una fecha fija… simplemente a conversar y compartir un momento placentero admirando el instante de la salida de la luna. Rosario crece a la vera de un ancho río que se llama Paraná, y esto hace un gigantesco balcón natural que ofrece una vista panorámica muy particular. Hace mas de un año que practicamos esta ceremonia y para nuestra sorpresa recientemente el gobierno de la ciudad lo ha lanzado como campaña turística asociándole música en vivo y otros complementos… así es que quedan todos invitados a ver la salida de la luna en Argentina.
Miren que bella. Aquí también es bella.
Con Rafael en nuestro libro incluimos la figura de la luna en un eclipse (entra la sombra) y esta es la metáfora que quiero destacar:
Un eclipse no es un espectáculo simple ya que no se consigue apreciarlo si no es también reconociendo la particular relación que consiguen entablar la luz y la oscuridad por un fugaz momento. La cuestión requiere entonces atender a un cierto ritmo. Se necesita oscuridad para ver la luz y luz para ver la oscuridad tal como ocurre con todos los opuestos. Pero y aquí está la metáfora que quiero enfatizar es el movimiento –en este caso el de los astros– el que nos permite “ver”, la existencia de otro registro -en este caso el del sistema solar- Esa relación inusual, ese vínculo especial de la luz y la oscuridad sobre la luna, lo trastoca todo, porque hace evidente a nuestra vista la existencia de dimensiones que no vemos habitualmente. Hay un planeta que hace sombra sobre la luna. Y al correrse la tiniebla en el eclipse, este movimiento nos ilumina, nos ayuda, nos acompaña, nos empuja a asomarnos a otro espacio. Lo hace porque a su manera ese movimiento logra hablarnos de algo más allá que no era evidente, esa acción pone en contacto planos distintos y nos plantea un misterio, un enigma. Una inteligibilidad, algo que resolver.
Creo que este libro junta, como en un eclipse dimensiones que habitualmente no se tocan, ámbitos que no se cruzan con demasiada frecuencia o al menos con la intensidad que a nosotros nos parece necesaria: lo profesional con lo académico, la universidad con la empresa, la teoría con la practica, lo personal con lo social y por eso mismo confiamos en que pueda ser fecundo en alumbrar nuevas relaciones entre algunos aparentes opuestos y que ayude a habilitar nuevas miradas, quizás con un poco de suerte algunas conceptualizaciones alternativas de la realidad que abran diferentes horizontes en torno a la comunicación y a la estrategia.
Definimos comunicación estratégica como un espacio de encuentro que implica acciones y sentidos compartidos y a las estrategias de comunicación como dispositivos de inteligibilidad que buscan hacernos ver nuevos planos, y que a partir de indagar esos puntos de contacto, hacen emerger nuevas realidades.
Comunicación estratégica, entonces, como cambio social conversacional que aporta horizontes de mayor complejidad.
Está visto que las formas tradicionales de hacer estrategia y comunicación ya no nos sirven. Que este libro, al igual que la luna, nos ayude primero a ver y luego a explorar nuevas dimensiones. Esa es hoy nuestra esperanza.
Rafael Alberto Pérez y Sandra Massoni: “Hacia una teoría general de la estrategia” Presentación del Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias. Ariel Editores, Barcelona, 2009.
Es sabido que Rafael y yo hemos ocupado varios años en escribirlo. Venimos hablando de este proceso en muchos ámbitos, en congresos, en seminarios, pero muy especialmente con los colegas del FISEC. Cuando me preguntan acerca de este libro suelo decir que quizás su pretensión principal es acompañar a profesionales, funcionarios y directivos para que incorporen la revolución científica del Siglo XXI a sus formas de pensar y hacer estrategias de comunicación. El libro habla de los nuevos paradigmas, de las teorías de la complejidad, la física cuántica, las teorías del caos, las teorías de la autoorganización y propone un recorrido que interpela al lector no académico desde algunas de las paradojas que todos sufrimos en nuestra vida cotidiana, en los lugares de trabajo, en nuestras casas, en las organizaciones.
De todas las metáforas con las que trabaja el libro como idea destacada elegí para compartir con ustedes la siguiente: El conocimiento en el siglo XXI, “una esfera cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna.” Jorge Luis Borges dice en uno de los textos de Otras inquisiciones que quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas.
Creo que el enigma de nuestro tiempo es este del conocimiento. Nuestro libro trabaja entonces alineado a este asunto por una cuestión de época. Creemos que es lo que nos toca repensar en la actualidad. Presenta algunas redefiniciones derivadas de esa incógnita acerca del conocer como actividad humana, necesariamente aquellas que surgen de considerar los vínculos entre comunicación, estrategia y conocimiento como procesos de expansión no lineal. En medio de esta crisis resulta evidente que para abordar los problemas actuales no necesitamos más de lo mismo; no necesitamos crecer en lo que ya tenemos. Necesitamos innovar.
Ahora voy a presentarles un enigma. En Rosario mi ciudad participo de un grupo autodenominado “Adoradores de la luna llena”. Comenzó como una excusa para reunirnos con amigos en una fecha fija… simplemente a conversar y compartir un momento placentero admirando el instante de la salida de la luna. Rosario crece a la vera de un ancho río que se llama Paraná, y esto hace un gigantesco balcón natural que ofrece una vista panorámica muy particular. Hace mas de un año que practicamos esta ceremonia y para nuestra sorpresa recientemente el gobierno de la ciudad lo ha lanzado como campaña turística asociándole música en vivo y otros complementos… así es que quedan todos invitados a ver la salida de la luna en Argentina.
Miren que bella. Aquí también es bella.
Con Rafael en nuestro libro incluimos la figura de la luna en un eclipse (entra la sombra) y esta es la metáfora que quiero destacar:
Un eclipse no es un espectáculo simple ya que no se consigue apreciarlo si no es también reconociendo la particular relación que consiguen entablar la luz y la oscuridad por un fugaz momento. La cuestión requiere entonces atender a un cierto ritmo. Se necesita oscuridad para ver la luz y luz para ver la oscuridad tal como ocurre con todos los opuestos. Pero y aquí está la metáfora que quiero enfatizar es el movimiento –en este caso el de los astros– el que nos permite “ver”, la existencia de otro registro -en este caso el del sistema solar- Esa relación inusual, ese vínculo especial de la luz y la oscuridad sobre la luna, lo trastoca todo, porque hace evidente a nuestra vista la existencia de dimensiones que no vemos habitualmente. Hay un planeta que hace sombra sobre la luna. Y al correrse la tiniebla en el eclipse, este movimiento nos ilumina, nos ayuda, nos acompaña, nos empuja a asomarnos a otro espacio. Lo hace porque a su manera ese movimiento logra hablarnos de algo más allá que no era evidente, esa acción pone en contacto planos distintos y nos plantea un misterio, un enigma. Una inteligibilidad, algo que resolver.
Creo que este libro junta, como en un eclipse dimensiones que habitualmente no se tocan, ámbitos que no se cruzan con demasiada frecuencia o al menos con la intensidad que a nosotros nos parece necesaria: lo profesional con lo académico, la universidad con la empresa, la teoría con la practica, lo personal con lo social y por eso mismo confiamos en que pueda ser fecundo en alumbrar nuevas relaciones entre algunos aparentes opuestos y que ayude a habilitar nuevas miradas, quizás con un poco de suerte algunas conceptualizaciones alternativas de la realidad que abran diferentes horizontes en torno a la comunicación y a la estrategia.
Definimos comunicación estratégica como un espacio de encuentro que implica acciones y sentidos compartidos y a las estrategias de comunicación como dispositivos de inteligibilidad que buscan hacernos ver nuevos planos, y que a partir de indagar esos puntos de contacto, hacen emerger nuevas realidades.
Comunicación estratégica, entonces, como cambio social conversacional que aporta horizontes de mayor complejidad.
Está visto que las formas tradicionales de hacer estrategia y comunicación ya no nos sirven. Que este libro, al igual que la luna, nos ayude primero a ver y luego a explorar nuevas dimensiones. Esa es hoy nuestra esperanza.
Rafael Alberto Pérez y Sandra Massoni: “Hacia una teoría general de la estrategia” Presentación del Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias. Ariel Editores, Barcelona, 2009.